Capítulo 2

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Odio las mañanas, pero sobre todo odio el instituto.

Eso sin contar que ahora odio más el instituto, gracias al momento vergonzoso momento de ayer con el entrenador.

Chase al terminar los ejercicios con los chicos salió corriendo del campo, no logré verle por ninguna parte.

Merecía una disculpa.

Al terminar la práctica Elika me llevó a casa, junto con los chicos del equipo.

—Ada, ven a desayunar.—pidió mi padre.

—Papá, entra.

Y sin pensarlo dos veces el gran Lucas Miller entró a mi habitación, mi padre se preocupaba de más por mí.

Eso en ocasiones podría resultar un poco agotador.

Sin pensarlo dos veces me repuse en mi cama, y comencé a contarle lo sucedido ayer en el instituto.

—El entrador me agrada.

—Papá, Chase no quería eso.—aseguré.—La señora Hoffer nos colocó juntos en un proyecto, para ser más clara en todos los proyectos de su curso.

Mi padre asintió intentando comprender cada una de mis palabras.

—Papá, no quiero ir al instituto, podríamos mudarnos a Rusia.—pensé.—O tal vez Alaska.—agregué.—Si, Alaska suena bien.

Mi papá sonrió.

—¿Dejarás al gran Elika Nguyen?

Mi padre tenía razón, no podemos dejarlo, no puedo dejarlo, él es mi mejor amigo.

Alejarme de él sería cómo separarme de mi gemelo siamés, somos un solo cerebro y corazón.

—Tal vez podríamos llevarlo con nosotros.

—Elijah me mataría si alejamos a su hijo de él.—aseguró.—Confío en que sabrás cómo llevar está situación, esconderte de Chase no es la mejor opción, y si suspendes literatura estarás castigada una eternidad.

Sabía que los castigos de mi padre nunca eran del todo cierto, pero no le agrada la idea que suspenda un curso. 

—Papá, podría cambiarme el nombre y tal vez aprender otro idioma, así se olvidan de mí.

—Eso suena a una solución muy inteligente de tu parte.—aseguro mi padre.

Lo vi rodar los ojos, subió su brazo y al ver el reloj que traía en su muñeca se dio cuenta que llegaría tarde si no bajaba a desayunar ahora.

—Vamos, tienes que comer ahora.—pidió.—Elika vendrá por ti en cualquier momento.

Eso si no tiene necesidades que cubrir está mañana.

Idiota.

Desayune rápidamente con mi padre, y corrí a mi habitación tenía un tiempo de al rededor de dos minutos para cambiarme.

Busqué entre el desastre de mi closet una camiseta, y me coloqué mis jeans favoritos, ya se veían desgastados, pero eso le daba mucho estilo.

Me sujeté el cabello y unté un poco de bloqueador en mi rostro, el sol de este maldito pueblo estaba acabando con mi rostro.

Elika tocó la bocina de su convertible, busqué mis tenis y me los coloqué rápidamente.

Si no salía ahora mismo Elika me haría correr dos cuadras tras su coche.

—Adiós papá.—me despedí y deposité un beso en su frente.

—Nos vemos la semana que viene, bonita.

No me sueltes. Where stories live. Discover now