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Cuando hubo antojos y "antojos"

—Johan... Johan.

—Ugh... ¿ahora qué? —gruñe el omega tapándose el rostro con las mantas.

—Quiero chocolate.

—¡Oh, no! ¡No, no, NO! —exclama Johan sentándose de golpe y mira a Louis quién está de pie junto a su cama.

—Pero es que en serio, en serio lo quiero —dice Louis haciendo pucheros.

—En estos casi cinco meses que han pasado, he ido por cualquier cosa que me has pedido, pero no iré por chocolate a las... ¡Cuatro de la mañana! —Se altera golpeando su despertador contra la mesilla.

—Pero... pero. —Louis solloza, herido por los alegatos del otro omega.

—¡Ve y molesta a tu alfa con todo esto! —exclama Johan y se voltea hacia la pared para intentar seguir durmiendo.

Louis no dice nada, incluso cuando bien podría responderle que no puede pedirle ayuda a Harry pues este vive lejos.

Así que simplemente se restriega los ojos y luego se calza unas zapatillas, busca su billetera, agarra una sudadera y sale mientras se la pone. Irá por su propio chocolate, después de todo, ¿qué puede salir mal? Sólo tiene que ir al mini market más cercano, el cual está a unas pocas cuadras del campus, por la hora casi no habrá gente en las calles. Será ir y volver, pan comido.

Pero su idea deja de parecerle genial cuando va a medio camino. Está muy oscuro, hace mucho frío y no sabe si está paranoico, pero siente pasos tras de él, por lo que voltea cada dos segundos para ver si alguien lo sigue. Está molesto por ser tan vulnerable a sus antojos, ¿no podía esperar a comprar chocolate cuando abriesen la cafetería? Ahora está asustado y no sabe si la mejor opción es volver al campus o llegar a la tienda, después de todo, ya llegó hasta ahí.

Así que acelera el paso y llega a la tienda. Está casi desierta, la única cajera que hay, parece a punto de caer dormida y aparte de un trío de tipos grandes en el sector de bebidas alcohólicas, no hay más clientes.

Él se dirige rápidamente al pasillo donde están los chocolates y toma unas cinco barras, ¿qué? Él quiere chocolate y no quiere sólo un trocito, él quiere mucho chocolate, pues al parecer, el cachorro es muy hambriento.

Con el chocolate en mano, llega a la caja y le entrega su compra a la aburrida cajera, quien apenas lo mira mientras pasa las barras por la caja. Le cobra aún luciendo desinteresada, pero entonces algo capta su atención y lo mira mejor y es cuando sonríe.

—Felicidades —dice notando la abultada barriga de Louis.

—Gracias —se sonroja mientras le entrega el dinero.

—Un antojo nocturno, ¿eh?

—Sí —responde avergonzado.

—¿Y dónde está tu alfa que no vino él a comprarlo? —ella pregunta sonando levemente indignada.

—Uh... él... vive en otra ciudad —responde Louis, deseando que le entregue su vuelto pronto, pues quiere volver a su habitación, cada segundo que pasa se arrepiente más de haber salido solo.

Voyeur (Larry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora