Cap. 55

705 86 12
                                    

—Vaya

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Vaya... qué poco has tardado en despertar...

Aún adormilada, levanto la cabeza e intento enfocar pero mi vista está borrosa. Poco a poco, distingo la silueta de Miren y he de decir que la situación apenas ha cambiado pues permanecemos en el mismo lugar y posición. Sin embargo, al moverme descubro que tengo las manos atadas a la espalda y eso hace que me espabile de golpe. Forcejeo pero lo único que consigo es hacerme daño en las muñecas. Miro a mi derecha y veo que Samir aún está inconsciente.

—Parece que tiene menos resistencia a los somníferos que tú.—Agita un pequeño bote de condimentos con polvo blanco en su interior—. Aunque la dosis ha sido pequeña, seguro que todavía duerme un rato.

La observo con atención. No deja de sorprenderme qué poco se parece a la Miren que hasta ahora conocíamos.

—Has tenido a todo el mundo engañado.

—Incluso a ti —refuta con cierto aire de satisfacción.

—Incluso a mí —admito —. Si no te hubieras delatado tú misma con esta medida desesperada, habrías podido continuar con tu mentira.

Frunce un poco el ceño y sé que no le gusta lo que le estoy diciendo.

—Me estabas poniendo entre la espada y la pared, pensaba que ya me habías descubierto —protesta y hace un mohín como una niña pequeña.

—En eso te equivocas, mi intención era que confesaras que Andoni era el artífice de todo. Sabía que había algo entre vosotros pero pensaba que él te estaba coaccionando.

—Puede que así sea.

Esta tía se cree que soy tonta.

—De eso nada. Estás colaborando con él de "motu propio". La que está frente a mí es la verdadera Miren y la que conocíamos hasta ahora, no era más que un papel a interpretar y con el que no levantar sospechas, ¿verdad?

Aplaude teatralmente y creo que el mundo del espectáculo ha perdido una gran actriz.

—¡Bravo! ¿Por qué no sigues? Quiero escuchar tus teorías, tengo curiosidad por ver hasta dónde eres capaz de llegar con tus indagaciones.

Pienso en negarme, sin embargo, seguir hablando es la única forma de ganar tiempo.

—De acuerdo, juguemos. —Dedico un instante a pensar por dónde empezar—. Diré que Andoni fue el que empezó con todo esto, siguiendo los pasos de su abuelo. La primera víctima no fue Amira. Seguramente hubo alguna otra persona antes, puede que de fuera de Leaza. Y tú, quizás de casualidad, le descubriste.

—¡Muy bien Maite! Así es. No sé si sabes, pero hay un camino secundario detrás del caserío, que casi nadie conoce. Algún pastor y poco más. Si lo sigues, llegarás al palacete de los Román-Arteaga. Muchas veces he recorrido ese camino huyendo de mi padre borracho. Y un día le encontré, justo cuando estaba terminando de enterrar algo. Solo que no era algo, sino alguien. Ni siquiera quise saber quién era, lo que le pregunté fue qué se sentía al matar.

El diablo se comerá tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora