Cap. 12

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"Te veo todos los días con Mei y parecéis buenas amigas"

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"Te veo todos los días con Mei y parecéis buenas amigas".

No dejo de dar vueltas a esa frase. Incluso me he despertado pensando en ella...

Estoy sentada en una de las largas mesas de la biblioteca del instituto. He venido por la tarde, pensando que en este espacio me concentraría mejor para preparar una presentación que tengo que hacer para la clase de Inglés pero lo único que hago es divagar. ¿Era Samir consciente de lo que encerraban sus palabras? Porque decir "te veo todos los días", para mí significa que me presta más atención de lo que yo creía. Aunque en realidad, puede que solo fuera una forma de hablar y yo me lo estoy tomando al pie de la letra. Después de llegar a esa conclusión, me pregunto a mí misma por qué esto me altera tanto y entonces, mi subconsciente, yendo por libre, como hace siempre, me trae de vuelta el recuerdo de Samir, pegado a mi espalda, hablándome al oído. Un escalofrío me recorre entera al sentir de nuevo esa sensación...

Agito la cabeza, intentando borrar todos esos pensamientos y centrarme en lo que he venido a hacer. "Deja de pensar en él —me digo a mí misma—. Cualquiera diría que te gusta". Y entonces me doy cuenta, ahí está... como un pequeño nudo, enmarañándose sobre sí mismo. Ese es el problema. Que me gusta.

Me froto los ojos molesta, convencida de que se me ha ido la olla del todo y entonces me fijo en que Andoni ocupa una mesa a varios metros de distancia, justo en mi espacio de visión. No entiendo cómo un detalle así me ha pasado desapercibido hasta que me doy cuenta de que otro alumno me tapaba la vista y ahora este, busca un libro en una de las estanterías cercanas. Aprovecho para observarle, parapetada tras mi portátil, sabiendo que una ocasión como esta no se repetirá fácilmente.

Andoni permanece enfrascado en su tarea, rodeado de varios libros, cuadernos y su portátil. Tiene tanto material esparcido por la mesa que ocupa el espacio de varias personas, pero entiendo que con el miedo que infunde, nadie tenga la loca idea de sentarse cerca. El chico que me tapaba la vista regresa a su asiento, en la otra punta de la mesa y no puedo evitar sentirme molesta. Aunque, de todas formas ¿qué pretendo averiguar vigilando a Andoni en una biblioteca? Llego a la conclusión de que lo mejor que puedo hacer es centrarme de nuevo en mi trabajo y dejarme de tonterías.

Recorro la sala con la mirada y veo a Miren acercarse a una de las estanterías cerca de la zona en la que estoy sentada. Diría que está buscando un libro en concreto, pero cada poco mira a los lados, desconfiada. Me fijo en que, como siempre, lleva un jersey enorme y sujeta el borde de los puños con los dedos. Parece un cervatillo asustado.

Gira para revisar la siguiente estantería y cuando localiza lo que estaba buscando, un par de baldas por encima de su cabeza, Andoni aparece a su lado.

—¿Es este el que quieres?

Aunque están a varios pasos de distancia, entiendo sus palabras perfectamente. Miren asiente totalmente cohibida y al estirar el brazo para tomar el libro que él ya está sacando de su lugar, la manga del jersey se le resbala hasta el codo, dejando ver unas marcas que resaltan en la pálida piel. Ella, sosteniendo ya el libro, se apresura a taparse de nuevo, pero él la sujeta molesto.

El diablo se comerá tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora