CAPÍTULO 75

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ISABELLA

Cuando Violeta se fue me quede pensando en lo que dijo «ahí tienes la respuesta». Y es así. Aunque mi miedo quiera consumirme, mi bolita me está dando fuerzas.

Ronald no volvió ese día y tampoco esa noche. Lo llamé en varias ocasiones, pero nunca respondió. Quise darle tiempo, lo que escuchó fue horrible y seguramente está procesando toda la información.

—¿Has hablado con él? —le pregunto a Arno, quién está en la cocina junto a Blanca.

—Ayer estuvo en el depósito del sur contando una mercancía y luego se retiró con Evans.

—¿Sabes dónde se ha quedado?

Aunque le estoy dando su espacio, también quiero saber dónde está. Además, me prometió que me acompañaría a la reunión con mi madre, pero parece que no lo hará.

—La noche del jueves se quedó en el apartamento de Evans, tal vez hizo lo mismo anoche.

—¿Puedes llamarlo? —Tal parece que lo único que saldrá de mi boca son pregunta, tras, pregunta.

—Trataré de comunicarme con él —hace una mueca que indica que me está mintiendo.

—Suéltalo —me mira con sorpresa —estoy aprendiendo a leer a las personas y tú me estás mintiendo.

—Está con Evans, lo prometo.

—¿Puedes llevarme allí luego de reunirme con mi madre?

—Oliver y yo iremos con usted al encuentro —evade mi pregunta —Oliver entrará con usted y los demás estaremos cerca.

—O sea que has hablado con Ronald —afirmo —bueno, si sabes que está bien entonces me quedo tranquila.

Dicho esto, regreso a mi habitación para poder cambiarme a algo más cómodo y abrigado —este mes es realmente frío— recojo mi abrigo y mi bolso antes de dirigirme a la salida donde ya me están esperando.

El camino al restaurante fue largo, el tráfico no ayudó mucho con la movilidad. Antes de bajarme del auto le hice una última llamada a Ronald y le dejé un mensaje de voz.

—Quiero saber si estás bien. También necesito hablar contigo. Me reuniré con mi madre.

Oliver sigue el mismo esquema de seguridad y luego me abre la puerta indicándome que ya puedo salir del auto.

—Yo ingresaré contigo —me recuerda —estaré en la mesa del lado.

—Te lo agradezco —digo con sinceridad.

No sé qué va a decir o hacer mi madre, así que agradezco que alguien de confianza esté a mi lado, ya que Ronald no pudo venir.

Entro al restaurante y me acomodo en la mesa que reserve, mi madre aún no ha llegado y eso me da tiempo de pedir algunas bebidas.

—Princesa —esa palabra se arrastra en una voz inconfundible y hay algo de burla en ella.

Levanto mi mirada y veo a la hermosa mujer frente a mí. Mi madre siempre ha sido hermosa y las arrugas que empiezan a notarse en su rostro no le minimizan la belleza. Su cabello oscuro está sujetado en una cola alta y sus grandes ojos cafés tienen el mismo brillo de siempre.

—¡Madre! —hablo más fuerte de lo que deseo e intento ponerme de pie, pero me hace un gesto con su mano para que no lo haga.

—Te confieso que me sorprendió mucho cuando me llamaste —empieza a hablar ignorando las formalidades —pensé que tu nido de amor había acabado.

Su tono irónico no pasa desapercibido en ninguna de sus palabras.

Quiero hacer las preguntas y marcharme, pero sé que con mi madre no será tan rápido.

GRACIAS AL ACUERDO. © Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin