CAPÍTULO 62

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RONALD

La primera vez que recuperé la consciencia creí que aún estaba en ese lugar en el que me tenía mi tío. Que había vuelto a curar mi cuerpo para herirlo nuevamente y quise correr, pero la luz cegadora y la iluminación del lugar me hizo comprender que ya no me encontraba allí, que me habían llevado a un lugar diferente.

Cuando quise levantarme sentí un fuerte dolor en mi cabeza y nuevamente me hundí en la oscuridad, pero esta vez ya no había silencio, logre escuchar la voz de una mujer y en el fondo deseaba que fuese mi rubia, pero estoy seguro de que no era ella y eso lo confirme cuando rato después la pude oír.

Se escuchaba enojada, pero hablaba casi en susurros. Le estaba reclamando a alguien por estar aquí, aunque no entendía muy bien lo que se decía, sólo podía concentrarme en la melodía de la voz de mi mujer.

Un rato después la voz de la otra mujer se desvanece junto a su presencia porque solo puedo sentir a una persona.

Siento como me sostienen la mano y reparten suaves caricias en ella.

—Estás demorando —la escucho hablar después de un rato —en esta situación no puedo darte tu regalo especial.

¿Regalo especial? Trato de moverme, pero se me es imposible.

—Me compré algo para que lo vieras en mí —solo puedo escucharla y es agonizante, porque su voz está llena de dolor, rota y cansancio y odio que se sienta así —quería llevarte a cenar, darte un regalo que no necesitas, pero que llevarás todos los días como esta pulsera.

«Yo también quiero llevarte a cenar, caminar contigo por algún lugar tranquilo como lo hicimos aquella vez en Rusia». «Quiero llenarte de detalles y amor». Son mis pensamientos cuando ella deja de hablar por un momento.

—Se supone que hoy debería ser un día alegre, que celebraremos tu cumpleaños como tú lo hiciste conmigo —un sollozo sale de ella y me estoy maldiciendo en este momento por no poder darle mi atención y abrazarla como ella se lo merece.

Si hoy es mi cumpleaños, eso quiere decir que han pasado varios días desde que mi tío y Antón me hicieron la emboscada.

¿Cómo hicieron para encontrarme?

—Pero te confieso que hoy las cosas han salido bien con una única excepción —percibo cuando se acomoda donde sea que me encuentre acostado —el doctor me dijo algo maravilloso y anhelo que eso suceda hoy.

Hago lo único que puedo en este momento y es escucharla, todo lo que dice me lo grabo porque haré que todas sus promesas las haga realidad en cuanto yo pueda despertar —porque lo haré— despertaré y pondré todo el su lugar.

Acabaré con las personas que me dejaron en esta posición, los haré pagar por el sufrimiento de mi mujer. Duplicaré lo que me hicieron en ese mugriento cuarto y sus lamentos y ruegos no los podrán salvar.

—Quisiera quedarme toda la noche junto a ti, pero debo encargarme de algunos asuntos para que todo esté en completa normalidad cuando despiertes y solo tengas que preocuparte por tu recuperación.

Siento sus dulces labios sobre los míos y me esfuerzo por responder al beso, pero lo único que puedo hacer es un leve movimiento con mi mano que la hace retroceder de inmediato.

—Vuelve a hacerlo —pide, pero mi cuerpo parece no responder esta vez.

Luego de escuchar esas tres palabras dejo de escuchar todo lo que pasa a mi alrededor o donde quiera que esté. La misma oscuridad de hace un rato me sumerge y me cuestiono si lo que escuche fue real o simplemente fueron las alucinaciones del momento a causa de lo que estoy viviendo.

GRACIAS AL ACUERDO. © Where stories live. Discover now