Capítulo 16

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 Durante el tiempo que estuvieron en aquella cabaña, se habían barajado varias opciones de cómo podía salir mal el plan. Se crearon caminos de huida y se dividieron en grupos para que todo pudiese salir perfecto. Pero por supuesto todo se acabó yendo al garete.

 Soap, König y Ghost tenían que coger a Leo Novikov sin llamar la atención. Se mezclaban entre la gente con ropa de calle, mirando alrededor y divisando a lo lejos al hombre que tanto habían buscado. Pero al parecer no fueron lo suficientemente discretos y los compañeros de Leo fueron a por ellos. Se intercambiaron disparos y se pusieron a cubierto, una de las balas acabó en el muslo derecho del ruso. No sólo no habían conseguido atraparle, sino que le habían herido y tenían que salir huyendo. Por si la situación no fuese suficientemente mala, sus radios no funcionaban por más que intentaban contactar con Price o Alejandro, probablemente les habían cortado la señal. Los tres tuvieron que moverse rápido entre las calles, poco a poco dejando atrás a los grupos de rusos y finalmente llegando donde Alejandro y Rudy se encontraban.

-¿Qué ha pasado?- Dijo Alejandro comprobando que estuviesen bien.

-No hemos conseguido cogerle, ha escapado. Tenemos que largarnos de aquí.- Respondió Soap entre respiraciones fuertes,

-¿Y el resto?- Ghost observaba de un lado a otro sin encontrar rastro de la pelirroja.

-Hemos contactado con ellos antes y han dicho que se movían a la posición B.- Alejandro también parecía nervioso.

 Esperaron lo que les pareció una eternidad hasta que escucharon la radio. Ghost corrió junto a Rudy, intentando escuchar lo que pasaba. Con un sonido bastante malo y entrecortado, oyeron la voz de la doctora a través de aquel aparato.

-Chicos, soy Artemis. Gaz ha sido apuñalado y está inconsciente. Lo he encondido en el conducto de la primera sala del edificio de oficinas. Tenéis que venir rápido a por él o se desangrará.

-¿Y qué pasa conti...?- Antes de que Rudy pudiese terminar la frase, se escuchó como en el otro lado se perdía la señal con Artemis y a Ghost le dio un vuelco al corazón.- ¿Artemis?

-Mierda, tenemos que ir a por ellos.- El de la máscara no lo dudó un segundo, agarró su pistola y, junto a los demás, corrieron al edificio de oficinas, Alejandro se quedaba vigilando los coches.

 Mientras el aire gélido chocaba con los ojos de Ghost, su mente imaginaba los peores escenarios posibles. Llegaron a aquel edificio y todos observaban los agujeros de bala que decoraban las paredes y cristales. Había cuerpos por todas partes, pero gracias a Dios ninguno pelirrojo. Entraron con las armas en alto a la primera sala de oficinas y se encontraron con Price, que les apuntaba de vuelta.

-Mierda, ¿estáis bien?- Preguntó el Capitán, sus manos en la herida de Gaz, que yacía inconsciente en el suelo.

-¿Y Artemis?-Ghost estaba alterado, había localizado la mochila de la chica, pero ningún rastro de ella.

-No lo se, he estado peleando con unos cuando buscaba una salida. Luego he escuchado la radio y he venido en cuanto he podido. Parece que ha detenido el sangrado de Gaz, pero aun así necesitamos sacarle de aquí.

-No podemos dejarla. Si se la han llevado...- Soap estaba igual de preocupado que Ghost, casi como si fuese un hermano para la doctora.

-Chicos. Venir.- La voz grave se escuchó desde la entrada al edificio, donde König vigilaba que no volviesen los enemigos.

 Rudy y Simon fueron con él y en la calle vieron a una civil con las manos en alto. Tenía arrugas en la cara, aunque no parecía muy mayor y una tela le cubría el pelo.

-La chica. Rojo, pelo rojo.- La señora parecía intentar comunicarse en inglés con ellos, aunque su acento hacía complicado entenderla.- Bosque. 

 De uno de los portales de la calle salió un adolescente, sus manos también en alto. Se situó junto a la señora y después de estudiar a los solados por unos segundos, habló.

-Lo que mi madre intenta deciros es que se han llevado a la pelirroja en los coches al bosque.- El chico pareció pensar unos segundos y después de intercambiar miradas con su madre, bajó las manos y continuó.- Esos hombres son malos, no les queremos por aquí y no les debemos nada. En el bosque del sur de la ciudad hay un edificio antiguo. Con la nieve no deberíais tener problemas en seguirles el rastro. Por lo que he escuchado, es como su guarida.

 El adolescente agarró la mano de la señora y juntos se volvieron a meter en el portal. Entre los tres esperaron a Soap y Price, que llevaban a Gaz sujetándolo por los brazos.

-Sabemos dónde puede estar.- Dijo Rudy mirando a sus tres compañeros.- Podemos avisar a Alejandro y usar los coches para ir allí.

-Pero tenemos que llevar a Gaz a la cabaña.-Respondió König mirando a su compañero inconsciente.

-Volvamos todos donde los coches. Que Alejandro se lleve a Garrik de vuelta y nos esperen allí. Los demás vamos a por Artemis con el otro Jeep.- Ordenó Price con una mirada seria.

 Hicieron lo que el Capitán había dicho. Se despidieron de Alejandro y por el retrovisor vieron como se perdía en las calles. Los cinco, que iban un poco apretados en el vehículo, avanzaron por las ciudad hasta llegar a las afueras. Siguieron las indicaciones del adolescente y se metieron en el bosque, observando el rastro de ruedas de coche en la nieve amarillenta. Soap movía su pierna de arriba abajo nervioso, König miraba de una ventana a otra buscando cualquier pista de dónde estaban y Ghost, sin darse cuenta, rascaba la culata de su pistola con sus guantes.

 El edificio medio derruido apareció pronto en su visión y aparcaron entre los arbustos cubiertos de nieve. Con los rifles y pistolas rodearon el edificio y entraron silenciosamente, pero sólo encontraron a un ruso al que redujeron en segundos.

-¿Dónde está? ¿Y la chica?- El hombre al ver la figura intimidante de König sobre él, no se lo pensó y vendió a sus compañeros.

 Les dijo que habían salido tras ella, que había conseguido escapar. Pronto encontraron pisadas sobre la nieve y las siguieron tan rápido como pudieron. El bosque parecía interminable y podían sentir el frío entrando por las mangas y el cuello de sus chaquetas. Después de lo que le pareció a Ghost una eternidad, escucharon voces cerca suyo. Caminaron agachados y al ver por fin a los rusos, se dividieron rodeándoles silenciosamente. El de la calavera vio en el centro del claro a Artemis, arrodillada en la nieve. Sus ojos se posaron en la camiseta de la chica, que parecía estar empapada de algo y vio el cuchillo clavado en su hombro. Una sensación de ira se apoderó de él, más al ver a la chica sonriendo a Leo, tan valiente como siempre. No la perdería, no dejaría que la tocasen. Le hizo un gesto a Price, que lo imitó para Soap y poco a poco todos apuntaron a algún ruso. Los disparos se escuchaban entre los árboles, la sangre de los que morían tiñendo la nieve bajo ellos. La concentración de los de la Unidad 141 eliminaba rápidamente a todos los enemigos hasta que sólo quedó Leo en pie. Siguieron avanzando, sus rifles apuntando al terrorista que tantos problemas les habían causado y entre Rudy y Price le pusieron las esposas y quitaron todas las armas que llevaba. Artemis cayó en el suelo y Ghost se acercó corriendo a ella. Sus ojos seguían entreabiertos, pero no estaba seguro de que les distinguiese en ese momento. La pelirroja temblaba entre sus fuertes brazos, König puso su chaqueta sobre ella, Soap la miraba preocupado y entre los tres observaron como finalmente cerraba los ojos.

-Tenemos que sacarla de aquí.- Susurró Ghost.

 No hizo falta decir más. Volvieron al Jeep rápido, metieron al ruso violentamente en el maletero y entraron. Rudy conducía y Price iba de copiloto. Mientras los otros tres hombres iban en los asientos traseros, el cuerpo frío de Artemis seguía temblando entre los brazos de Ghost, mientras sus piernas descansaban sobre los muslos del austriaco y el escocés. Simon acariciaba la mejilla pálida de la chica, quitando con cuidado algunos mechones de su cara mientras esta se apoyaba en su pecho. La sangre de la pelirroja manchaba el chaleco antibalas del hombre y este intentaba no rozar el cuchillo que seguía clavado en su hombro. Siguieron conduciendo rápido y pronto cruzaron de nuevo la ciudad para volver hacia la cabaña. Ninguno parecía tener fuerzas para hablar y todos enviaban de vez en cuando miradas de preocupación hacia Artemis.

La doctoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora