Capítulo 13

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El viaje en avión hasta Ucrania fue largo, pero divertido. Se contaron historias, anécdotas de antiguas misiones, de cuando todos eran sólo unos reclutas e incluso de sus infancias. Artemis miraba de vez en cuando las nubes pasar por las pequeñas ventanas de aquel avión militar. Llegó un punto en que todos estaban tan cansados que se quedaron dormidos en los incómodos asientos como pudieron. Con cuidado la pelirroja se acercó a Soap y les sacó una foto a él y a König, que se habían dormido abrazados. Alejandro y Gaz también estaban soñando, mientras Rudy y Price charlaban en voz baja para no despertar a nadie. Ella se sentó junto a Ghost, que simplemente miraba alrededor.

-¿Tú no duermes o que?

-Puedo preguntarte lo mismo, cariño.- Le respondió el hombre con un tono seductor.

-¿Cariño? ¿Así es como llamas a tu Doctora? Que falta de respeto.- Le respondió ella entre pequeñas risas.

 Ghost miraba hipnotizado a la pelirroja. Estudiaba cada arruga que se le formaba en su pequeña nariz cada vez que se reía, sus mejillas rosadas y aquel pequeño mechón que se le caía sobre la cara. Una sonrisa se le formó bajo la máscara, sintiéndose suertudo con ella al lado. Artemis apoyó su cabeza en las piernas de este, tumbando el resto de su cuerpo en los incómodos asientos.

-Espero que no te importe.- Dijo ella con una sonrisa mientras cerraba sus ojos, acomodándose con cuidado en los muslos del soldado.

 Él se quitó los guantes y con cuidado empezó a acariciar el suave pelo de la chica, que poco a poco se quedó dormida. Cuando miró a uno de los lados, vio a Price sacándoles una foto juntos, pero no se enfadó. De hecho le gustaba la idea de poder guardar aquel recuerdo. La manera en la que con ella se sentía a gusto, querido.

 Pasó una hora más de viaje y al fin llegaron a la base. Ghost acarició con cuidado la mejilla de la Doctora para despertarla. Los ocho bajaron cargados de mochilas militares, sus caras llenas de cansancio. El piloto del avión les dio un mapa y les indicó donde estaba los jeep.

-A ver, el ejército nos a preparado una cabaña en medio del bosque, cerca de Oriol. Tenemos que conducir por carreteras pequeñas y aisladas para cruzar la frontera de Rusia sin ser vistos y luego llegar hasta allí. El viaje va a ser largo y os necesito todos atentos.- Dijo Price, su cara más seria de lo normal.

 Todos asintieron y se metieron en los dos coches. Como le Capitán había dicho, el viaje fue largo y tedioso. Las carreteras que usaban estaban a menudo en malas condiciones, tenían agujeros y curvas muy cerradas y seguidas. Al fin llegaron a la cabaña. Era grande y rústica, más de lo que Artemis habría esperado viniendo del ejército. Entraron en el edificio, dejando sus mochilas a un lado mientras inspeccionaban lo que parecía el salón.

-Wow, si que se lo han montado bien.- Dijo Alejandro con una sonrisa.

-Recordarme que le de las gracias a Lawell.- Respondió Price, también observando con una sonrisa el lugar.- A ver, hay cuatro habitaciones, cada una con dos camas. Alejandro y Rudy tenéis la habitación arriba a la derecha. Soap y König la del medio y Gaz y yo la de la izquierda, Ghost y Artemis, vosotros tenéis la única abajo, por si acaso.

 Los demás dejaron escapar unas pequeñas risas al escuchar a Price, mientras las mejillas de la pelirroja se tornaban rosadas. Con ello todos llevaron sus mochilas a sus habitaciones. Ghost y la pelirroja entraron en la sala. Tenía dos camas, sí, pero a Price se le había olvidado decir que estas estaban pegadas la una a la otra. No deshicieron las mochilas por si hubiese una emergencia poder irse de allí más rápido. Artemis se quitó la chaqueta y la dejó sobre la silla en la esquina de la habitación, y después se quitó su camiseta, quedándose sólo en sujetador, mientras buscaba una camiseta de manga larga en su bolsa. Ghost la miraba de reojo, aquel sujetador negro de encaje atrayendo su mirada.

-¿Prefieres derecha o izquierda?

-Me da igual.- Respondió la pelirroja mientras se ponía la camiseta.

-Ya, seguramente acabemos durmiendo juntos al final...-Ghost estaba juguetón y a Artemis no la importaba, en realidad la divertía.- No me lo has negado.

-Primero cenemos, luego ya veremos que pasa.- La chica la guiñó un ojo y salió de la habitación para ir a la cocina, donde Rudy y Soap ya preparaban la cena.

 Pusieron la mesa entra risas y sirvieron los sandwiches. La noche fue tranquila, entre todos jugaron unas partidas de póker y descubrieron que Price era realmente bueno tirando faroles, al igual que la pelirroja. Después de unas cuantas partidas los hombres se retiraron a sus camas para descansar, sabiendo que mañana sería un día duro. Artemis y Ghost se fueron juntos a su habitación, el hombre cerró la puerta detrás de si y puso el pestillo.

-Dime que no duermes con la máscara.

-Siempre.- Ghost empezó a quitarse su ropa, primero la chaqueta militar, luego su camiseta negra ajustada, sus pantalones...- No te importa si duermo sólo en boxers, ¿no? Aquí hace calor.

-Pensaba dormir yo también en ropa interior, así que.

 La pelirroja se quitó también su ropa. Se tumbó en su cama, encima de las sábanas para huir del calor, su pelo ahora suelto sobre la almohada. El hombre se tumbó junto a ella, sus manos encima sus abdominales. Los dos miraban el techo de la habitación en silencio, sus brazos y piernas rozándose.

-¿Y si apago la luz?

-¿Perdón?- Preguntó confuso Ghost.

-Que si te quitas la máscara si apago la luz. No te vería la cara y dormirías más cómodo, ¿no?- Artemis giró su cara para mirar directamente los ojos oscuros del hombre.

 Ghost dio un suspiró y después se giró también para mirarla fijamente. Asintió con la cabeza y observó a la pelirroja levantarse y darle al interruptor, quedándose completamente a oscuras. Por un segundo dudó, pero duró poco. Estaba seguro y jamás se sentiría tan a gusto como con ella, así que con cuidado se quitó la máscara, dejándola en el escritorio al lado de la cama. Sintió como Artemis se tumbaba junto a él y notó más movimiento que al principio no supo identificar. La chica se juntó más a él y sintió como pasaba un brazo por encima de sus pectorales, el pecho desnudo de ella descansando en su piel áspera. Acarició con cuidado la mejilla ahora al descubierto de Ghost, encontrándose alguna cicatriz en el recorrido, imaginándose cómo sería realmente. Sus labios se juntaron y se besaron con necesidad durante lo que parecieron horas, sus cuerpos juntos. Después se separaron para respirar, la pierna de Artemis por encima de las de Ghost y la mano de el hombre acariciando suavemente su muslo. Apoyó su cabeza en el pecho de el soldado, todavía abrazándole y cerró los ojos, escuchando el ritmo de su corazón.

-Buenas noches Simon.

 Aquel susurro resonó en la cabeza del hombre hasta que se quedó dormido. Se sentía feliz y mantenerla cerca se había convertido en una de sus prioridades en ese momento. Podía permanecer así por días sin cansarse.

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