Capítulo 7

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Artemis preparó la enfermería, todavía con la voz del General sonando en su cabeza. ¿Quién se creía que era para soltar su nombre como si nada? Se había esforzado durante años para convertirse en Artemis. Un nombre no impuesto por sus padres, si no que lo había conseguido, se lo había ganado y eso la satisfacía. Se cambió a su uniforme y fue con los demás a esperar el camión donde vendría la Unidad 13 y el prisionero.

-¿Cómo estás?- Le preguntó un König preocupado.

-Perfectamente.- Soltó con sarcasmo la otra.

-Sabes que puedes hablar con nosotros, ¿verdad?- Rudy la puso la mano en su hombro, reconfortándola.

-Lo se, gracias chicos.

Después de unos minutos de espera, el camión apareció a lo lejos. De él bajaron diez soldados y el que parecía el prisionero. Tenía el pelo rojo teñido, los brazos musculosos llenos de tatuajes y cicatrices y la sangre le caía de la nariz. Le llevaban a rastras y a medida que se acercaban podían ver más y más heridas.

-Buenos días caballeros y dama.- Dijo Mark con un guiño hacia la pelirroja, el que parecía el líder de esa Unidad.-Os traemos un regalo.

Price, que era el primero de la Unidad 141, se limitó a mirarle serio, sus ojos tapados con la sombra del gorro.

-Vaya, no sois los más animados por lo que veo. Eh guapa, enséñales dónde está la enfermería.

Antes de que ninguno de sus amigos pudiese reaccionar, Artemis se acercó al hombre.

-Llámame así otra vez y os echamos de nuestra base. Para vosotros soy Doctora. ¿Queda claro?- Dijo esta seria, sus brazos en la espalda, mientras miraba fijamente al hombre.

-Wow, perdona Doctora. Veo que alguien está en sus días.

Ella le ignoró, se acercó a los dos soldados que llevaban a el preso y les indicó que la siguiesen. Los cuatro desaparecieron en la base, mientras el resto de ambas unidades se quedaron allí.

-Menudo bombón os habéis buscado Price.- Dijo otra vez Mark. No le dio tiempo ni a reaccionar cuando el brazo fuerte de Price le agarró del cuello de la camisa y lo estampó contra la pared mas próxima.

-Vuelve a hablar así de ella y os prometemos que no saleis de aquí con vida.

Mark miró sorprendio a Price, luego a los demás de la Unidad 141. Todos tenian la misma cara de enfado, sus miradas capaces de intimidar a los más fuertes. El resto de soldados de la base observaban la escena también serios y los de la Unidad 13 se miraron entre ellos, entendiendo que no eran bienvenidos.

-Vale vale, lo siento. Solo era una broma.

-Ni la menciones...- Esta vez fue Ghost quien habló, su voz fría y grave mandó un escalofrio a la espalda de Mark, quien levantó las manos para que Price le soltara.

Mientras, en la enfermería, Artemis tumbaba al preso en la camilla. Los dos soldados que la acompañaban le pusieron esposas en los brazos del hombre para que así no se moviese. La doctora se puso manos a la obra. Le curó todas la heridas de la espalda, luego el golpe en la cabeza. El hombre estaba consciente y no parecía que le doliese, observaba fíjamente a la doctora, como un león que mira a su presa.

-Vigiladle.- Les dijo a los dos soldados. Luego se dio la vuelta y empezó a lavar sus herramientas y a preparar otras.

Los soldados recibieron un aviso por radio para que fuesen con el resto de su unidad, aviso que Artemis no escuchó al estar concentrada con las medicinas. Los dos hombres se fueron sin decirla nada y dejándole sola con el preso. Este se quitó las esposas con un clip que les había robado y silenciosamente fue a la puerta y la cerró, atrancándola con las esposas. Comenzó a andar lentamente a la chica, que seguía concentrada en limpiar las herramientas. Artemis sintió un escalofrío en la espalda y al darse la vuelta algo la golpeó, dejándole inconciente y haciéndole una brecha en su cabeza. El preso aprovechó para taponar la puerta con más camillas mientras pensaba en un plan de escape.

La doctoraWhere stories live. Discover now