Capítulo 3

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Price y Gaz fueron donde la Unidad 45 esperaba noticias de la doctora. Todos los soldados estaban llenos de barro, sus uniformes mojados y llenos de agujeros. Algunos esperaban de cuclillas, otros sentados en el suelo y los más inquietos iban de un lado a otro del pasillo. Gaz se acercó al líder de la unidad y, poniendo una mano en su hombro, le preguntó por lo sucedido.

-La misión ha salido perfecta, al menos hasta que han llegado fuerzas enemigas. Nos hemos visto acorralados y Luke nos ha ganado más tiempo con el sniper. Pero ninguno hemos visto que llegaban más por detrás y le han disparado.- El soldado no apartó la mirada del suelo mientras contaba lo ocurrido.

De repente Artemis abrió las puertas de la enfermería de una patada. Estaba cubierta de sangre y sudaba del esfuerzo, pero no parecía importarle.

-Necesito ayuda, tenéis que sujetarle para que no se mueva.

Price y Gaz entraron sin pensarlo un segundo y vieron al soldado pálido, uno de sus brazos sobresaliendo de la camilla. El suelo tenía un gran charco de sangre en el que se veían pisadas de la chica.

-Sujetadle fuerte.

 Ambos obedecieron a Artemis y sujetaron con fuerza al soldado, que se limitaba a respirar con dificultad. Vieron como ella agarraba unas pinzas y sin previo aviso las metió en la herida del hombro. El soldado comenzó a moverse con espasmos, soltando gritos de dolor que se podían escuchar hasta en el otro lado de la base. Consiguió coger la bala y la sacó rápido pero con cuidado. Observo de cerca el agujero y, cerciorándose de que no tuviese nada más roto dentro, cogió una aguja y comenzó a coserla. El soldado se había desmayado y Gaz y Price se limitaba a mirar cómo la doctora trabajaba.

-Gaz, échate a un lado, me tapas la luz.- Dijo esta todavía concentrada en coser correctamente la piel.

Después de terminar, cogió una tela y limpió bien la herida y el brazo de este, quitando toda la sangre que pudo. Luego colocó la camilla en un lateral y colocó unas vías en su brazo. Cuando estuvo satisfecha, se quito los guantes de látex y salió de la enfermería. Los compañeros del herido se acercaron corriendo a la chica, expectantes por saber las noticias.

-Se pondrá bien. Va a necesitar reposo, pero no tiene nada dañado en el hombro, así que podrá seguir dando guerra. Se va a quedar aquí unos días, podéis visitarle e incluso alguno podéis dormir en una camilla si así estáis más tranquilos, pero no le despertéis, ¿vale?

-Gracias doctora, pensábamos que le perdíamos.

Ella les sonrió y después abrió la puerta, dejando entrar al grupo para que así viesen a su amigo. Artemis se acercó al grifo que había fuera y se limpió los brazos de sangre, sabía que tendría que lavar su ropa también, pero estaba acostumbrada.

-Nunca había visto a alguien curar una herida de bala con tanta facilidad.-Dijo Price situándose a su lado.

-Ha sido increíble la verdad.- Gaz observaba a la chica, todavía asombrado con lo bien que se las había apañado.

-Te acabas acostumbrando a verlas y al final, se te hace incluso fácil, aunque sigo sin acostumbrarme a la sangre. Da igual cuantas veces me limpio, que siempre siento que todavía la tengo encima.

Price y Gaz sabían que estaba cansada, que la repentina emergencia había hecho que la chica sudase por todo el movimiento.

-Decidme que me habéis guardado la comida.

Cuando llegaron al comedor todos los soldados se habían ido, excepto la Unidad 141. Seguían en el mismo sitio, charlando entre ellos alegremente. Artemis se dejó caer en la silla cerrando los ojos y echando su cabeza hacia atrás. Ghost observó la ropa de la chica, que seguía llena de sangre, y como a esta no parecía importarle.

-¿Cómo está el soldado?- Preguntó König con curiosidad.

-Esta bien, le he quitado la bala y he cosido la herida, podrá mover el brazo en un par de semanas.- Respondió la doctora todavía con los ojos cerrados y con una voz cansada.

Christian apareció por detrás con el pollo calentado. No pudo evitar abrir sus ojos al ver la sangre en la camiseta beige de la chica, pero no dijo nada.

-Gracias.

Artemis empezó a devorar el filete de pollo y la ensalada, bebiendo agua entre bocados. Todos la miraban sorprendidos.

-¿Cómo puedes comer con toda esa sangre encima?- Preguntó Alejandro, sin despegar la vista de la doctora.

-Te acostumbras.

En cuanto terminó de comer, volvió a descansar la espalda en el respaldo y estiró sus brazos y el cuello. Luego soltó un gran bostezo, ganándose la sonrisa de todos.

-Deberías dormir.- Le dijo Price poniendo su mano en el hombro de la chica.

-Debería, sí. Decidle a los de la Unidad 45 dónde está mi habitación por si Luke se despierta por la noche o algo. Porfa.

Se levantó de la silla y salió del comedor arrastrando los pies del cansancio. Todos miraron como se iba, no pudieron evitar sentir lástima por ella.

-Pobre, menudo primer día.- Rudy rompió el silencio.

-Teniais que haberla visto actuar, es una verdadera profesional.- Dijo Gaz.

Artemis llegó a su habitación y se quitó la ropa rápido, dejándola en el suelo frío, para al día siguiente intentar lavarla. Se puso su pijama y, apagando la luz, se tiró a la cama y se durmió al instante. Los mechones rojos invadían su cara, moviéndose de un lado a otro con la respiración de esta.

La doctoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora