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— Por problemas de logística, ya que estuvimos en el hospital y eso... Noo pudimos traer el regalo aquí y sigue en mi casa— Anunció Lisa mientras acariciaba al conejito Dori. Todos estaban sentados en el piso, al lado del árbol de Navidad.— Pero aún así... Mamá, papá... ¡Feliz Navidad de parte de Jisoo  Unnie y de mí!— Dijo entregándoles su celular con una foto abierta.

— No puede ser ¿Es... Es en serio?— La señora Manoban recibió el celular con una mano y con la otra mano cubrió su boca en asombro. Le entregó el celular a su esposo aún en shock. En la pantalla se veía una foto de una reluciente cafetera que parecía haber salido de una costosa cafetería artesanal.

— ¡Una cafetera Simonelli!— Reconoció de inmediato el señor Manoban, al ser una gran amante del café.— ¡Chicas, muchas gracias!— Hizo zoom a la foto admirando los detalles con una sonrisa.

— Esperamos que les guste...— Dijo Jisoo sintiendo algo de nervios por alguna razón.

— ¿Que si nos gusta? Lis, Jichu... Este es el mejor regalo del mundo— Afirmó su madre, inclinándose sobre el hombro de su esposo para ver la cafetera de nuevo. Todavía tenía una cara de asombro. No se imaginan lo mucho que siempre habíamos querido una cafetera así.

El señor Manoban le devolvió el celular a Lisa y ambos padres abrazaron a sus hijas con toneladas de agradecimiento.

— Nuestros regalos no son la gran cosa, pero llevan todo el amor del mundo anunció la señora Manoban. Su esposo tomó los tres sobres que estaban bajo el árbol de Navidad y los entregó uno por uno. "Para Jichu", "Para Lis", "Para Rosie".

— Pe-pero... Yo no... No se hubieran molestado...— Rosé los miró desconcertada al recibir el sobre.

— Al parecer no te has dado cuenta, pero... eres parte de esta familia, Rosé— Le explicó el señor Manoban con una sonrisa.

— No merezco esto... En serio... No... no era necesario...— Siguió diciendo Rosé.

— Anoche literalmente salvaste el día con tu espíritu navideño— La alagó la señora Manoban.— Si hay alguien que merezca un regalo navideño eres tú. Anda, solo ábrelo— Animó revolviendo su cabello.

Las tres chicas abrieron los sobres al mismo tiempo, pero lo primero en escucharse fue un fuerte grito de Lisa.

— ¡Aahh! ¡No puede ser!

— ¿Cómo que "Nuestros regalos no son la gran cosa", ma? ¿Cómo te atreves a mentirnos así?— Preguntó Jisoo con ojos cristalinos por las lágrimas.

Dentro de cada sobre venía un boleto de avión. De Seúl a Bangkok. Con fecha del 26 de diciembre.

— Será un lindo viaje en familia... También compramos boletos para nosotros— Anunció el señor Manoban, refiriéndose a él y a su esposa.

Rosé también estaba al borde del llanto. La palabra "familia" siempre había tenido una connotación triste para ella, pero hoy escuchar al padre de Lisa decir esa palabra era distinto. Era... extrañamente lindo. Por primera vez se sentía incluida al oír el término "familia".

— ¿Cuándo fue la última vez que viajamos en familia?— Preguntó Lisa, sin poder apartar la mirada del boleto de avión.— Creo que fue cuando acampamos en el parque nacional de Ramkhamhaeng. Eso fue hace unos... ¿6 años?

— No. Fue hace más tiempo.... Ambos aún estábamos en el colegio— Recordó Jisung.

— Pensé... Pensé que nunca volveríamos a Tailandia— Los ojitos de Lisa también estaban brillosos Esperen..!El viaje es mañana! ¡Estaremos en Tailandia para el Boxing Day!

— Y los boletos de regreso son hasta el 3 de enero... así que también estaremos en Tailandia para el Summadayze— Aunció la señora Manoban.

— ¡No puede ser!— Gritó Jisoo esta vez.

— ¡Aaah!— Le siguió Lisa.

— ¡¿Alguna vez has ido a un festival de música?!— Le preguntó Jisoo a Rosé, quien negó con la cabeza.

— ¡Te va a encantar, Rosie!— Exclamó Lisa sacudiendo su brazo.— Muchos de mis recuerdos favoritos de Tailandia son en festivales de música... Me encanta que vaya a crear más recuerdos contigo.

La familia entera se dio un gran abrazo lleno de lágrimas. Rosé no había entendido nada sobre el Box-no-sé-qué o el Suma-cosa-esa, pero todos se veían tan emocionados que no pudo evitar sentir emoción también.

El único problema era que el vuelo saldría al día siguiente y solo quedaban unas cuantas horas para hacer las maletas. ¿Era un enorme reto? Sí ¿Pero valdría la pena? Por supuesto que sí.




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La nieve ☃❆ Chaelisa Where stories live. Discover now