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Roseanne estaba empacando todas sus cosas en una maleta. Sus camisetas, su toalla, sus zapatos y todo lo que había llevado a la casa de Lisa. No había llevado demasiadas cosas, por eso siempre usaba la misma chaqueta y se robaba las bufandas de Lili.

La menor quería interrumpir y decirle a su novia "¡¿Qué crees que estás haciendo?!" Pero Rosé se veía tan feliz empacando que no quería detener su felicidad. Así que Lisa intentó contenerse por un rato... pero después de unos 15 minutos simplemente ya no pudo quedarse callada.

— Basta, amor ¿Qué crees que haces? ¿Ah?— Dijo Lisa tomando a Rosé por los hombros.

— Es simple, Lili: El techo de mi casa por fin está reparado, así que ya no tengo que molestarte más viviendo aquí— Le explicó la rubia sonriendo. Como si fuera la mejor noticia del mundo.

— Pero no eres una molestia— Dijo soltando sus hombros.— Tu compañía aquí es lo mejor que pudo pasarme.

— Una vez dijiste que buscara otro lugar para vivir ¿No?— Recordó Rosé mientras seguía empacando sus cosas.

— Solo estaba enfadada... Y eso fue antes de ser novias— Protestó.— Deja de empacar, por favor. Las cosas cambiaron, Rosie.

— No es que quiera irme y dejarte sola. Simplemente quiero pasar el día de Navidad en mi casa ¿Recuerdas?

— Lo sé, dijiste que querías pasar Navidad en tu casa... Pero no entiendo por qué— Se quejó Lisa.— La Navidad es para pasar tiempo en familia, no para pasártela aburrida y solitaria en tu casa.

— Pues lamento informarte que tu novia es aburrida y solitaria— Dijo Rosé empacando el último par de medias y cerrando su maleta—. En serio te agradezco por dejarme quedar en tu casa, Lili. Has sido la persona más amable del mundo.

— No. Basta. Esto suena como una despedida— Lisa estaba al borde del llanto.— No te despidas. No tienes que irte.

— Pasar diciembre a tu lado fue maravilloso— Dijo tomando las manos de su novia.— Gracias por las tazas de chocolate caliente y por las galletas y por todas las nevadas que vimos juntos.

— Deja de hablar en pasado. Roseanne Park... Por favor no te vayas— Le suplicó.

— No sé qué habría hecho sin ti. Sinceramente me salvaste la vida, amor— Rosé acarició una de sus mejillas.— Tú eres mi regalo de navidad... Y no habría podido pedir algo mejor.

— Quédate. Por favor quédate para Navidad— Le rogó una vez más. Sus ojos brillaban por las lágrimas que se asomaban de ellos.

— Mañana vendré para la cena de Navidad. Dijiste que es a las 7pm y aquí estaré— Explicó Rosé.

— No me refiero a eso— Lisa quitó la mano de Rosé de su mejilla y también quitó la otra mano que sostenía la suya.— Me refiero a que te quedes aquí. Conmigo. No quiero que vengas a la estúpida cena y luego te vayas como cualquier otra invitada... Quiero que pasemos las fiestas juntas.

Rosé suspiró y decidió simplemente ser sincera.

— ¿Quieres saber la verdad? En realidad quiero irme de aquí para no arruinar tu Navidad, Lili. Si me quedo solo seré una molestia— Confesó bajando la mirada.— Este año por primera vez acepté hacer cosas navideñas... Por ti. Pero no estoy listo para sonreír y ser feliz el día de Navidad. No creo poder hacer eso. Me la pasaré del 24 al 25 siendo una amargada molesta.

— Entonces se una amargada molesta aquí, en mi casa— Propuso Lisa.— Puedes serlo en cualquier parte ¿No crees?

— No. No quiero quedarme aquí y amargar tu festividad favorita del año. Mereces tener una Navidad feliz... No una Navidad miserable conmigo.

— No vas a amargar nada. La única forma en que podrías hacerme miserable es si te vas por esa puerta con tu maleta— Un par de lágrimas se escaparon de los ojos de Lisa. En verdad estaba intentando no llorar pero era muy difícil con Rosé insistiendo en que quería alejarse de ella para no hacerle daño.— Quiero pasar mi festividad favorita contigo... y quiero que tú la pases conmigo, con alguien que te ama, no sola en tu casa como todos los años.

— No llores, Lili.

— Puedes ser amargada a veces, lo sé, pero no me importa—
Lisa simplemente siguió llorando.— Amargada o no... Tu compañía me hace sentir bien. Amargada o no... Te quiero por igual.

— ¿E-en serio tanto me quieres?— Preguntó Rosé desconcertada. Lisa tomó una mano de su novia y la puso sobre su pecho, al lado izquierdo.

— ¿Sientes eso? Es por ti. Cada latido— Luego Lisa puso la mano de Rosé sobre su mejilla, aún húmeda por las lágrimas.— ¿Sientes eso? También es por ti, tonta ¿Y en serio te atreves a preguntar si te quiero? Nunca había querido tanto a alguien como te quiero a ti.

Ahora era Roseanne quien quería llorar. Estaba completamente atónita. El verbo "Querer" era demasiado poderoso.

— La casa se sentiría demasiado vacía sin ti. Al igual que mi corazón— Dijo Lisa.— Por favor quédate, Chaeyounnie... Quédate para Navidad— Suplicó esta vez con la voz rota. Rosé la abrazó y no pudo evitar comenzar a llorar también.

— Está bien, está bien, está bien. Me quedaré — Aceptó Rosé sin soltar el abrazo-. Te quiero demasiado como para verte llorar.

Después de un abrazo mojado por las lágrimas ambas desempacaron la maleta y volvieron a dejar todas las cosas exactamente donde estaban: En la hermosa y navideña casa de Lisa.




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La nieve ☃❆ Chaelisa Where stories live. Discover now