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Cuando terminaron de desempacar todas las cosas de Rosé eran casi las 9 de la noche. La australiana tomó una almohada de la cama de Lisa y camino hacia la sala, para dormir en el sofá como hacía todas las noches.

— Amor... — Dijo Lisa, viendo a su novia irse. Rosé volvió con la almohada bajo su brazo.— Quédate aquí— Lisa estaba sentada en la cama y puso una mano a su lado, dando un par de toques sobre el colchón.— Duerme conmigo.

— No, Lili. No es buena idea— Respondió parada en la entrada de la habitación.— Me muevo mucho al dormir... Voy a terminar pateándote por accidente.

— Siempre dices lo mismo— Se quejó puchereando.— ¡Insisto! Duerme conmigo. Si me das una patada prometo devolvértela.

— Está bien— Aceptó riendo.— Me parece un trato justo— Rosé caminó hacia la cama, dejó la almohada junto a la otra y se sentó bajo las cobijas, junto a Lisa.

— ¿No te cansas de hacerme caso siempre?— Preguntó Lisa ligeramente apenada.

— Claro que no— Respondió sonriendo con ternura.— Podría entregarte mi vida entera y no me arrepentiría.

— La vida entera es un largo tiempo— Dijo Lisa también sonriendo.

— Lo sé... Por eso lo digo— Explicó. Lisa bajó la mirada con vergüenza y sonrió aún más.

― Basta, deberíamos ir a dormir antes de ahogarnos en cursilerías.

— Al menos ya sabemos cómo moriremos— Bromeó.— Nuestra tumba dirá "Murieron ahogadas en cursilerías".

— No me preocuparía morir así. Es la mejor muerte del mundo— Señaló Rosé mientras ambas reían.

Después de las risas el silencio levitó brevemente por el lugar, como si la conversación hubiera terminado. Desde hace un par de días Rosé no podía sacar algo de su cabeza.

— Lis... — Dijo rompiendo el silencio.

— Dime— Respondió Lisa mirando a su novia.

— ¿A quién invitaste a la cena de mañana?

— A Jisoo mi hermana— Lisa comenzó a contar con los dedos.— A Bam nuestro vecino, Suzy una compañera de trabajo... Y a Jinyoung junto con Jennie.

— Ah— Respondió sin mucha emoción.

— ¿Pasa algo?

— No... Es solo que estaba pensando en...— Rosé se detuvo a sí misma de seguir hablando.— No, no, olvídalo. Es una estupidez.

—Hey, nada que tú pienses es una estupidez — Corrigió Lisa.— Dime ¿En qué piensas?

Rosé soltó un suspiro. Ni siquiera sabía por qué tenía ese pensamiento en su mente.

— Estaba pensando en que Alice no tiene ninguna amiga en la ciudad. Así que pasará Navidad sola en su casa... Y sé lo difícil que puede ser eso al principio— Suspiró de nuevo.— Por eso... Por eso pensaba que quizás Alice no tenga que pasar la Navidad sola necesariamente.

— Espera ¿Estás insinuando que deberíamos invitarla a la cena de mañana?— Lisa abrió los ojos desconcertada.— ¿No odiabas a Alice?

— La odio. Créeme que aún la odio— Afirmó Roseanne.— Pero ni siquiera Alice debería pasar Navidad sola ¿Sabes?

—-Voy a llorar, Rosie. Estoy tan orgullosa de ti— Dijo para luego cubrirse la boca, como si fuera a llorar.

— No deberías estar orgullosa. Aún odio a Alice y le deseo la soledad que se merece... Pero no en fechas de Navidad, eso es todo.

— Ese es el espíritu navideño— Elogió Lisa conmovida.— ¿En qué momento te llenaste de bondad? Al parecer la magia de la Navidad sí existe

— De tanto pasar tiempo contigo me estás pegando tu tierna y estúpida bondad navideña— Dijo Rosé rodando los ojos.

— Me alegra que mi bondad sea contagiosa— Respondió Lisa riendo levemente.— ¿Entonces tú llamas a Alice o la llamo yo?

— Yo lo hago... Pero te juro que este será el único acto de bondad navideña que haga— Sacó su celular del bolsillo, buscó el número de Alice y presionó en "llamar". Alice respondió casi al instante.— ¿Alice? Hola... Eeeh— Rosé aclaró su garganta.— ¿Te gustaría... Te gustaría venir a cenar mañana?




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La nieve ☃❆ Chaelisa Where stories live. Discover now