- "¡Lo siento. No pierdo mi tiempo en hombres!"
➙ Kristen se reencuentra con su peor pesadilla,
El famoso guitarrista de la increible banda 'Tokio hotel'. Ella no se quedará de brazos cruzados y hará lo posible por lograr que él reciba lo que merec...
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→ Bill's night. Eleven.
Mis ojos contemplaron al cuarteto, eran realmente impresionantes cuando daban un show. Se armonizaban de manera perfecta, casi que angelical.
—¿Qué esperas para irte? —preguntó Rose, interrumpiendo mi trance musical. La miré y le dediqué una sonrisa cargada de complicidad.
—Tengo algo pendiente, más tarde iré. ¡No se emborrachen sin mi! —Grité lo último ya que Rose ya se iba. Normalmente, después de cada concierto, o evento. Solíamos tener una reunión entre Derek, Rose, Andrew y yo. En donde nos emborrachábamos hasta quedar en urgencias.
Después de que ella se marchó, mis ojos se volvieron a posar en la banda, pero esta vez, algo en el ambiente había cambiado. Como si el universo conspirara, mi mirada se cruzó con los oscuros ojos marrones de Tom, y en ese instante, supe que había sido descubierta.
En un gesto casi imperceptible, Tom frunció el ceño levemente, y sentí un impulso urgente de disculparme y desaparecer. Pero justo cuando estaba a punto de alejarme de su vista, vi un brillo fugaz en sus ojos, como si algo hubiera cambiado en su percepción.
Su mirada ya no era tan dura y aniquiladora como había sido las últimas veces que lo vi, ahora podía notar compresión en su mirada, casi como si tratara de pedirme perdón. ¿Realmente era eso verdad, o mi mente me estaba jugando en contra? Tom no había cambiado su comportamiento, o al menos así parecía al teléfono.
Inmersa en mis pensamientos, perdí la noción del tiempo y no me había percatado de que el espectáculo había llegado a su fin. Fue entonces cuando los cálidos brazos de Bill me envolvieron, despertándome de mi ensimismamiento.
—¡Hace mucho que no sentía tanta emoción! —exclamó, apretando con fervor mi cuerpo. En respuesta, envolví amorosamente mis brazos alrededor de su torso.
—Estuvieron increíbles. —Sonreí alejandome, miré a los chicos con nostalgia. A excepción de Tom, claro.
—No nos vemos hace años ¿Y ni un solo abrazo? —exclamó Georg en tono juguetón. Mi sonrisa se ensanchó aún más al escuchar esas palabras. Le di un gran abrazo uniendo a Gustav, este palmeó mi cabello.
—Es bueno volver a verte.
—Lo mismo digo, Gustav. Realmente fueron asombrosos.
—¿Y tú? ¡El público se volvió loco al escuchar tu solo!—Sonreí sonrojada. Estaba a punto de responder, pero Tom chocó conmigo.
—Umh, sí, lo que sea —interrumpió de manera brusca, sorprendiéndome al no escuchar sus característicos comentarios—. ¿Podemos marcharnos? Estoy exhausto, vamos.
—Lo lamento, no puedo. —Bill levantó sus manos, librandose de su hermano—Le prometí a Kris que después del concierto, charlaríamos.
—Claro. "Charlar" —Y ahí estaba el comentario sarcástico del día, este hombre jamás cambiará.
