CADA MEDIA NOCHE

CAPÍTULO 14. LA SUERTE DEL VILLANO...

La pasión para el hombre es un torrente;
para la mujer, un abismo.
Concepción Arenal.

Impaciencia, eso es lo único que pasa por la mente de una pareja de recién casados después de su boda, las fiestas y regalos son un disfrute muy placentero, pero definitivamente sofocante, la preparación previa a una boda nunca prevé ese sentimiento de necesidad por estar a solas. Es así que nuestros protagonistas se sienten irritados de estar alejados el uno del otro, porque efectivamente, gracias a las relaciones sociales que deben forjar, ambos novios estaban en grupos distintos, alejados y maldiciendo por lo bajo por estar obligados a separarse, Win hablaba "amenamente" con las mujeres y donceles casados escuchando sus consejos para un "Matrimonio perfecto", era prácticamente una tradición que los mayores dieran consejos a los más jóvenes, sobretodo a los recién casados con hombres con título noble como Win, quién a partir de ese día era el conde consorte de Argleton, una responsabilidad muy grande, razón suficiente para que Win reciba los buenos consejos de amables personas, por otro lado Brigth escuchaba a meros trogloditas hablar sobre las responsabilidades de una esposa, dando consejos para meter a sus amantes en la casa y lo típico de los matrimonios arreglados, donde el esposo compraba una casa para su pareja y solo se veían una vez al mes, absurdo pero predecible, irritante pero gracioso, porque seguramente sus esposas se sentían dichosas de no tener que verles la cara todos los días.

En cualquier caso tanto Win cómo Brigth pudieron volver a estar juntos hasta que la hora de cortar el pastel llegó, aplausos y ovaciones a favor de los condes Chiva-aree sonaron en la casa del marqués, la familia estaba feliz y todo salió perfecto, incluso cuando los novios se subieron al carruaje para ir a su luna de miel las sonrisas en sus rostros eran claras y grandes, Win abrazó a su familia por última vez y dejo que su padre le diera su último beso en la frente, dándole las gracias y dejando que una lágrima se caiga sobre su mejilla abrazó con fuerza a su papi y hermano, Alexander miró como su hermano movía la mano hasta que el carruaje dejó de ser visible a su vista.

Luego todo fue diferente.

Brigth enseguida miro que ya nadie estaba a su alrededor, regreso a su expresión seria, pero Win no lo notó hasta que la voz de su esposo sonó en todo el carruaje.

- Boston, iremos a Holden, deberás desviarte en la siguiente curva para llegar a tiempo -

- Si señor - contestó el cochero.

- ¿Son muchas horas de camino? - preguntó Win curso.

- Para ser exactos, un día completo, pero si nos desviamos aquí encontraremos una propiedad que pertenece a mi familia, nos quedaremos ahí está noche y continuamos el viaje mañana -

- Oh! - expresó sorprendido - Me sorprende la cantidad de propiedades que tiene tu familia -

- Si, las suficientementes - dijo mirando a la ventana.

Win notó cierto tono cortante en su voz, pero prefirió no decir nada, solo se recargó en el hombro de su esposo y durmió la mayor parte del camino, mientras tanto, Brigth hacía una lista mental de todas las cosas que tendría que resolver una vez terminará su luna de miel, como la compra de una casa nueva para su esposo, puesto que dependiendo cómo es que resulte su convivencia quería que Win tuviera un lugar en donde ir solo sin ser molestado, pero que le permita a él mantenerlo vigilado por cualquier eventualidad, en la cabeza de Brigth existían miles de escenarios posibles que podrían o no suceder en los próximos meses, porque aunque prometió cuidar a Win para hacerlo no necesitaba tenerlo a su lado, de hecho era preferible que su esposo se mantuviera alejado para su seguridad, es así que por más de cuatro horas, planeó meticulosamente cómo serían las cosas luego de su luna de miel, platicaria con Wilson más adelante para darle una liquidación, era momento de que el viejo se jubilara y buscaría un nuevo abogado y administrador, uno menos leal a su padre, de preferencia, que no conozca nada de la historia de su familia.