CAPÍTULO 3. LA BESTIA MUESTRA SUS ENCANTOS.

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No nos gusta lo que no entendemos,
de hecho, nos asusta,
y este monstruo es misterioso, al menos.
La Bella y la Bestia.

La galantería de un caballero se mide por sus acciones, en ocasiones forzadas y en otras cuantas verídicas, incluso existen libros enteros sobre comportamiento que dictan a todo hombre a cumplir para ser considerado un caballero, pero la caballerosidad de un hombre no solo está en las apariencias, todo hombre puede fingir ser cortés y amable para luego clavar los dientes cual sabueso hambriento de reconocimiento, o en todo caso ser acreedor al título de bestia por sus comportamientos despiadados. Si de algo podemos presumir con respecto a los hombres es de su incapacidad para decir verdades completas en una conversación, y a ellos se les olvida que las palabras vuelan y los más sabios saben esconder sus colmillos hasta el final. En todo caso es mejor ser considerado una bestia en vez de un vil perro que se esconde bajo las faldas de las damas, y aunque el sabueso se disfrace de lobo, todos saben que como perro, siempre se quedará, sobretodo si encuentra a la dueña que le coloque fácilmente la correa.

Ahora hay una nueva duda para los caballeros. ¿Lobo puro o perro callejero disfrazado de bestia?

Para las familias de Londres recibir a una nueva personalidad entre sus allegados resulta toda una odisea, más teniendo conocimiento de la posibilidad de un compromiso, todo parecía volver a la vida con solo mencionar la palabra "boda", un evento que definitivamente siempre es grato celebrar, pero no todo podía ser bueno, pues en cuanto la noticia de que el Conde Chiva-aree repartió flores a todos los jóvenes de Londres que asistieron al evento de Lady Cowper, las familias parecían tener una increíble disputa sobre quién debía ser apta para emparentar con el conde, y las jovencitas ni se diga, muchas amistades se rompieron por la simple mención del guapo hombre, todas dispuestas a casarse de inmediato si este se los pedía. En todo caso nuestro lobo no parecía muy interesado en alguna dama casadera de Londres, pues después de su acto de cordialidad no había visitado la casa de ninguna familia para pedir un cortejo formal, o tan siquiera presentarse ante ellas como alguien nuevo de su círculo, y vaya que la sociedad inglesa era rencorosa, pues pasando unos días no se sabía nada de aquel hombre y comenzaban a criticarlo por su "grosero" comportamiento", llegando a darle honor a su apellido cuando fue apodado el "conde lobo solitario".

Aunque ese tipo de cosas no le quitaban el sueño a Win, quién por el contrario, no estaba encantado con el misterioso hombre, pero si intrigado sobre cierto joven que se había encontrado en los jardines de lady Cowper, sentía sus mejillas colorearse al recordar su imprudencia, un joven de sociedad no debía quedarse a solas con un hombre, mucho menos si este era un desconocido.

Aunque en sueños el recuerdo de aquel hombre llegaba sin permiso, el sonido de su voz y su sonrisa lograron en Win un efecto muy impactante para el joven castaño, pues estaba claro que nunca había tenido ese tipo de impresión con algún hombre de Londres, Win consideraba que había personas guapas, de verdad que lo hacía, pero nunca lo pensó más allá de una impresión superficial, nadie tenía la capacidad de lograr ser a sus ojos algo más que "bien parecido" y en sus deseos de casarse se autoconvencia muchas veces de que eran guapos, pero ese hombre tenía algo que dejó en Win una extensa necesidad de volver a verlo, no era probable, pues si no pertenecía a la sociedad aristócrata de Londres posiblemente nunca volvería a saber de él, pero las esperanzas de Win lo mantenían a flote mientras se preparaba para el próximo baile en casa de uno de sus mejores amigos, Mix Harper, el nacimiento de su hijo era para celebrarse así que la pareja de duques estaba más que dispuesta a realizar una gran celebración en su honor.

Sus padres aún no volvían, extrañamente la hacienda parecía requerir de la presencia de su padre un poco más, Alex estaba preocupado pero se centraba en seguir con sus responsabilidades mientras los marqueses estaban fuera, esperaban que no fuera nada grave, pero eso no detuvo los planes de Win, quién seguía con la misión de encontrar al esposo perfecto para antes de terminar la temporada, así que con esa idea en mente, se arregló con esmeró fingiendo que no tenía la ilusión de ver a aquel hombre en esa fiesta, está ocasión su vestuario estaba en tonos marrones, había optado por una camisa color crema con un pantalón café, sus rulos caían en su frente y como siempre un broche adornaba su cabello dándole una imagen angelical, usaría una capa para cubrirse del frío, en vísperas de otoño la noche era fría, se lo retiraría al entrar al salón, y lo que le daría el toque final, era aquella máscara color negro que le perteneció a su papi, si, herencia que luego de pelear por tres noches seguidas consiguió, este era uno de los recuerdos más lindos de sus padres, quienes siempre le cuentan lo maravilloso que fue organizar el baile de navidad en la hacienda y lo encantados que estaban los invitados, demostrando que su papi era un genio en toda la extensión de la palabra, sonrió cuando vio su imagen en el espejo, podían haber pasado años desde su debut, pero definitivamente, nadie había podido igualarlo en perfección y gracia, aunque eso significará una gran carga en sus hombros.

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