Número 6. No Tengo Amor.

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Kora

Caminamos en grupo de camino al club, los chicos caminaban detrás de nosotras. Mich y Albert habían invitado a algunos de sus amigos, con los que se reunían por las tardes en aquel feo parque lleno de grafitis. Mel y yo caminábamos al frente del pequeño grupo, Mel insistió en que me pusiera una de sus camisetas, decía que las mías eran de chico y que no iban para salir de noche.

Bill estaba a mi izquierda, caminábamos como era usual uno al lado del otro, pero sin importar lo que hiciera él no parecía interesarse en mí de modo romántico. Me lo dejó claro después de la primera vez que me acosté con Mel.

- Entonces, ¿eres gay? – Me preguntó por la mañana.

Mel y yo habíamos decidido pasar la noche en casa, conseguimos jugar un poco en la cama y drogarnos antes de la media noche. Para cuando salió el sol, despertamos abrazadas, dos cuerpos desnudos tumbados en un colchón. Lo primero que había visto al despertar había sido la cara de Mel, me había quedado dormida encima de ella y mi brazo había quedado encaramado a su pecho, mi mano parecía haberse quedado detrás en su camino al huesudo hombro de la rubia.

Mis piernas y las suyas estaban entrelazadas y sentía en mi espalda el jugueteo de sus dedos sobre aquellos lugares donde se marcaban mis vertebras, me daba una sensación como de escalofríos, pero resultaba más o menos placentera. Nunca me había despertado así junto a alguien.

Cuando se dio cuenta de que estaba despierta, utilizó su otra mano para acariciar mi mejilla. No nos dijimos una palabra pero rodamos en la cama hasta que las dos quedamos recostadas en uno de nuestros costados mirando a la otra fijamente.

- No. – Le respondí a Bill. – Lo dices por Mel. – Sacudí la cabeza, - eso es algo... distinto.

- Déjame ver, ¿Eres Melanie-sexual? – Preguntó con una ceja alzada.

Me mordí el labio y encogí los hombros.

- No me desagrada, pero no se me antoja coger con ninguna otra chica. – Le dije.

Bill suspiró. Había entrado a la habitación para buscar unos pantalones, él estaba despierto y apenas me vio entrar en la habitación con solamente las bragas y una vieja camiseta de Albert cubriéndome, se sentó en la cama.

Esa respuesta, no la había esperado. Se lo veía confundido.

- ¿Me ayudas? – Preguntó.

Como era normal, le había tenido que trepar a su regazo para inyectarlo, pero no me tocó en lo absoluto, sus manos se quedaron quietas y yo me resistí a poner mis manos en su cuerpo también. Era imposible encontrar una vena donde inyectarlo, sus brazos estaban hechos pomada.

- Bill... ¿cuántas veces al día te estás inyectando? – Le pregunté preocupada.

Él encogió los hombros sin darme respuesta con su voz.

- Voy a tener que inyectarte en otra parte. – Le dije, sentada encima de su regazo con las piernas a ambos lados de su cuerpo.

Bill me miró a los ojos y luego se examinó el brazo izquierdo. Se deshizo del cinturón y no le quedó más que hacerme caso, terminé mirando cómo se inyectaba entre los dedos de los pies.

Lo había visto echarse hacia atrás en el colchón y me había puesto unos vaqueros viejos y gastados. Cuando terminé de vestirme me acerqué a él. Pensé que tal vez drogado me contestaría, pero al preguntar sobre su Tom, solo obtuve murmullos sin sentido acerca los niños perdidos. Suspiré, el cuento de Peter Pan me cansaba cada vez más, pero cada vez que yo también estaba bajo el efecto de algún fármaco lo contaba con tanto entusiasmo como él lo hacía entonces.

Feel It All (Tokio Hotel/Tom y Bill Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora