EPÍLOGO

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ALMA





–Avanza un poco más... eso eso... no por ahí no...ahora sí... dos pasitos más... Alma he dicho dos pasitos más y no has dado ni uno.–Rió Pedri mientras me guiaba.

–¡Oh discúlpeme amable señor, es que como me falta uno de mis sentidos no he podido coordinar como habitualmente!.–Me quejé.

–No es tan complicado, ¡eres una quejica!.

–¡Intenta caminar tú sin ver por dónde vas!.

Pedri tan solo se reía a mi lado sin dejar de guiarme.

Me había dicho que me tenía una sorpresa pero me había vendado los ojos y no es que no me fiase de él, claro que lo hacía, pero nada más salir del coche me había pisado dos veces, así que tampoco te creas que le estoy haciendo mucho caso a sus indicaciones después de eso...

–¿No te fías de mi?.

–Si no me fiase de ti ya te habría dejado hace mucho tiempo, no habría aguantado cinco años a tu lado...–Le piqué, aunque Pedri tan solo se reía.

–¡Eso no te lo crees ni tú, han sido los mejores cinco años de tu vida!.

–Dijo él humilde...–Me reí.

–Va, abre ya los ojos.–Me ordenó mientras me quitaba la venda de los ojos.

Me costó un poco habituarme a la luz ya que había estado con la venda puesta un buen rato, pero cuando vi donde estábamos me quedé boquiabierta.

–¡No puede ser!.

–Sí puede ser.–Sonrió el Canario a mi lado.

–¿Te la han alquilado?.

–Algo así.

Fruncí el ceño extrañada.

Delante nuestro estaba la casa en la que nos quedamos aquellos días en la isla, estaba exactamente igual.

–¿A qué te refieres?.–Le pregunté aún sin entender nada.

–La he comprado.–Dijo tranquilo.–Ahora es nuestra.–Me abrazó ya que en algún momento de esa frase yo había empezado a llorar.

–Ey amor... no llores...–Me acarició el rostro con delicadeza, tal y como hacía desde que nos conocimos.

–Lo siento, es que... esto es demasiado bonito... y yo estoy muy sensible, ya sabes...–Dije entre sollozos.

–Lo sé, serán las hormonas.–Rió mientras me acariciaba la barriga, ya casi no me podía ver los pies.

–¿Entramos?, tengo otra sorpresa.–Me dijo sonriente.

–Dime que hay kleenex dentro.–Le dije, aunque aquello solo hizo que él se riera aún más.

–Hay algo mejor  que un kleenex.

–Imposible que haya algo mejor que un kleenex ahora mismo.–Reí mientras me quitaba otra lágrima que se me escurría por el rostro y sorbía por mi nariz.

–Creéme que sí.–Pedri abrió la puerta que teníamos delante, era la habitación que él había utilizado aquellos días, solo que estaba decorada totalmente distinta, tenía una cuna pequeña, mil accesorios de bebé, juegos y unas lucecitas colgando de una punta a otra.

–¿Te gusta?, he tenido mucha ayuda, mi madre y Val se llevan la mitad del mérito, aunque las letras del nombre las he pintado yo solito.–Dijo orgulloso.

Me giré para mirarle aún con un nudo en mi garganta, Pedri me miraba expectante, los años habían pasado y estaba un poco cambiado, ahora llevaba siempre la barba, tenía el pelo un poco más largo aunque seguía peinándoselo igual, junto al costado de sus ojos se habían acentuado unas pequeñas arrugas que se pronunciaban más cuando reía a carcajadas, pero seguía siendo él, el chico del que me enamoré en esta misma casa.

–Te amo.–Dije sincera.

–Y yo muchísimo más.–Sonrió.–¿Pero, te gusta?, si no te gusta algo puedo cambiar lo que sea...

–Pedro González López...

–Presente.–Alzó su mano derecha.

–Me encanta absolutamente todo.–Sonreí y Pedri me dio un beso suave y delicado.

–Me muero de ganas de que nazca ya.–Susurró contra mis labios mientras volvía a acariciar mi barriga.

–A ver si dices lo mismo cuando tengas partido al día siguiente y se pase la noche llorando.–Reí.

–Eso no va a pasar.–Dijo convencido a lo que yo reí.

–¿Ah no?.

–No.

–¡Venga ya, claro que sí!.

–No, no va a pasar.

–¿Y tú cómo estás tan seguro?.

–Porque según mi madre yo fui un niño muy tranquilo y seguro que Leo es igual que su padre.

No pude evitar soltar una carcajada por su argumento.

–Eso no es lo que Rosy me dijo....–Lo molesté entre risas.


–Alma...–Dijo tras un pequeño rato en silencio.

–¿Sí?.–Le pregunté aún sin apartar la mirada de la habitación.

–Vas a ser la mejor madre del mundo.

–Y tú el mejor Padre.–Dije convencida desde la comodidad de sus brazos.

–Dije convencida desde la comodidad de sus brazos

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FIN





NOTA DE AUTORA:

Ha sido un placer crear esta historia para vosotros, he disfrutado mucho de vuestros comentarios y la verdad, estoy muy satisfecha de cómo ha quedado, pero lamentablemente ya tenía que ir finalizando 😔.

Lo bueno es que podremos tener pinceladas sobre su relación en la historia de Gavi 😜.

Y con esto me despido,
Os quiero ❤️💙

LA ISLA- PEDRI GONZÁLEZWhere stories live. Discover now