Capítulo 2

6.9K 293 4
                                    



PEDRI

Había salido tan rápido como pude del entrenamiento, había quedado con Fer para participar en la cata y en la elección de los nuevos chefs de su restaurante.

Desde hace más de un año lo he visto dejarse la piel por este proyecto, sé que para él es muy importante sacar esto a flote y voy a hacer todo lo posible por ayudarle a cumplir sus sueños, al fin y al cabo el ha hecho lo mismo por mi.

Entré al local a paso apresurado, chocándome así con alguien a quien inmediatamente sostuve para evitar su caída.

Bajé ligeramente la vista como acto reflejo, se trataba de una chica un poco más baja que yo, pelo castaño claro, ojos color miel, piel ligeramente bronceada, era sencillamente preciosa.

Ella se separó un poco de mi.

—¿Estás bien?.—Pregunté sin poder apartar la mirada de sus ojos.

—Sí, perdona, iba distraída buscando el móvil para llamar a mi madre, tengo buenas noticias.—Sonrió alegremente contagiándome así la sonrisa.

—¿También vienes a la entrevista o trabajas aquí?.— Preguntó .

La miré sin poder ocultar la sorpresa en mi rostro de que no me hubiese reconocido, estos últimos meses en Barcelona habían sido una auténtica locura, fans por doquier, la prensa siguiendo cada paso que daba y paparazzis intentando conseguir alguna exclusiva sobre mi vida privada.

—Se podría decir que sí en cierto modo.—Acabé respondiendo, en parte no le mentía, era el mayor accionista del restaurante.

—Entonces espero que nos veamos pronto, soy Alma.—Estiró su mano para que la estrechase y así lo hice, me debatí unos segundos en si decir mi nombre real o el apodo por el que me conocía todo el mundo.

—Encantado, soy Pedro.—Solté sin más.

—Pues ha sido un placer Pedro, pero tengo que llamar a mi madre corriendo antes de que me haga ella a mi unas diez llamadas, gracias por evitar que acabase en el hospital por cierto, te debo un café.—Alma salió del local con una gran sonrisa en la cara y yo sin darme cuenta acabé con una igual o más grande en mi rostro mientras la veía alejarse.

Sentí una mano posarse en mi hombro, esto hizo que apartara la vista de la puerta y que me diera la vuelta.

—Hola hijo, ¿Por qué has tardado tanto?.—Preguntó mi padre mientras me estrechaba en un abrazo.

—Hola papi, he tenido un pequeño contratiempo, pero todo bien, ¿dónde están mami y Fer?.—Dije mientras me separaba de él.

—Están en la sala esperándote, vén.

Mi padre me guió hasta la sala que habían preparado para hacer la cata y las entrevistas, al entrar vi a mi hermano hablar con mi madre.

—Pero bueno, si es nuestro mayor inversor.—Dijo Fer en modo vacilante.

Reí ante su comentario y fui directo a abrazar a mi madre.

—Hola mami, ¿Cómo ha ido?.—Pregunté.

—En general bien, aunque nos esperábamos más nivel, la mayoría ha ido a lo típico, estoy un poco cansada de las papas con mojo.

Reí ante el comentario de mi madre.

—¿De verdad han sido todos tan básicos?.—Pregunté.

—Todos todos... no, hemos encontrado a una chica que apunta maneras.—Dijo esta vez mi padre.

—Vén, prueba esto.—Fer me acercó un plato donde estaban tres platos de degustación, en seguida cogí el tenedor y empecé a probar la croqueta.

Tenía una textura cremosa perfecta, una fina capa crujiente que la envolvía y un sabor indiscutible a mar, era simplemente exquisita.

—Esto esta increíble, me comía unas diez de estas tranquilamente.—Dije acabando de saborear el ultimo bocado.

Mi madre soltó una carcajada ante mi comentario.
—Sigue sin ser mejor que las tuyas mami, no te me pongas celosa.—dije inmediatamente a mi madre, quien seguía riendo.

—Anda, prueba el tartar, te vas a quedar muerto.—Dijo esta vez Fer.

Le hice caso y efectivamente, sentí mi boca explotar en sensaciones, notaba el sabor a mar, el cítrico del aliño, el fuerte sabor a tomate y esa textura aterciopelada que me dejaba en la boca.
Creo que en algún momento incluso cerré los ojos inconscientemente.

—Increíble.—Dije.

—Lo sabemos.—Exclamó mi madre.

—Y eso que no ha probado su propuesta de postre.—Dijo mi padre divertido.

Aproveché para dar un bocado al postre, sentía el sabor de queso, la textura del flan y el toque del gofio, era como haber viajado directo a canarias, sin más las palabras escaparon de mi boca de manera incontrolable.

—Hay que contratar a esta chica Fer, lo ha hecho todo bien, era exactamente lo que estamos buscando, lo sabes, ¿no?.—dije.

—Lo sé, pero estoy intentando ser un profesional y le haré la llamada un poco más tarde, no quiero que sepa tan pronto que nos tiene ganados a los cuatro.—reí ante el comentario y no pude evitar preguntar.

—¿Cómo se llama la persona que ha sido capaz de crear estas obras de arte?.

—Alma Díaz.

Inmediatamente regresé involuntariamente al vestíbulo, a los ojos color miel, a la sonrisa enorme, a ese carisma arrollador, a una persona auténtica y que no se me ha abalanzado a pedirme una foto o un autógrafo, a esos labios rosados y carnosos, a esa posible invitación a un café y sin poder ocultarlo, una sonrisa escapó de mis labios.

—Oh no Pedri, conozco esa sonrisa.—dijo Fer amenazante.

—¡Pero si no he hecho nada!.—Me defendí.

—Pero lo harás, te conozco y esta chica es muy buena en esto, es justo lo que hemos estado buscando por tanto tiempo.—Vi que Fer se tensaba y me apresuré a contestarle.

—Fer, tranquilo, no va a pasar nada, tan solo nos hemos cruzado en el vestíbulo, eso es todo.

—Prométeme que no va a pasar nada Pedri.

—Te lo prometo.—dije, pero era cierto que no lo había dicho con mucha convicción.

LA ISLA- PEDRI GONZÁLEZजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें