Capítulo 1

6.8K 464 64
                                    

El viento gélido hacía que los mechones rojizos de la chica bailasen en ondas. El sol la daba en sus mejillas pecosas, mientras cerraba los ojos, disfrutando aquella situación. Artemis había descubierto que los viajes en helicóptero eran una sensación increíble tan pronto como se unió al ejército. Se había vuelto un capricho y cada vez que le hacían cambiar de base, solicitaba ir en este vehículo. Miraba los árboles pasar, los pájaros volaban a su misma altura y no podía evitar tener una sonrisa.

-¿Lo está disfrutando señora?

Odiaba que la llamasen así, pero sabía que era por respeto.

-La verdad es que si, aunque puede llamarme Artemis, soldado.

-¿Puedo hacerla una pregunta seño...Artemis?- Preguntó el piloto.

-Dime.- Dijo ella mientras observaba las nubes.

-¿Cuántos años tienes?

Artemis no pudo evitar soltar una pequeña risa. Sabía que los dos pilotos la miraban de reojo y dio un suspiro.

-¿Cuántos me echáis?

Le encantaba jugar a eso, ver a los soldados confusos, intentando acertar en las matemáticas. Su cuerpo la hacía parecer muy joven. No era baja, pero tampoco muy alta. Era delgada y se la notaban unos abdominales poco marcados, pero aun así existentes. Sus ojos verde grisáceo brillaban con la luz del sol y sus mejillas eran rosadas, destacando las pecas que la recorrían toda la cara. Por otro lado era una respetada doctora en el ejército. Se podían escuchar historias sobre sus milagrosas intervenciones y eso hacía que pareciese que llevaba años trabajando allí. Por todo esto a los soldados se les hacía imposible acertar su edad y le encantaba ver sus caras de sorpresa cuando al fin les descubría los años que tenía.

-No se, ¿27?- Dijo el segundo piloto con una sonrisa.

-Qué dices, yo creo que es mayor. Es imposible que sea tan joven y sea tan respetada, ¿no?

Ella solo se limitó a sonreir mientras discutían, intentando adivinar. Al fin vio la base a lo lejos y no pudo evitar sentir un pequeño vacío ahora que se vería obligada a pisar tierra firme y continuar con su trabajo. El helicóptero aterrizó suavemente, levantando las hojas del suelo a su paso. Las hélices pararon poco a poco y al fin los tres bajaron del vehículo. Artemis cogió sus dos mochilas y empezó a caminar hacia la base, viendo un grupo de soldados esperándola al inicio de esta.

-¡Espere, no nos ha dicho su edad!- Dijo uno de los pilotos ya a lo lejos. Artemis notó la mirada de varios de los soldados sobre ella y se limitó a sonreir.

-¡25! ¡Gracias por el viaje!

Sabía que se había ganado un par de miradas de sorpresa y confusión, y sonrió para si misma viendo que su pequeña adivinanza había tenido éxito. Llegó al fin donde el grupo de soldados la esperaban y dejó una de las pesadas mochilas en el suelo.

-Bienvenida, Artemis. Soy el capitán John Price, un placer tenerla aquí.- El hombre miraba a Artemis con una gran sonrisa, su sombrero de pescador dándole cierto refugio del sol y su gran bigote arqueado, siguiendo la forma de sus labios.

-El placer es mío Capitán Price.- Respondió ella dándole un fuerte apretón de manos.

-Le presento al resto de mi equipo.- Price se giró dejando ver a los demás soldados, señalando a cada uno de ellos.- Tenemos a Alejandro Vargas, Rodolfo, Gaz, Soap MacTavish, Ghost y König.

Artemis miraba atentamente a todos los hombres. Cualquier persona se sentiría intimidada bajo la mirada de estos soldados, pero ella estaba acostumbrada. Aunque por alguna razón sentía que los ojos de estos guerreros no tenía nada que ver con lo que había visto anteriormente. Sentía una determinación única en ellos, una fuerza explosiva. Algunos la miraban con una sonrisa, como Alejandro o Soap, otros se limitaban a mirarla seriamente, como Gaz, y a König y Ghost no podía ni descifrar lo que sentían y eso la frustraba.

La doctoraWhere stories live. Discover now