Capitulo 17.

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CALUM.

—No puedo creer que vayas a hacer esto. —musite, observando a Michael quitarse la ropa.

—¿Hacer que? —jaló la pierna de su pantalón, perdiendo el equilibrio y cayendo sobre su culo en la alfombra. Ni siquiera se quejo del golpe, sino que siguió jalando la tela mientras esperaba mi respuesta.

—Disfrazarte —hice un gesto al disfraz sobre la cama, logrando que lo mirara.

—¿Por qué no? —frunció el ceño, levantandose y tomando la camiseta del mismo antes de colocarla sobre su cabeza—. Tu estas disfrazado.

—Si —acomode el sombrero sobre mi cabeza, mirandolo obvio—. ¡Pero tengo un disfraz de principe!

—No te engrandezcas, yo tambien soy de la realeza.

—¡Eres una princesa! —apunté mientras lo veia ponerse la falda amarilla—. Ni más ni menos que Blancanieves.

—Te enoja verme disfrazado como tu amante, ¿verdad?

Me palmee la frente con fuerza—. Dios, eres insufrible, Michael —sacudi la cabeza—. Además, se supone que soy el principe Florian, el de Blancanieves, o sea tu esposo.

—Entonces sé un buen esposo y dime que me veo bonita. —parpadeo coquetamente hacia mi.

—Eres tan raro a veces. —musité, observandolo acercarse al espejo de cuerpo completo que estaba a un lado de la habitación y arreglarse el vestuario frente a él.

Cuando terminó, se volteo a mirarme con una sonrisa—. ¿Como me veo?

Lo miré de pies a cabeza lentamente, pasando por la larga falda amarilla, la blusa azul y la enorme moña roja que habia colocado en su cabeza. No se veia mal, okey, debia admitir que para mi él no se veia mal con nada pero el disfraz le sentaba de alguna manera. Pero Michael era como un niño pequeño y si le daba alas, saldria volando.

—Pareces un muñeco mal vestido. —comenté, logrando que frunciera el ceño y se acercara a mi.

—Mientes —aseguró—. Crees que me veo sexy, ¿a que si?

—No. —le fruncí el ceño—. Te ves tonto.

—Me veo partible, admitelo —se dejó caer en mi regazo, moviendo su inexistente busto contra mi rostro—. Soy una sexy Blancanieves.

—Michael. —intenté alejarme pero me seguia.

—Admitelo o te ahogo con mis pechos. —aseguró logrando que una risa estupida se me escapara—. Eso era lo que buscaba, te ves lindo cuando ries —se acercó y dejo otro beso en mi mejilla—. ¿Estas mejor?

No iba a admitir que lo que la madre de Michael habia dicho me seguia picando pero cuando él me miraba de ese modo, todo estaba bien—. Estoy genial.

—Bien. —volvió a besarme—. Solo quiero que estes feliz, si eso cambia avisame, ¿si?

Lo miré sonriendo—. No puedo besarte con esa cosa en la cabeza.

—Pero quieres besarme, ¿eh? —movió las cejas—. Te calienta el disfraz, admitelo.

Rodee los ojos—. Me estas quitando las ganas de besarte.

Antes de que pudiese decir nada más, sus manos acunaron mi rostro y unio nuestros labios en un beso suave—. Nunca perderia la oportunidad de un beso tuyo —susurró.

Sonreí, dejando caer mi mano sobre sus piernas y recordando la falda al sentir la tela suave bajo mis dedos—. Este es el beso más raro que me han dado.

—No te preocupes, te acustumbraras pronto —aseguró antes de ponerse de pie—. Ahora vamos a esa fiesta de té antes de que Ally venga por nosotros.

—Le vas a causar un trauma a la pobre —bromee.

—Nah, me conoce desde que nació, ya esta acostumbrada —comenzó a empujar la silla hacia la puerta—. Aquí viene la princesa más sexy de todas, corranse perras.

—Cuida tu lenguaje, idiota. —reí, echando la cabeza hacia atrás para poder mirarlo. Inclinandose, paso su lengua por mi nariz logrando que hiciese una mueca—. Duah, asqueroso.

—Cierra la boca o te chupo un ojo. —aseguró.

Lo miré confundido pero no me atreví a preguntar, no queria saber con que me podia salir el chico. Ibamos a la mitad del pasillo cuando Rachel, la mujer de Matteo quien se habia presentado con nosotros luego de que la madre de Michael se fuera, aparecio por el pasillo. Llevaba su largo cabello rubio suelto, ropa pulcra y una sonrisa en el rostro. Se detuvo de golpe y miró entre nosotros, quedandose con la mirada en Michael antes de cerrar los ojos y soltar un suspiro.

—¿Que traes puesto, Mike? —musitó, abriendo los ojos.

—Un vestido —informó, sonriendole—. ¿A que me queda bonito?

—Te ves ridiculo.

—Habla tu envidia —aseguró—. Estas celosa porque me queda más bonito que a ti.

Rachel se cubrio el rostro con las manos pero pude ver una sonrisa intentando hacerse lugar en su rostro—. ¿De donde sacaste esos disfraces?

—Tengo contactos, niña. —aseguró.

—¿Niña? —rio—. Soy tres años mayor que tu.

—Lo que digas, vieja, ahora correte o te atropello —movio la silla hacia adelante como si fuese a hacerlo, logrando que diera un salto hacia atrás—. Vamos tarde a tomar el té.

—Oh por el amor de Dios, no dejes que ninguna de las amiguitas de Ally te vea vestido así —pidio—. Sus madres armarian un escandalo si lo saben.

—¿Con quien crees que vamos a tomar el té? —preguntó como si la mujer fuera tonta—. Ahora, correte o llegaremos tarde.

—¿Podrias al menos cambiarte por un disfraz de principe?

—No, esto me da libertad —senti, mas que vi, que movio las caderas dandole enfasis—. Cal, anota comprarme una falda cuando lleguemos a Londres.

—Ni siquiera ebrio, cariño, no hay modo de que salga contigo vestido de esa manera. —reí.

—Al fin alguien coherente. —Rachel me sonrió—. Controlalo, por favor.

—Lo intentaré. —aseguré.

La rubia finalmente se movió del camino, dejandonos pasar. Michael siguió empujandome por el pasillo hasta que llegamos a la habitación de Ally. La niña nos abrio la puerta con una gran sonrisa, trepando a mi regazo al instante y apoyandose en mi pecho mientras entrabamos. Habia cinco niñas más allí, parecian tener la misma edad que Ally y estuvieron igual de encantadas de que llegaramos. Aunque al principio Michael no les daba mucha confianza, el chico logró ganarselas a toda.

Terminamos bebiendo té y escuchando los chismes del jardin a donde asistian, por suerte el mismo era bilingue y aunque se escuchaba raro podian hablarme en ingles. Me enteré de que un tal Franco le robo los juguetes a Brian, Mora se cayó del tobogan y lloro y algunas otras cosas a las que solo asentia y sonreia.

Las niñas terminaron cayendo dormidas, acurrucadas en el suelo. Mi mirada se deslizó hacia Michael, viendolo acunar a una Ally dormida en sus brazos mientras la miraba como si fuese la cosa más preciosa que hubiese visto y eso despertó unas ganas estupidas de poder adoptar un niño con él, sabia que era apresurado pero la expresión en su rostro era increible.

Tal vez, algun día podriamos dar ese paso.

Besos de Colores |Calum/Michael|Where stories live. Discover now