Capitulo 2.

176 30 2
                                    

CALUM.

—Debes poner más empeño en tus ejercicios, Cal. —Camila, la nueva fisioterapeuta que habian enviado del hospital me miró con el ceño fruncido—. Si no lo intentas, nunca lograrás nada.

—He estado en esta silla por dos meses, Cami, y hasta ahora no he avanzado nada —suspiré, pasandome una mano por el cabello—. Los ejercicios no hacen más que causarme dolor.

Colocandose su bolso sobre su hombro, me miró con una mueca—. Esto no sucede de un día a otro, no es magia, Calum. Recuperarse de una lesión como la tuya requiere tiempo y paciencia.

—Estoy perdiendo la poca paciencia que me queda.

—¿Esperanza? —intentó.

—Esa la perdí en el momento en que desperté en el hospital sin poder mover mis piernas —acepté—. La única razón por la que sigo dejando que entres es que temo que Harry patee mi culo si no lo hago.

—Pues, bendito sea Harry, entonces —sonrió antes de mirar su reloj—. Debo irme, tengo otro paciente en media hora —soltó un suspiro—. Sé que esto es dificil, Calum, pero debes seguir intentandolo.

Me encogí de hombros—. ¿A quien le importa si lo intento o no?

—A mi me importa, a Harry y Louis les importa —aseguró—. No te rindas, eres demasiado joven para que te dejes caer.

—Puedo ser joven por fuera pero mi alma es vieja —musite—. Tal vez a esto se reduce mi vida, ¿para que luchar contra la corriente?

—Porque dejar que te lleve es la peor cosa que puedes hacer. —aseguró mientras se dirigia a la puerta, rodando las ruedas la seguí hasta la misma.

—Puede ser, pero es la salida más facil y ya no tengo energia para luchar contra ella.

Camila parecia a punto de contestarme pero el timbre detuvo sus palabras. Dandome una mirada exasperada antes de alcanzar el pestillo y abrir la puerta. Me quede sin aliento al ver al chico de pie en el umbral.

Jeans ajustados, chaqueta de cuero negro y sonrisa de infarto. El chico sostenia un ramo de tulipanes rojos en la mano, los cuales combinaban perfectamente con el tono de su cabello. Hebras del mismo color que las manzanas, caian sobre unos ojos tan azules como el cielo de verano. Los mismos ojos que estaban clavados en los mios, examinandome.

—Bien, veo que tienes visitas —Camila aplaudio una vez, llamando mi atención hacia ella. Me sonrio, dejando un beso en mi mejilla—. Te veré el martes próximo para nuestra sesión. No te rindas, Cal, queda mucho en esta vida por lo que luchar.

Suspiré—. Si tu lo dices. —musité, observandola marcharse, esquivando al pelirrojo en mi puerta. Lo miré a él, quien seguía con la vista pegada en mi—. ¿Puedo ayudarte en algo?

—Oh si, lo siento. Mi nombre es Michael, soy amigo de Harry —me tendió las flores—. Y él me envió a entregarte esto y decirte que vendra pronto a verte y pateara tu culo como es debido. Louis solo dijo que no te preocupes, que no lo permitira.

—Gracias. —las acepté, sonriendo ante el gesto tierno del rizado—. ¿Debo darte propina por esto?

El chico me miró, como si estuviese midiendo algo—. No pero si tienes alguna bebida te lo agradeceria, hace demasiado calor.

—Yo... —miré alrededor de mi habitacion decidiendo si estaba apta para visitas. Suspirando, rodee hacia atrás permitiendo que el pelirrojo entrara, cerrando la puerta detrás de él—. Creo que hay algunos refrescos en el refrigerador —apunté hacia el pequeño el cuadrado blanco en una esquina—. Sirvete tu mismo.

El chico murmuró un agradecimiento antes de dirigirse al refrigerador y sacar una lata de refresco. La verdad lo único que queria era deshacerme de él y acostarme a dormir. No habia estado con muchos animos ultimamente y la sesión con Camila me habia dejado totalmente agotado y dolorido. Solo queria hacer de cuenta que el mundo no existia cuando cerrara los ojos.

—¿Estudias arquitectura? —musito, mirando algunos de mis dibujos pegados en la cartelera.

—Si, ¿Harry no te lo dijo?

—Lo único que Harry hizo fue mover las pestañas y poner cara de perrito abandonado —sonrió—. Basicamente lo que hace siempre cuando quiere que haga algo.

—Conozco esa expresión —acepte antes de mirar la cartelera, tenia varios dibujos de casas que habia creado yo mismo. Siempre habia soñado vivir en una de ellas cuando formara mi propia familia, ahora todos esos sueños se habian esfumado—. Estoy en segundo año.

—Mi hermano es arquitecto —comentó—. Tus dibujos son muy buenos, realmente puedo imaginarme estas casas construidas.

—Gracias. —musité. Miré su figura mientras pasaba su mirada por mis dibujos, examinandolos—. ¿Tu que haces?

—Tengo una tienda de tatuajes en el centro —me sonrió sobre el hombro—. Pero estoy estudiando administración de empresas en la universidad del otro lado de la ciudad.

—¿Porque alguien que tiene una tienda de tatuajes estudiara una carrera tan aburrida? —pregunté—. No te ves como el tipo de hombre que usaria traje.

—Preferiria raparme el cabello antes de ponerme un traje —suspiró—. Pero a veces no tenemos opción sobre nuestras vidas.

—Se lo estas diciendo al chico que esta en silla de ruedas. —le recordé con un tono amargado.

—Dios, lo siento, no debi haber...

—¿Ya terminaste tu refresco? —lo corté—. Sabes donde queda la puerta, adios.

Colocando el ramo de flores, que aun sostenia en mis manos, sobre mi regazo, rodee hacia mi mesa de luz y quite las flores secas que Harry me habia traido la semana anterior y las reemplace por las nuevas, le cambiaria el agua cuando despertara de mi siesta.

—¿Siempre eres tan grosero?

Me giré, mirando al chico con el ceño fruncido. ¿Porque rayos no se habia ido ya?

—Si —contesté—. Si te molesta, puedes irte.

—No, no me molesta, cachorro. —aseguró.

—No soy un perro, no me digas así —gruñí—. Mi nombre es Calum.

—Sé cual es tu nombre —se acerco un par de pasos, inclinandose cerca de mi rostro y pasando un dedo por mi mandibula—. Pareces un pequeño cachorrito asustado que no sabe donde ir.

—No soy un cachorro asustado.

Él solo sonrió antes de volver a erguirse y caminar hacia la puerta—. Sé donde es la salida, gracias por el refresco —me miró sobre su hombro—. Nos vemos pronto, cachorro. 

Besos de Colores |Calum/Michael|Where stories live. Discover now