Hazel

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Hazel notó a Annabeth estaba muy feliz, ahora sí sabía dónde estaban, siempre admiró la belleza de su amiga, pero así, vestida de blanco, sus cabellos rubios eran resaltados por la aureola dorada, estaban bien peinados formando rizos y sus ojos grises que con el reflejo de las nubes se veían más grises aún, estaba preciosa, sabía que, si Percy estaba allí, estaría babeando. Y Jason, con la niebla de piel curada, brillante, le recordó a los vampiros de una película que le mostraron sus amigas en el anfiteatro de la nueva roma, que al sol brillaban, con sus lentes de sol, era un angelito muy cool. También, Piper estaría babeando a chorros. Se preguntaba que tal estarían ellos...

-          Tres pasos más a la derecha... Si, definitivamente es aquí – dice Annabeth – este es el agujero que le hice, aproveché que los dioses no miraban a la pared invisible del Olimpo.

-          Pero si aquí no hay nada además de nubes. – gruñe Hazel.

-          ¿Eso parece no? – dice Annabeth orgullosa – es una pared espejo, si continuamos caminando en línea recta, si, continuamos en las nubes, pero si atraviesas la muralla por las puertas, o por arriba o por abajo, entrarías al Olimpo. Detrás de estas paredes invisibles de 6 metros de alto, está el Olimpo.

-          ¿Entonces, nos llevarás a las puertas? – pregunta Jason.

-          No sé ustedes, pero yo tuve suficientes porteros por hoy – dice Annabeth – además, dijeron que el Olimpo está cerrado, no estoy segura que nos abran la puerta a nosotros.

-          6 metros parece demasiado alto – insiste Hazel.

-          Por eso pasaremos por abajo – responde Annabeth – yo construí este lugar, y dejé un pozo pequeño para escapar en caso de necesidad, solo yo sé de él. ¡Vamos!

Annabeth se agacha sobre sus rodillas y pronto se hunde completamente hasta que desaparece. Fueron unos segundos de terror, ¿y si estaba cayendo? ¿Y si no la volvían a ver? Luego apareció su mano entre las nubes.

-          ¡Ven Jason! – dice Annabeth con la voz lejana, del otro lado.

Hazel guía a Jason hasta las manos de Annabeth, él se arrastra hasta que desaparece, Hazel lo sigue, sentía como si se arrastraba en un pequeño tubo bajo tierra, pero en lugar de oscuro y sucio, era impecable y con luz, se le ocurrió que sería más fácil pasar sin sus alitas, pero casi inmediatamente, llegaron al lado opuesto.

El Olimpo era completamente distinto al lugar en donde estaban recién, ya no estaban rodeados de nubes, ahora estaban en una ciudad griega, o al menos eso parecía, tenía detalles que la recordaba a las ruinas de la antigua Grecia, pero era todo moderno, con ascensores y botones, si perder el estilo clásico.

-          ¡Wow! ¡Annabeth! – dice Hazel – ¡este lugar es maravilloso! ¡Y tiene tu estilo!

-          Gracias – dice sonrojada Annabeth.

-          Huele a uvas – dice Jason.

-          Es el sistema de ventilación – añade Annabeth, mientras nos guía por los pasillos – está acompañado de un sutil aromatizante que cambia por temporadas, pero este es el patio del Sr. D. por eso huele así.

-          ¿Dónde nos llevas? – pregunta Hazel.

-          Vamos directo a la fuente – responde – junto a Zeus.

Parecía que a Jason le corrió electricidad, aunque él lo trataba de disimular, Hazel entiende. Las pocas oportunidades que te cruzas con tus padres divinos pueden causarte una gran impresión, y Jason ha tenido pocas oportunidades de cruzarse con su padre.

Percy Jackson y la Tormenta en el Olimpo (LIBRO COMPLETO)Where stories live. Discover now