Desarraigo carmesí

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Muchos de los guerreros de Vaarja se pusieron a la defensiva tras el escenario donde Yamada tuvo un contraataque que le hizo retroceder de la plataforma, no se lastimó, pero ese respingo hostil fue suficiente para que los demás alarmaran.

—Bakugo, ¿tienes idea de lo que estás haciendo? —Mencionó Sero Hanta con su lanza a la expectativa de cualquier movimiento brusco del rubio.

Katsuki resopló con ruido saliendo un vaho gélido de los labios, la piel en sus hombros y la punta de la nariz tenían una coloración rojiza a causa de la baja temperatura. Levantó el hacha para ladear un poco esa lanza que le apuntaba al frente.

—No, no lo sé, pero... —respondió con una tonalidad ansiosa, miró fugazmente de reojo a Izuku tras de sí y retomó con Hanta. —No voy a dejar que lo lastimen, ya tuvo suficiente.

La última voluntad de Fang fue proteger a ese peliverde, por lo tanto, iba a seguir con ese legado que le dejó su colega animal.

Conocía las consecuencias de sus acciones, se había revelado a las tradiciones de su pueblo manchándolo como un hereje, pero eso ya no importaba, ahora debía ingeniárselas para lograr salir de ahí con el forastero y la oveja.

Izuku giró notando la cantidad de guerreros que los tenían rodeados en la plaza, la mayoría armados en lanzas, espadas, hachas y armaduras blindadas en huesos y pieles. Tenía que efectuar su última alternativa, por lo que buscó al guerrero que luciera más omnipotente entre esa multitud de bárbaros, ese debería ser el líder.

Checando entre la multitud recordó a su compañero por lo que giró a ver su estado, sin embargo, la oveja ya no estaba en la base de la plataforma y el camino por el que llegaron había desaparecido con el movimiento de las personas.

—Horn... ¡Horn! ¡¿Dónde estás?! —Voceó angustiado de haberlo perdido de vista.

Katsuki sintió la espalda del otro chocar contra la suya al estar invadidos alrededor por los guerreros, giró sus granates a la dirección donde recordaba haber visto a la oveja para cerciorar el llamado preocupado de Izuku. Ese momento lo tomaron idóneo muchos guerreros, sabían el calibre sanguinario del rubio por lo que procuraron que bajara la guardia.

El filo de unas espadas avanzó hacia él, pero fueron evadidas ladeando para chocar entre ellas por el descenso del hacha. La lanza de Sero dirigió hacia su torso, sin embargo, Katsuki giró con destreza y procuró arrastrar a Izuku desde las prendas también, para su sorpresa el pecoso también evadió por su cuenta las armas que venían a por él, agachándose con un gesto de dolor por su pierna todavía lesionada.

Katsuki sorprendió de darse cuenta que no solo era una cara bonita, sino que tenía algún dote de combate ante esa agilidad.

—¡¿Qué manejas...?! —Exclamó Katsuki centrado en los ataques.

—¿Qué? —Reprochó Izuku confuso.

—¿Con qué arma estás adiestrado, idiota? —Preguntó exasperado, si tuviera oportunidad de tomar una de las que estaban por ahí y dársela al peliverde todo sería más fácil.

—Soy arquero, pero-... —respondió entorpecido evadiendo los ataques. —¡Horn, si me escuchas debes irte! ¡Te alcanzo después! —Voceó con vigente preocupación de no ver su amigo lanudo.

Entre la moción de los ataques Katsuki estaba perdiendo la paciencia, no lograban salir de ese círculo hostigador ya que no les daban apertura, pero tampoco él quería lastimar a los guerreros, después de todo eran sus compatriotas de Vaarja.

Uno de los filos de los sables alcanzó la cintura de Izuku rasgando su ropa y enseñando una pequeña cortada que alcanzó su carne. Eso lo hizo quejar con evidencia llevando su mano a tocar la lesión.

Horn & Fang [BkDk]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu