FREEDOM|CNCO.

V E I N T I N U E V E

—Perdóname… —murmuró él—. Perdóname por todo…

—Christopher… —comenzó.

—Por favor; déjame hablar… —suplicó.—, sólo después de que me escuches quiero que me digas lo que piensas ¿sí?

—Te escucho.

—Perdóname por haberte dicho todo lo que te dije ese día, no estaba usando el cerebro, claramente; jamás quise lastimarte, sólo…sólo estaba enfadado…sé que las palabras duelen mucho que los golpes y que nada justifica mis actos pero estaba jodidamente desesperado, sólo quería que te quedases conmigo pero…no lo hiciste, Danna… —inquirió en voz baja—. Me dejaste justo cuando quería que te quedaras; me soltaste justo cuando quería que me abrazaras con más fuerza y no tienes ni idea de lo que sentí cuando Joel me dijo que te habías ido… y luego descubrí que soy un desastre cuando no estás tú… —Danna lo miró fijamente por largos segundos que le parecían interminables—. Y perdóname por haber tardado tanto en venir pero no quiero seguir sin ti, Dan… porque puede que sea un imbécil de mierda pero te amo y me acostumbré y amo tanto tenerte en mi vida que cuando no estás conmigo… siento que estoy perdido…

—Chris…

—Traté de darte tu espacio y respeté tu decisión pero no puedo más, Danna ¿es que no te das cuenta? —pausó—. No puedes venir a la vida de una persona, hacer que todo lo que conocía cambie para bien y luego simplemente desaparecer de ella sin dar ni una sola señal de vida —le explicó con desesperación.

—¿Ya terminaste…?b—susurró. Christopher la miró fijamente sin decir una sola palabra y luego asintió débilmente.

—Sí…

—¿Y crees que después de esto yo voy a volver contigo? —cuestionó de repente. Christopher dio un paso atrás como si le hubiese dado un golpe pero no dijo más. Sus ojos marrones la contemplaron fijamente y en tanto silencio que Danna por un segundo creyó que estaba sola. Y es que de repente, Danna se sentía valiente. Lo suficientemente valiente como para caminar hasta él, detenerse justo en frente y señalarlo con su dedo mientras sus ojos marrones eran incapaces de dejar de mirarlo. Era un sueño, sí, uno del que no sabía cuándo iba a despertar encontrándose nuevamente sola en su habitación, justo como había soñado algunas veces. Apoyó la punta de su dedo en el centro del pecho del castaño sólo para comprobar que en efecto, él no era un sueño. Era real. Tan real que estaba tocándolo y que su jodido perfume que ella tanto amaba se estaba colando en sus fosas nasales haciendo que su estúpido corazón cobarde temblase muchísimo y que sus piernas traidoras comenzaran a querer traicionarla. ¡Joder, lo fácil que era perderse en Christopher Vélez! Pensó con amargura—. Me hiciste sentir como la mierda, Christopher. Me recordaste lo miserable que era mi jodida vida y sí, tenías razón en todo lo que dijiste y no te imaginas como me dolió y todo lo que sentí en ese momento. No tienes ni idea de todas las veces que deseé poder gritárselo al mundo porque estaba tan jodidamente harta y aunque yo lo deseaba y era mi jodido derecho decirlo, lo hicieron ustedes. ¡Lo hiciste tú! —estalló—. Y no obstante, tuve que aguantar cada una de las humillaciones de Alison cuando llamó ocho veces porque repentinamente ya no era sólo Danna, la tipa que los vestía bien, era la jodida hija de Donna McClure. Me lanzaste a un mundo para el que definitivamente no estaba preparada y de un momento a otro mi cara y mi nombre estaban en todos lados y había una docena de reporteros acampando en el patio de mi casa y otra docena en la puerta de mi edificio esperando por mí como si fuese una jodida celebridad que no soy, sólo soy Danna e hiciste que mi mundo estuviera de cabeza en todos los putos sentidos.

—Danna… —susurró él pero ella negó.

—¡Y todavía hiciste que Cleo, que es una de las pocas personas que más amo en mi vida y que me aman sin interés alguno me traicionara! —replicó— Me hiciste ver mi suerte y sí tú crees que después de todo eso, yo voy a volver contigo… —murmuró entre lágrimas—, estás en lo correcto…