T R E C E

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 —Esos vestuarios les van de maravilla

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—Esos vestuarios les van de maravilla.—le susurró Alison a Clara. La dominicana asintió firmemente mirando desde la lejanía a los chicos sobre la alfombra roja que posaban a las cámaras.
 
—Obvio que están de maravilla, a Danna le costó conseguirlos.—argumentó Madison.
 
En realidad liberó sus alas para conseguirlos, pensó.
 
—Es su trabajo, le corresponde hacer lo que se le dice.—sentenció la rubia sin voltear a mirarla.
 
—Qué lindo mundo sería si cada cuál hiciera bien su trabajo.—susurró con desdén.
 
La rubia logró oírla pero un pequeño empujón de Clara y una pequeña seña con su cabeza fueron suficientes para darle a entender que no era momento para cualquier otra cosa. Bufó con molestia y se limitó a mirar a sus representados: esos cinco chicos que miraban serios a toda cámara que los enfocara.
 
Madison suspiró. No podía negar que esos muchachos eran hermosos con esas caras serias, ¿pero por qué casi nunca se los veía sonreír en una alfombra roja? Era una lástima que ninguno de esos fotógrafos lograran captar las espléndidas sonrisas que esos chicos manejaban.
 
Una pequeña idea se asomó en su cabeza y no pudo evitar ponerla en práctica.
 
Mirando fijamente al grupo, rogó al cielo que la fuerza de atracción de sus ojos atrayeran la mirada de alguno de ellos. En solo un par de segundos tenía una mirada esmeralda sobre sus ojos marrones, recibiendo una elevación de la comisura de sus delgados y rosados labios. La morena suspiró. Le dedicó una fugaz mirada a Alison –quien estaba delante suyo– y volvió a mirar a Erick –que no le quitó la mirada de encima ni un segundo–. De nueva cuenta llevó sus ojos a la rubia para simplemente fruncir su ceño, dejar la punta de su lengua fuera de su boca y levantar su dedo de en medio hacia ella.
 
Claro estaba que era algo sumamente infantil pero viniendo de Madison –una chica que normalmente era seria– era una escena graciosa de ver. La argentina pudo escuchar desde la distancia la carcajada de Erick, lo que inevitablemente la llevó a hacer diferentes caras y señas hacia la espalda de Alison. De un momento a otro pudo escuchar más carcajadas además de la del ojiverde, lo que causó que mirara hacia él; dándose cuenta que los demás chicos se habían dado cuenta de su pequeña hazaña.
 
Madison sonrió victoriosa, le guiñó el ojo al ojiverde –dejando las mejillas de este color rosado– y comenzó a caminar lejos de Alison y Clara con rapidez. Cuando estuvo lo suficientemente lejos de ellas, de las cámaras y del lío de gente; se rio. Había alcanzado su objetivo: hacer reír a los muchachos. Con eso logrado caminó al camarín de los chicos. Pasaron varios minutos desde que había comenzado a caminar cuando una figura alta y delgada con cabellera rubia oscura casi choca contra ella.
 
—Oh, lo siento tanto.—susurró Alexia con rapidez. Al darse cuenta de que era la morena, sonrió con alivio.—Oh Madison, eres tú... ¿Estás bien?
 
—Tranquila, ni me tocaste un pelo.—sonrió encogiéndose de hombros. Miró a las manos de la rubia y su sonrisa se ensanchó—Ay, yo también quiero café, ¿me acompañás a buscar?
 
—Claro, justo estaba por ir al camerino de los chicos para verlos en la televisión; pero te acompaño y luego vamos para allá, seguro...
 
 

FREEDOM|CNCO.Where stories live. Discover now