C U A T R O

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—...y te irás, te irás como un cometa que se va sin un destino...

—¡Basta!—los interrumpió Madison.—Chicos, necesito armonía. ¿Qué les pasa? Los escuché cantar esta canción en vivo y fue de las mejores que cantaron, ¿por qué ahora de la nada no armonizan?

—Es que, Madison, esta ya es una canción vieja y...

—¿La cantan en los conciertos?—volvió a interrumpir a Erick.

—Sí.

—Esa es razón suficiente para armonizar.—se encogió de hombros.—Los escucho siempre decir que quieren lo mejor para sus fans y no hay cosa más hermosa que escuchar armonía en un concierto, ¿qué más esperan ustedes para darles eso?—miró a todos ellos sin esperar siquiera respuesta. Sacudió su cabeza por un segundo y volvió a decir:—De nuevo, desde el estribillo.

Erick suspiró  y frotó sus ojos con sus dedos. No había pegado un ojo en toda la noche, tuvo que levantarse a las cinco y media de la mañana, no había almorzado y ahora debía cargar con las intensas instrucciones de canto de Madison para rematar el día. ¿Cómo el mundo pensaba que pudiera aguantar y estar con una maldita sonrisa en su rostro todo el bendito día?

Comenzaron a cantar luego de que la morena marcara el compás, esta vez no los interrumpió por un largo momento, siguieron cantando después del estribillo y en el momento que Zabdiel comenzó a cantar su parte, Erick llevó sus ojos a los de su instructora. Sus ojos cafés fijos en su compañero, escuchándolo cantar atentamente, asintiendo y marcando un ritmo con sus pies, su ceño ligeramente fruncido y una pequeña –muy pequeña– sonrisa daban a entender que lo escuchaba bien. La comisura de los labios de Erick se elevó.

Ya habían cantado por segunda vez el estribillo y estaban por acabar la canción, cuando las puertas del lugar se escucharon estrellarse con fuerza contra las paredes del lugar al haberla abierto tan abruptamente. Los seis saltaron por el susto que aquel ruido les provocó, llevaron sus miradas a las cortinas negras de tela gruesa y unos pocos segundos después Alison apareció a través de ella; seguida del resto del equipo.

—¿Acaso escuché que cantaban Cometa?—preguntó acercándose a ellos sin siquiera tomarse la molestia de saludar.

—Buenas tardes, Alison—dijo Maddie con sarcasmo, elevando una ceja hacia la rubia.

—Disculpa, me caen mal las personas que llegan tarde.—se burló.

—Sí, y a mí me caen mal las personas que se creen superior al resto, con la diferencia de que yo trato de ser educada.—contraatacó.

Erick miró a Madison con ojos iluminados; por fin alguien que se lo decía, suspiró su voz interior. Richard y Zabdiel rieron por lo bajo y ocultaron su rostro detrás de sus compañeros como si se estuviesen riendo de una pequeña travesura. Joel sonrió con orgullo, mientras Chris sonrió y se cruzó de brazos.

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