Por el bien

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Pedri tuvo la semana entrante su sesión con Gabriel. Se la pasó llorando.

Llorando y lamentándose al igual que los días anteriores por la situación que se había formado en tan poco tiempo.

Fue la primera vez que lloro tanto fuera de su casa, de su cuarto. Y su psicólogo lo único que hizo fue pasarle pañuelos mientras escuchaba todo detenidamente, no quería consejos, ni soluciones, solo quería descargar todo en algún lugar sin ser juzgado o regañado por sus acciones, por no haber sabido como actuar o manejar las cosas.

No puede pensar en cómo solucionar lo que ocurrió, porque lo ve todo tan perdido en esos instantes que solo puede optar por no hacer nada por el miedo a no saber a donde ir, como si estuviera caminando en vidrios rotos y cada pequeño paso que da, es un nuevo gajo clavado en su pie o como en una cuerda floja, donde cada vez más le cuenta mantener el equilibrio.

Sin embargo trata de tomar el consejo de Gabriel, que se tomará el tiempo de sentir, que se permitiera tambien hablar con su hermano y que este le ayudara a modo de contencion. Lo cual no se le hizo difícil.

Fernando ya se había enterado por los titulares y lo había ayudado un poco durante los días previos a la sesión de terapia, ahora su hermano se había puesto al día. Pedri le contó todo, desde el principio hasta la actualidad, todo aquello que no le permitió ver nunca a Fer, lo destapó en la tarde del sábado de aquella semana.

Y nuevamente lloro, pero se sintió diferente que los días atrás, cuando se dejó abrazar por su hermano mayor fue como un gran alivio. Puedo sentir a su lobo relajarse, compartiendo el mismo alivio por saber que alguien estaba al tanto de todo en su vida y por la compañía.

Se había olvidado un poco de como era que esa sensación y la recordó por completo en los brazos de su familiar, sintiéndose que nadie podía hacerle nada, ni decirle nada. Como si estuviera protegido por un escudo.

El día uno del mes de abril, se quedó en la casa junto con su hermano, el partido contra el Elche fue un recordatorio para él de que debía mejorarse pronto y volver a jugar. Volver a pisar el pasto de la cancha y que no le dijeran nada fuera de su modo de juego, necesitaba eso, necesitaba mostrar lo que verdaderamente era importante en su carrera.

Agradecía que los días que seguían a ese partido, no tenía que ir al entreno obligatoriamente. Pero si tenía que acudir con los médicos del club y parece broma, pero justo el día que tenia que ir, era el mismo día para cual le citaron a conversar.

–Puedo ir contigo si quieres

–No necesito que me cuides tanto Fer

–Ay Papi...eres mayor y te sabes cuidar solo, eso lo tengo muy en claro, pero aveces en momentos como este, solo necesitas apoyo –su hermano tiene una forma de hablar que le hace torcer el brazo en cualquier circunstancia, así que asiente. Quizás tenía razón, necesitaba de compañía– Sí fueras Alfa o beta no me importa, eres mi hermanito y yo siempre voy a estar cuidándote, que no se te olvide nunca tolete

Él asiente y se vuelve a meter entre los brazos del mayor. Es hogareña la sensación. Fer estaba liberado su aroma y Pedro lo siente, lo siente como si pudiera olerlo por sí mismo.



. . .




Estaba cagado. Estaba bien cagado en las patas.

Fer lloro. Lloro porque su hermanito estaba pasando por mucho y el nunca se había dado cuenta de eso, cosa que hizo sentir sumamente fatal al Omega, porque no quería que su hermano se sintiera de esa forma por su culpa y le dijo que de ahora en más, le contaría de esas cosas y que le mantendría al tanto siempre. Lo intentaría.

DefectuosoWhere stories live. Discover now