Morder

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Pedro esta acomodando la mesa mientras se repite las instrucciones de cuanto tiempo tiene que dejar la comida en el fuego, había obligado a Fernando quedarse con sus amigos hasta tarde, por lo menos hasta las doce y que también le ayudara a hacer la cena porque no quería ser responsable de un incendio.

Le pidió ayuda a Gavi para elegir su ropa, totalmente mala idea, porque entre los dos no hacían ni dos neuronas completas y según Aurora, ambos tenían un pésimo gusto para vestir. Le da la razón porque bueno, son hombres y todo lo que tiene en su ropero son sudaderas, jeans rotos y camisetas básicas.

Además de que le pide un concejo de cómo actuar a los hermanos alfas y se los anota mentalmente, estando seguro de que los usaría.

No le importa, esta seguro que su atuendo más casual serviría, al fin y al cabo estaban en la casa, no en un restaurante de lujo con etiqueta.

Justo cuando el timbre suena, la comida ya estaba por terminar de hacerse y él casi se cae por los nervios.

Se peina un poco, respira profundo, reza para que la comida sepa bien y abre la puerta sonriendo.

Su pecho se hincha al ver al más alto y más cuando ve la pequeña bolsa de plástico en sus manos.

–Traje postre

Pedro se aparta de la puerta dejandole entrar y al cerrar la puerta se siente con la suficiente confianza para tomar de la cara al otro y plantarle un beso. No planeaba que fuera uno largo, pero cuando quiso alejarse y el brazo en su cintura se lo impidió, solo opto por dejarse ser, como venía haciéndolo esas semanas.

Se sintió sumamente bien sentir el toque suave y como era besado sin prisas, luego del clásico, no se habían besado ni nada de eso, no porque no quisieran, no podían. Estar constantemente rodeados de gente o de sus compañeros de equipo era algo que interrumpía algún que otro momento.

Pero dentro de sus casa, puertas adentro, con las cortinas cerradas, podían besarse y tocarse todo lo que ellos quisiera sin miedo a que algo sucediera.

–Te extrañe

–Nos vimos hoy en la tarde Pepi

–Peeero extrañe besarte –dice soltando un poco al joven

–Hueles eso?

Pedri se alarma ente la pregunta y prácticamente corre hacia la cocina, apagando el fuego, rezando para que no se le quemara, no se veía quemado, en realidad tenía buena pinta y todo.

Ferran mete mete el postre en la nevera y camina hacia el Omega, quien le hace un puchero diminuto a la olla con la comida

Le habla queriendo evitar que piense que algo mal estaba con su comida, porque no cree que Pedro cocine peor que él.

Y estaba en lo correcto.

El arroz con pequi de Pedri tenia sabor a esfuerzo, además de estar delicioso, toma una nota mental de que dejara que el menor haga la comida cuando estuvieran juntos.

Tuvieron una charla amena, dentro de lo que cabía al ya conocerse y pasar gran parte de sus días juntos, mucho no había de que hablar en cuestión, pero Ferran era un imán para las conversaciones absurdas así que de un momento a otro se encontraban en un debate de cómo se se tira ser un gusano o incluso un circulo.

Pedro cree que es mejor ser un gato, solo comer, ir al baño y dormir. La verdadera vida de un rey.

Las charlas raras eran parte de la personalidad del mayor y no iba a mentirse, le encantaba que lo fueran, porque ahora por Ferran, él odia lo convencional.

Entre una cosa, otra y algún toque de piernas sutil debajo de la mesa, la comida se termina y ellos pasan a tirarse a la cama de la habitación del menor, donde Ferran pone una película de la cual no se había podido sacar de la cabeza desde que Eric le habló de ella.

DefectuosoWhere stories live. Discover now