diciassette

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Yoongi tocó la puerta del salón nocturno, como le gustaba llamarlo Jungkook a su sala de composición. Ya habían pasado días desde que lo último que escuchó de su mocoso fue sobre el pequeño mago pastelero, y de lo hermoso que es.

Mejor dicho, después de un pequeño colapso sobre la introspección de sus sentimientos.

Eran muy profundos, mucho más de lo que imagino. Lo sabía él, lo sabía Jennie. Él único que no estaba consciente de ese hecho era el mismo, Jungkook. Yoongi estaba preocupado, sabía que comía por la ausencia de leche y cereal. —Jungkook, es hora que descanses de verdad y no esta mierda de autocompacion qué estás haciendo. ¿Qué hay de malo de sentir?

Su voz tembló. —Estoy bien, hyung. Solo déjame un rato más aquí.

—Jungkook, estoy preocupado y estoy seguro que Jennie sino estuviera en su trabajo, estaría aquí con el corazón en la mano y mimos. Sal por favor.

Pedí. Pero no escuché ninguna respuesta de su parte, ni pisadas, ni movimiento, solo un silencio largo y pesado. —No merezco sentir esto, lo sabes. Soy malo, deje a mis amigos de lado y por eso me odian. Lo sabes.

—Jungkook, deja de hablar así de ti. Solo ábreme y hablamos.

—Realmente no quiero hablar.

—Jungkook...

Otra vez un silencio, pero que fue roto por el sonido de un teclado calmado. —Hyung está siendo un poco molesto.

La voz de Jk se escuchó más fuerte y no los susurros a la puerta de hace un momento. No entendía absolutamente nada. —Estoy bien, army. Solo que no he salido a comer estos días, pero estoy bien. Traigo de comer aquí, y como mientras compongo. Pero nada de que preocuparse. Solo que Yoongi quiere que lo abrace, hyung es como un pequeño gato.

La voz de Jungkook seguía, pero se estaba desvaneciendo poco a poco, ante la verdad. Jungkook está escondiéndose con sus fans, con la música y siendo miserable porque sentía que debía de ser así.

kookmin twitter au ♡ carino e piccolo Where stories live. Discover now