EXTRA

98 8 2
                                    

Aubrey

Algunos meses atrás

Alana no hace berrinches, no llora por lo tanto no lo hace mientras mira por la ventana del auto, sus pequeñas manos están en dos puños

Esta furiosa

Le dije que no, antes no lo había hecho, pero antes no había pedido nada, le doy lo necesario y que pidiera un jodido perro me estresa, me recuerda cuando fui a esa tienda con papá y compramos el perro que no vi crecer

Por eso debía decirle que no, no quiero nada que me recuerde a mis padres, aún cuando quiero volverlos a ver más que nada, suspiro pensando, Alana sigue molesta y la casona se siente cerca

Mi teléfono vibra con un mensaje y gruñó pidiéndole al conductor que de la vuelta, llegamos a la casa que nos espera donde ya hay varios hombres rodeándola, no quiero bajar con Alana, no me gusta exponerla a estas cosas pero no puedo dejarla en el auto

La tomo en brazos aún cuando no quiera y refunfuñe, haciendo que la curva en mis labios se deslice formando una sonrisa que oculto rápidamente

El lugar está infestado de suciedad, Alana se pega más a mi pecho, ocultando la cabeza en el hueco de mi cuello, sabiendo, suspiro de nuevo y uno de mis hombres está en el medio luciendo nervioso

—Si todo sale bien, pronto Jenkin revelará todo lo que es — expresa, — el oculta un gran secreto, pero jamás te lo dirá

Lo miro con una ceja arriba, y el sacude la cabeza

»—No puedo decirte nada Aubrey, solo que quieren la cabeza de tu hija, así que debes sacarla de Holanda pronto — murmura hago una mueca, sintiendo mis hombros tensos, doy media vuelta listo para salir de ahí, creí que sería información útil

Ahora solo tengo un nombre en mi teléfono con la orden de muerte para el, y gimo exasperado sabiendo que llegaremos más tarde a la casona

Vuelvo a poner a Alana en el auto, pasándole el cinturón y dándole la nueva dirección al conductor, que nos deja cerca de la tienda de mascotas que visitamos antes, Alana frunce los labios y aparta la vista

Recibió un no y lo acepto, y ahora tengo cosas mas importantes que pensar en un perro

Me sigue ya que no quiere que la cargue, y avanzamos a la parte trasera de la tienda de mascotas, reviso mi teléfono y el hombre que debo matar ya empeiza a caminar por ahí, luce nervioso tanto que no se percata de nuestra presencia

Alana está sentada sobre un ladrillo meintras mira algo en su tablet, y sus ojos se encuentran con los míos y algo brilla en ellos, se pone de pie dejando la tablet a un lado y se acerca a mi

Uno de mis hombres detiene la huida del hombre al que debo matar mientras yo me pongo sobre mi rodilla para examinar a mi hija y esperar ver qué quiere ella

—¿Me dejas usar el arma? — pregunta en su lenguaje y enarco una ceja dispuesto a negarme pero ella se adelanta, pone una pequeña sonrisa y me pide que la cargue, mientras acerca sus pequeños labios a mi oreja — si yo hago un tiro tan igual como el tuyo, tu me compras un perrito

La veo con las cejas arrugadas, pensando en darle una respuesta

Se muy bien que mi hija es inteligente y que alguna vez atrás le mostré como disparar con mi arma, sin balas, pero no pensé que con dos años y medio me pida que le preste un arma y que disparamos a ver si puede conseguir un perro

La vuelvo a dejar en el suelo y ella sonríe, llevando sus manitas atrás, y esperando paciente, vuelvo a suspirar pidiéndole a uno de mis hombres que doblegue al otro sujeto

—Callate que hay niños presentes — le digo con ironía, mientras el sigue insultando y rogando por su vida

Alana no pierde vista de mis movimientos y antes de hacer algo más, saco el arma y disparo al hombre en la cabeza poniéndome sobre mi rodilla para estar a la altura de mi hija

—¿Aceptas papi? — pregunta esperanzada, cierro los ojos y lo medito por unos segundos, cuando los vuelvo a abrir, el avellana en ellos brilla bastante y con los labios apretados me extiende la mano para que le dé el arma

—Sera nuestro secreto — expreso y ella asiente feliz mientras uno de mis hombres busca una tabla de madera que pone frente a ella, ninguno de ellos escucho nuestro intercambio de palabras, pero saben que le ayudo a mi hija a practicar sus tiros para cuando empiece a entrenar en serio

Se hacen dos marcas en la tabla, y apunto rápido hacia la cual yo debo apuntar, es un tiro perfecto, y Alana me mira con una ceja arriba mientras acomodo el arma en sus manos después de sacarle las balas y solo dejar una de ellas, me acomodo a su espalda y coloco la diadema de sus auriculares sobre su cabeza

Me pasan la tablet de mi hija y pongo algo de música baja pero lo suficiente para el sonido no le maltrate, ella acomoda la pistola como le he enseñado, separando las piernas y después de quitarle yo mismo el seguro, pendiente a cada movimiento ella jala el gatillo, me aseguro de sostenerla cuando cae hacia atrás por el impacto

Levantó la cabeza para ver la marca de su disparo, solo está algunos centímetros más abajo que el mío y  de la marca que pusieron en la tabla, solo algunos centímetros

Gruñó porque fue casi perfecto, Alana mira lo que yo y brinca de emoción mientras me devuelve el arma y corre hacia el interior de la tienda

Mis hombres nos ven curiosos mientras la sigo, gruñendo al verla pedirle a la dependiente el perro que vio antes, el pastor alemán, con rabia espero que la mujer le de el puto perro y me acerco a pagar con ella a mis pies

La subo al auto, sin dejar de ver al maldito perro y acomodo las compras del puro animal a los pies del auto, el hombre nos ve curiosos desde el asiento de conductor y le ordenó en un grito que se ponga en marcha

Debemos llegar a la casona

—¿Papi estás molesto? — pregunta curiosa pero no deja esa sonrisa de satisfacción que he visto en su madre y siento que ahora no solo tengo una maldita niña malcriada, ahora son dos

Y una de ellas la hice yo

Vuelvo a gruñir mientras nos detenemos en ell garaje subterráneo de la casona, me bajo del auto esperando en la puerta que ella se baje

»—¿Me ayudas con el perrito por favor? — pregunta con inocencia y sostengo al animal mientras ella da un salto hasta aterrizar en el piso

—Alana toma tu perro, que si lo veo por ahí solo le doy un tiro — ella no se detiene de correr, mientras grita una y otra vez llamando a su madre, los hombres bajan la comida del cachoreo que ladra en mis manos, vuelvo a gruñir siguiendo a mi hija hasta llegar a la cocina donde dejó el perro en la isla junto a mi hija

Jasmine me ve confundida y con la rabia que cargo, empiezo a caminar a la salida de la cocina con rumbo a mi habitación, asegurándole a Alana con la mirada que mi amenaza cuando empezó a correr era cierta

»—No preguntes una mierda — le digo a mi mujer meintras le doy la espalda a las dos, sin creerme del todo que una pequeña niña de dos años me manipuló

Oscuridad ~ Hoffman #4Where stories live. Discover now