Pensó también en su actual tamaño, en la reacción que tuvo  Peter Pan al observarla y en todos sus nuevos y rotos sentimientos que ahora almacenaba en aquel extraño y desconocido cuerpo.

Ella no era así. Ella no era esta mujer. Y en estos momentos, no había nada que quisiera más la hadilla en el mundo que volver a ser quien realmente era.

Moira sopló los polvillos dirigiéndolos al fino rostro del hada y cerró los ojos con fuerza esperando que la idea funcionara y que aún no fuera demasiado tarde. Esperando que también Peter Pan tuviera la situación controlada con los piratas y se encontrara sano y salvo.

—¿Funcionó?—Pregunto la castaña con los ojos aún cerrados, sin embargo no obtuvo respuesta alguna.—Campanilla, ¿Funcionó?—Insistió alzando la voz. La respuesta fue respondida con un tintineo en su oído.

Moira abrió los ojos y mostró una sonrisa genuina al encontrarse con una Campanilla diminuta, voladora y sonriente. La hadilla valiente, testaruda, celosa. La que sin duda alguna; era la más leal que conocía; volaba a su al rededor con felicidad y entusiasmo.

—Escúchame.—Pidió la menor.—Peter está en el barco pirata y...—El hada ignoró el sermón y rodó los ojos para después sacar la lengua en forma burlona. Moira frunció el ceño y estuvo a punto de responder cosas no muy buenas ante tal actitud. Sin embargo, con un tintineo el hadilla le señaló la salida del lugar y salió volando a toda prisa.

Moira bufó al darse cuenta de que volvía una vez más, la Campanilla altanera. Inconscientemente, también sonrió.



La espada de Peter Pan se volvía a encontrar con el afilado garfio del Capitán. Mirada contra mirada, ambos sujetos no tenían la palabra "derrota" dentro de sus planes.

—¿Has vuelto por la niña?—James Garfio mostró una sonrisa burlona pues sabía que Peter Pan siempre se daba los aires de caballero y héroe frente a las damas.

—Su nombre es Moira.—Exclamó Peter Pan volviendo a atacar con todas sus fuerzas, pero el capitán volvió a evadir el ataque con rapidez.

—No es un dato que me interese recordar.—Contestó. Con fuerza, el garfio del Capitán se aproximó al rostro del chico. Peter Pan, al intentar esquivar el afilado garfio, se agachó lo más que pudo perdiendo un poco el control y la altura de su vuelo. No obstante, cuando intentó volver a elevarse por los aires para seguir defendiéndose; su cuerpo ya no le respondía de la misma manera, pues uno de los piratas lo tomó de la pierna por sorpresa logrando que el escapar del Capitán se volviera una tarea mucho más difícil para el joven.

A su alrededor, más piratas se aproximaron hasta casi acorralarlo contra el poste de una vela.

Peter Pan tragó saliva sintiendo como su corazón latía y daba pequeños golpes contra su pecho. Por primera vez en todas las historias de sus batallas contra el Capitán Garfio, el muchacho comenzó a sentir miedo.

—¡Campanilla espera!—Rogó Moira. Llevaba horas corriendo tras el vuelo apresurado que aquella bola de luz mágica levantaba. El hada se detuvo antes de poder seguir el vuelo rumbo a cruzar el mar.—No puedo volar, necesito polvillos. Por favor.

El hada se negó rotundamente. Moira comenzó a sentir la rabia acumulándose en su pecho.

Después de todo lo que la había ayudado para volver a su estado actual, ¿Ahora se negaría a ayudarla? ¿No lo haría al menos por agradecimiento?

Quería ayudar. Quería ver a Peter Pan. Quería ser útil.

Sus dientes chocaron y su rostro se encendió dándole a conocer a su acompañante lo furiosa que se encontraba.

—¡Oh! ¡Eres tan...!

El hada indicó con su pequeña mano que guardara silencio, callando las palabras de rabia que Moira estuvo a punto de soltar para después, indicarle con la mirada que observara en dirección hacia el bosque. Comprendió entonces que, alguien tenía que ir a avisarle a los niños perdidos acerca de la batalla y la situación en la que se encontraba su amado líder Peter Pan.

—Pe-pero Peter...—A Moira no le dio tiempo terminar la oración pues el hadilla salió disparada cruzando el océano por los aires.

Moira observó una vez más a su alrededor. El bosque se encontraba totalmente oscuro y la temperatura que este conservaba durante las noches no era la más agradable. Con valentía, siguió la dirección que llevaba hacia donde el campamento indio. Después de unos minutos, pudo notar el delatador humo del campamento muy a lo lejos, y Moira supo entonces que, definitivamente, no llegaría a tiempo.

El viento cada vez soplaba con más fuerza y las nubes que antes parecían blancos algodones de azúcar comenzaban a tomar un tono grisáceo y opaco.

El país de Nunca Jamás lo sabía; y sus flores anunciaban con temor la noticia. Peter Pan corría peligro, y ella necesitaba ir a ayudarlo.

No había tiempo para llegar al campamento. Debía haber otra forma de pedir ayuda.

Aturdida, sacudió su hombro lleno del polvo de hada que había recogido para Campanilla, cuando por su mente se cruzó una idea. Una idea magnífica.

Moira comenzaba a sentirse agradecida de haber puesto atención a sus primeras clases de Historia en el instituto y de poder recordar las anécdotas de su profesor; cuando este les narraba a sus alumnos acerca de las tácticas perfectas de guerra que se habían empleado en el pasado y de cómo todas y cada una de ellas contaban tanto con un plan de ataque aéreo como en uno marítimo.

Rápidamente, la chica corrió en dirección contraria hasta toparse con la costa y volver al bote que la había ayudado a escapar del navío pirata. Lo arrastró de la playa hacia las olas con toda sus fuerzas para después adentrarse en este y comenzar a remar en dirección a la bahía de las sirenas.

Eso mismo es lo que buscaría con tanta prisa: Ayuda aérea y marítima.

Lo único que Moira esperaba, era que las hadas y las sirenas se llevaran bien entre ellas.




Cuando Campanilla estuvo lo suficientemente cerca del navío pirata, pudo observar cómo Peter Pan yacía en el suelo de este. La hadilla voló mucho más rápido con cierto pánico dentro de sí; el cual, solo aumentó de una manera impresionante al darse cuenta de que el muchacho ya no solo se encontraba desarmado y débil, también estaba sangrando.

¿Y qué ocurrió con Peter Pan? (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now