Capítulo 24

241 26 0
                                    

Ariel abría los ojos con dificultad, debido a que había mucha luz en su habitación, ya que el sol del día que ingresaba por su ventana, se mezclaba con la luz eléctrica de su habitación, que no había tenido oportunidad de apagar anoche.

Al recordar lo sucedido la noche anterior, Ariel dirige su mirada hacia Lucas, quien aún dormía pacíficamente. Un suspiro de alivio escapa de sus labios, ya que no era una buena idea que él descubriera lo que había ocurrido mientras estaba ebrio. Con cuidado, se levanta de la cama en silencio para salir sin despertarlo.

Ariel apaga las luces de la habitación, del cuarto de baño y del salón, y observa la ropa de Lucas esparcida por el suelo que seguían un camino, desde la sala hasta el cuarto de baño. Decidió recoger las prendas y llevarlas de vuelta a la habitación para poder inventar una historia creíble sobre por qué él estaba durmiendo desnudo.

Al regresar nuevamente a su dormitorio, Lucas seguía durmiendo sobre su cama, lo que le llenaba el corazón de hermosos sentimientos, presionando la ropa de él sobre su cuerpo, como si se despidiera con un abrazo de su secreto amante, para posteriormente dejarlas sobre la cama.

Con cuidado, Ariel abre su armario en busca de su ropa, debido a que aún estaba desnuda. Siente el deseo de lucir bella y femenina ese día, así que busca en el cajón donde guarda su lencería y saca unas bragas, colocándoselas rápidamente, acomodándolas con cuidado antes de buscar el resto de su vestimenta.

—Eso te queda muy bien.

Ariel se paraliza al escuchar la voz de Lucas que provenía desde su cama, cubriendo sus pechos con uno de sus brazos, y girando la cabeza para verlo.

Él continuaba recostado, con la cabeza apoyada sobre su brazo, dándole una sonrisa serena.

—Creía que dormías. Solo vine por mi ropa, pero ya salgo de la habitación. —responde Ariel avergonzada, apartando la vista y buscando cualquier prenda para salir rápidamente.

—¿Tan mal estuve anoche que quieres escapar?

Aquello detiene el corazón de Ariel, dejando caer las prendas que tenía en las manos, para mirarlo sorprendida.

—¿Recuerdas lo que pasó anoche?

—Sí. Tú ¿lo recuerdas?

Ariel asentía con la cabeza.

—No entiendo. Te veías muy mal, pensaba que no sabías lo que hacías.

—En realidad, el agua de la ducha me despertó, pero realmente no sé por qué llegué ahí —Lucas da una pequeña risita, para nuevamente indicarle que regrese a la cama —¿Quieres hablar de lo que pasó?

Ariel abandona el pudor y regresa dónde le esperaba Lucas, ingresando en la cama, siendo recibida por unos cálidos brazos, unos ojos tiernos y un beso en los labios.

—Perdóname, por ser tan idiota. —suspira Lucas. —Te dejé por los motivos equivocados y te dañé.

—No es necesario disculparse por el pasado. —responde Ariel, que tenía el corazón agitado al escuchar lo que le decía.

—Pero necesito pedir perdón, a ti y a mí, porque, nunca he dejado de quererte. Anoche acabé con todo lo que me limitaba, porque no estuve con un hombre o una mujer, solo hice el amor con quien verdaderamente amo.

—¿Realmente sientes eso? —pregunta emocionada.

—Sí Ariel, lo siento de verdad. Me he dado cuenta de que los prejuicios que tenía, eran solo ignorancia y miedo, pero era algo que debí haber enfrentado hace tiempo, aunque tardé demasiado. Fue culpa mía lo que te ocurrió el día del ataque, si hubieras estado contigo, jamás habrías salido lastimada, porque estaría ahí para protegerte.

—En ese tiempo viste lo peor de mí, estaba avergonzada, pero, aun así, quería que estuvieras a mi lado, porque me diste fuerzas para seguir.

—Fue después de eso cuando comprendí que, no podía seguir ocultando lo que siento por ti. Te necesito en mi vida desesperadamente.

—No puedo creer que estás diciendo esto. Siempre esperé que regresaras a mí y que me aceptes. —Ariel estaba conmovida, que sus ojos no contendían las lágrimas que mojan sus mejillas, pero que secaba rápidamente, porque no era el momento para llorar.

—Quiero volver a pedirte que vuelvas a ser mi novia. Prometo que reparé todo el daño que te he hecho.

—Oh Dios... No puedo creer que esto esté pasando.

—Por favor, di que sí.

—No lo sé. Mi orgullo dice que debería hacerte sufrir un poco. —dice Ariel con picardía, secando sus ojos con el dorso de la mano.

—Entonces, deberé suplicarte a diario, consentirte en todo lo que quieras y hacerte el amor hasta que ya no puedas más, para demostrarte, que estoy profundamente enamorado de ti.

—Supongo que me has convencido.

Ariel unió sus labios con los de Lucas en un beso dulce y apasionado. Podía sentir su corazón latir con fuerza, al igual que el de él, mientras se fundían en ese momento especial. Cada roce de sus labios era como un sueño hecho realidad, marcando el inicio de un nuevo capítulo en sus vidas.

Ariel se sintió abrumada por la emoción de estar de nuevo con Lucas, sabiendo que había superado los obstáculos y que ahora podrían seguir adelante juntos.

Mientras se besaban, Ariel se aferraba a Lucas, sintiendo la calidez de su cuerpo, la ternura de sus labios y la felicidad que inundaba su ser. Quería que ese momento quedara grabado en su mente para siempre, como uno de los más felices de su vida.

Después de un largo beso, se separaron, pero no sin antes mirarse a los ojos con una sonrisa llena de amor y deseo, ya que sus cuerpos habían despertado ante el romanticismo del momento.

Lucas había apartado las sábanas para poder verla, retirándole con ansiedad las bragas que había alcanzado a colocarse antes de que él despertara, a lo que Ariel rápidamente se cubre sus bajos, pues aún sentía pudor y algo de miedo a que Lucas vea su cuerpo, y el motivo por el cual terminaron la primera vez.

Lucas comprende la reacción de Ariel y se detuvo de inmediato. Sus ojos se llenaron de ternura, tomando de su mano para apartarla.

—Ariel, no te ocultes, ni te avergüences —dijo Lucas con voz suave pero firme. —Tu cuerpo no cambia lo que siento por ti, por el contrario, te amo por quién eres.

Aquello reconfortó a Ariel que había dado un suspiro de alivio, recibiendo a Lucas entre sus brazos, que se dejaba caer sobre ella, para volver a hacerle el amor, entregándose sin miedo y disfrutando sin culpas de ese momento.

La confianza que había construido en su relación anterior y durante su amistad, les daba confianza para saber que estaban predestinados y que era ridículo estar separados por solo prejuicios sociales.

Lucas demostró nuevamente su ternura y pasión, al igual que la noche anterior. Ariel comprendió que esa era su forma y ritmo en la intimidad, lo cual le agradaba, ya que él le trataba con delicadeza y eso la hacía disfrutar plenamente, derritiéndose bajo su suave tacto, sintiendo cómo el encanto y la sensualidad se mezclaban en ese momento, lo que aumentaba su deseo y placer.

Al terminar, Ariel no podía evitar dejar escapar una risa.

—¿Por qué ríes? —pregunta Lucas.

—Porque soy tan feliz.

—Sí, felices y pegajoso por el sudor.

—¿Quieres tomar un baño conmigo?

—Eso me gustaría. Puedo asegurarte que me encantan los baños contigo.

Ambos volvían a reír de manera juguetona.

La Verdad de ArielWhere stories live. Discover now