Capítulo 4

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Al ingresar en la oficina temprano en la mañana, Ariel se encuentra con Solange y Tamara, que la esperaban en la puerta antes de que ingrese, para tomarla por los brazos y llevarla al baño de mujeres.

—Ya dinos, ¿cómo te fue? —pregunta ansiosa Tamara.

—No estuvo mal —dice de manera despreocupada Ariel, mirándose en el espejo, buscando en su bolso un brillo labial para aplicarse un poco más.

—Sí, eso se nota, por eso te has puesto esa falda tan ajustada que te resalta la cola —Ríe Solange.

—Ay. Es lindo —responde con una risita Ariel, perdiendo su actitud fría —fue muy divertido y gracioso, me hizo sentir a gusto en todo momento, y antes de marcharse, me dijo que le diera la oportunidad de demostrarme que él podría hacerme muy feliz.

—Qué emoción —dice Támara.

—Me alegro tanto por ti amiga —dice Solange tomándole de las manos.

—Ya, pero no me hago ilusiones. Todo terminará cuando le diga que soy trans.

—Que no le digas. Si le gustas tanto, no le va a importar. —aseguraba Támara.

—Si amiga, cuando se enamore de ti, lo físico deja de ser importante.

—¿Realmente creen que eso es una buena idea? —cuestiona Ariel.

—Ser sincera nunca te ha funcionado, ocultar esto, puede que sea la respuesta que buscabas, no tienes nada que perder.

Al salir del baño, Ariel se preguntaba si realmente ese era el mejor camino que debía tomar, quizás Lucas ya se lo habían comentado en la oficina y no le importaba, pero quizás sus amigas tenían razón, y ocultar esa verdad un poco, haría que le conozca antes de que solo le rechace sin lograr iniciar una historia entre ellos.

Al llegar a su escritorio, Ariel encuentra un chocolatito con pasas, lo que le hace elevar a vista, para notar que Lucas le miraba desde su escritorio con una sonrisa cautivadora, haciéndole un guiño de ojo.

Nuevamente Ariel sentía emoción por esa nueva conquista, pero sus miedos le hacían preguntarse: ¿Hasta cuando durará?

En los días siguientes, Lucas había sido prudente y no le había pedido a Ariel otra cita, para no mostrarse desesperado, y también para crear algo de incertidumbre en ella.

Al cabo de tres días, Lucas había invitado a Ariel a ver una película al cine, algo relajado como una comedia romántica, para finalizar en un bar a beber unos cócteles, donde compartieron números de teléfono para enviarse mensajes, escribiéndose hasta tarde por la noche.

Ariel sentía que estaba pasando un buen momento en su vida, pero le preocupaba el volver a abrir su corazón a sentimientos que sabían eran frágiles y superficies, así que cada vez que Lucas trataba de avanzar, ella retrocedía, para demostrar que le agradaba solo como amigo.

Mientras paseaban por la ciudad, una lluvia repentina los sorprendió, obligándolos a buscar refugio bajo los techos exteriores de los centros comerciales. Mientras observaban la lluvia caer, Lucas tomó la mano de Ariel, sorprendiéndola. Al girarse para mirarlo, vio que él tenía una expresión dulce y soñadora, suspirando mientras apartaba un mechón de cabello de su mejilla, aproximándose para poder besarla.

Ariel estaba agitada, pero aparta el rostro para evitar el beso de Lucas que termina depositando en su mejilla. Él le abraza por la cintura para atraerla hacia su cuerpo, lo que agita el corazón de Ariel, al sentir la exquisita fragancia de Lucas, un olor a hiervas dulces que le agradaba y que le hacía cobijarse entre sus brazos, tratando de resistirse para mantener la distancia, pero que era poco efectivo, ya que no deseaba apartarlo, así que apoya su cabeza en su hombro, sintiendo cómo él seguía acariciándole la mejilla.

—¿Te incomoda estar conmigo de esta manera? —pregunta Lucas con una voz tan suave que parecía un susurro.

—No.

—Pero aún quieres que solo sea tu amigo ¿Verdad?

Ariel no responde, porque no sabía qué decir, ya que solo deseaba ser libre, y poder entregarse a los sentimientos tan dulces que le profesaba Lucas, así que solo opta por abrazarle, y ocultar su rostro en su cuello, para así poder disfrutar de su perfume, escuchando como la lluvia seguía golpeando la acera, esperando que no se detuviera, para poder estar un momento más abrazada a él.

***

—Esa mujer me está volviendo loco.

Lucas hablaba con su amigo Félix al encontrarse en la casa de este, compartiendo unos emparedados con café de grano.

—Ya lo creo, de lo único de lo que me has hablado es de ella —bromeaba Félix.

—Pero ¿cómo no hacerlo? Es linda, inteligente y tiene un toque de picardía que me enciende, además de que pienso que le gusto, pero aún se resiste a querer algo más.

—Por eso te has encaprichado con ella, te ha salido esquiva. La pregunta es ¿Cuánto esperarás por una respuesta?

—Solo llevamos saliendo un mes. Solo deben ser sus miedos por malas relaciones pasadas, ya se lo escuché decir a sus amigas.

—Por las fotos que me has mostrado de ella, estoy seguro de que no quiere estar contigo porque es mucha mujer para ti. Ella perfectamente podría ser la esposa trofeo de algún viejo rico que le mantenga. —reía Félix.

—Bromea todo lo que quieras, que cuando pueda estar con ella, nada me quitara la sonrisa del rostro. —aseguraba Lucas.

—Hay algo que me causa extrañeza —comenta pensativo Félix.

—¿Qué es?

—Si es tan linda y agradable ¿Por qué ningunos de los que están en tu oficina le coquetea?

—Quizás, porque le ven como a una compañera de trabajo, o tal vez, es porque es algo difícil y no han tenido paciencia de esperar.

—Solo puedo decirte que, eso es muy sospechoso.

—Eres un paranoico. —contesta de forma graciosa Lucas

—Eso es verdad —responde Félix, para luego cambiar la conversación, puesto que no deseaba incomodar a su amigo que se veía tan feliz con aquel nuevo amor.

La Verdad de ArielWhere stories live. Discover now