Capítulo 17

193 25 2
                                    

En un tranquilo día de otoño, llegó una nueva empleada que se unió al equipo de gestión en TecTrain. Las mujeres de la oficina la recibieron con entusiasmo, ya que era agradable tener una nueva compañera en un entorno dominado por hombres.

Durante un descanso, las mujeres llamaron a su nueva colega para conversar con ella en la sala de descanso y conocerla. Sin embargo, durante la bienvenida volvió a surgir el tema de los empleados solteros en la oficina. De manera bromista, Tamara advirtió que el único soltero prohibido era Lucas, porque pertenecía a Ariel, lo que provocó que la linda mujer de cabello castaño se molestara y reitera que solo eran amigos. Miriam tuvo que intervenir para calmar la situación y le pasó a Ariel un café con galletas para que se lo llevara a Lucas. Con la situación resuelta, Ariel fue a entregarle el café a su amigo. Mientras tanto, sus compañeros de trabajo notaron una vez más la química evidente entre los dos amigos.

A la salida del trabajo, Lucas le pide a Ariel que le acompañe al centro comercial, ya que debía comprar algunas prendas para su guardarropa, y Ariel tenía un gusto exquisito en estos temas.

Mientras Lucas escogía algunas prendas, notaba que ella estaba distraída al enviar mensajes de texto por su móvil, e incluso, le notaba sonreír.

—El sábado podríamos ir al cine ¿Qué te parece? —pregunta Lucas.

Ambos estaban sentados en el patio de comidas del centro comercial, saboreando una copa de helado con galletas.

—No puedo este sábado.

—¿Tienes algún compromiso? Si te reúnes con Solange, podríamos ir los tres. Ya sabes que es el estreno de la película que te comenté.

—No saldré con Solange —dice algo incómoda Ariel—. Estoy saliendo con alguien.

Aquello toma por sorpresa a Lucas, lo que por un momento le paraliza el corazón, con una desagradable sensación de vacío.

—No me lo habías comentado. ¿Desde cuándo?

—Hace poco. Le conocí en el supermercado. Se acercó para hablar conmigo y pedir mi número, yo le comenté que era trans, pero no le importó, así que desde ese momento comenzamos a charlar. El sábado tendremos nuestra segunda cita.

—Por eso te he notado tan distraída. ¿Te gusta? —preguntó Lucas a Ariel.

—Recién lo estoy conociendo, así que no puedo decirlo —respondió ella.

Después de charlar un poco más sobre Renzo, la nueva conquista de Ariel, ella le enseñó una fotografía de él que tenía en su móvil.

Lucas esperaba ver a algún tipo atractivo, o al menos de buen físico, para estar al nivel de salir con una mujer como Ariel, pero en cambio, era un hombre bastante feo y obeso, lo que demostraba la poca autoestima de su amiga.

Por aquellos días, Ariel notó una actitud diferente en Lucas que resultó muy obvia, pero no quería tener expectativas al respecto. Él solía preguntarle por Renzo con frecuencia y si él la trataba bien, bromeando acerca de que si no lo hacía, él lo golpearía. A pesar de que su tono era de preocupación, era evidente que sentía celos.

Ariel caminaba por la calle de noche con Renzo, su cita del día sábado. A pesar de haber puesto toda su motivación por arreglarse y verse bella para tener una cita perfecta, sentía que la conversación con Renzo era aburrida y monótona. Él habló de su trabajo y de sus planes futuros, pero Ariel no logró mantener su atención en lo que decía.

Mientras caminaban, Ariel observaba las luces de los edificios y escuchaba el sonido de los coches que pasaban. De repente, se encontró pensando en Lucas y en lo mucho que le gustaría estar con él en ese momento. Ariel se mordió el labio inferior mientras trataba de ocultar su aburrimiento, pero sus pensamientos estaban lejos de allí.

Renzo siguió hablando, pero Ariel apenas le prestó atención. En su mente, se imaginaba cómo sería estar con Lucas en el cine, riéndose juntos y disfrutando de una buena película. Se preguntaba por qué había aceptado salir con Renzo en primer lugar, en vez de aceptar la invitación que le hizo su amigo.

A medida que avanzaban por la calle, Ariel se dio cuenta de que la noche estaba fría y que no había llevado un abrigo lo suficientemente cálido. Se frotó los brazos tratando de calentarse, mientras Renzo continuaba hablando, hasta que le notó temblar.

—¿Tienes frío, Ariel? Podemos ir a un lugar más cálido, si lo prefieres.

—Sí, la verdad es que tengo bastante frío. Me gustaría volver a mi departamento.

—Pero podemos pasar un buen rato en un lugar cercano. Te va a gustar.

—¿A dónde me quieres llevar?

—A un bar muy acogedor que conozco. Ahí podremos calentarnos un poco y continuar la cita.

—Bueno, si es solo un bar, no hay problema.
Renzo lleva a Ariel por algunas callejuelas silenciosas y oscuras, hasta que se aproximan a un sitio conocido por tener moteles para parejas.

—¿Qué es esto, Renzo? No me gusta este lugar. —reclama molesta Ariel.

—Es solo para que pasemos un rato agradable juntos. No te preocupes, no va a pasar nada que tú no quieras.

—No, esto no está bien. Quiero irme.

—Vamos, Ariel, no seas así. Solo un rato y luego te llevo a casa. —Le toma del brazo, mientras le decía con tono persuasivo.

—No, Renzo, no quiero. Déjame irme.

—¡Alto ahí! —gritó un tipo de mala apariencia que había aparecido desde las penumbras.
Junto con ese hombre, aparecieron tres pandilleros con las cabezas rapadas, que les miraban con tono de burla y les enseñaban una navaja.

—No tengo dinero, por favor, déjenos ir —rogó Renzo.

Los hombres se burlaron de ellos, mientras que uno de ellos agarró a Ariel por detrás, intentando robarle su bolso.

—¡Suéltame! —gritó Ariel mientras intentaba zafarse.

—Calma nena, que mejor lo pasas con nosotros —dice el delincuente, que tocaba con violencia sus pechos, mientras que otro se acerca también para unirse.

Ariel estaba aterrada y forcejeaba desesperadamente tratando de liberarse, pero era en vano, ya que dos hombres la mantenían firmemente agarrada y la tocaban de forma grosera, mientras observaban cómo obligaban a Renzo a entregar todas sus pertenencias de valor.

—¡Qué asco! Esta tiene cañón. —dice uno de los cabezas rapadas, que le estaba tocando la entrepierna.

—Así que un maldito travesti. Te daremos una lección por habernos engañado.

Al no ser el centro de atención, Renzo escapa despavorido por la callejuela.

—¡RENZO, AYÚDAME! —grita con desesperación Ariel al verlo huir.

Con violencia, ella es arrojada contra una pared del callejón, chocando de espaldas y mirando aterrorizada a sus atacantes. En ese momento, sabía que le pasarían cosas muy malas, lamentándose por no haber salido con Lucas ese sábado por la noche.

La Verdad de ArielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora