Capítulo 7

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Los momentos que compartían Ariel y Lucas, siempre estaban cargados de emoción, romanticismo y diversión, con un toque de seducción que les dejaba una agradable sensación de calor en el vientre y que enloquecía sus sentidos.

Las salidas se volvieron más frecuentes, y sin darse cuenta, habían creado el hábito de caminar tomados de la mano, teniendo cuidado de no demostrar señales de afecto que les pueda delatar con sus compañeros de trabajo.

Ariel solo le había comentado de su relación secreta a Solange, manteniéndolo oculto del resto de sus compañeras, para no volver a generar el debate sobre decirle la verdad a Lucas.

Ya había pasado un maravilloso mes de una agradable relación sin compromisos, pero Lucas, ya no estaba conforme con aquello, deseaba besarla al estar en el ascensor al llegar en la mañana, tomar de su mano al verle en la oficina, almorzar con ella y escucharla reír, sin preocuparse de que alguien los vea.

—Se mi novia, te lo ruego.

Ariel estaba asombrada, aquella petición era la más romántica que había recibido alguna vez.

Lucas había reservado una mesa en un buen restaurante, vistiendo un traje semiformal con una camisa sin corbata que le sentaba muy bien. Por un momento, él se ausenta para ir al baño, y al regresar, trae en su mano un ramo con tres rosas rojas, haciéndole la propuesta al entregárselas.

Ariel comenzó a balbucear nerviosa, sin saber qué responder, pero Lucas tomó rápidamente de su mano para tranquilizarla.

—Estoy loco por ti, ya no puedo dejar de pensar en lo maravilloso que es todo cuando estoy a tu lado, sé que prometí mantener esta relación sin compromisos, pero quiero pertenecerte.

—Yo... no lo sé... —la voz de Ariel temblaba y presiona el ramo con firmeza, para controlar su nerviosismo.

—Te prometo que seré bueno, y te complaceré hasta en lo más mínimo, jamás te dejaré sola y haré que tus días y noches valgan la pena.

—Es que... no sé si estoy lista.

—Ya hemos tenido un mes de una fabulosa relación informal, no puedo imaginar lo satisfactorio que sería tener algo más.

—Lucas, tú eres un hombre increíble, y me gustas... pero, soy yo el problema.

—No digas eso. Sé que tienes miedo por tus anteriores noviazgos, ya me has contado lo frustrante que fueron, pero yo no soy como esos cretinos, quiero que sanes tus heridas y compartas tus secretos conmigo.

Ariel aprieta con fuerza los ojos y comienza a negar con la cabeza.

—Está bien. Quizás me he apresurado y aún necesitas más tiempo. Perdón por hacerte sentir incómoda.

Ariel abre los ojos, solo para encontrarse con la expresión de derrota en los ojos de Lucas, que levanta la mano para llamar al camarero y que tome su orden.

—Tengamos una agradable velada esta noche, no quiero que mi propuesta te haga sentir incómoda. Ah, y pide lo que quieras, no te fijes en el precio —Lucas le da una pequeña risita.

Luego de que el camarero tome la orden y se retire, Ariel vuelve a mirar a Lucas que tomaba de su aperitivo.

—Lo pensaré —dice la mujer que usaba un vestido delicado que caía sobre su cuerpo, enseñando la perfección de sus curvas. —Trataré de darte una respuesta pronto.

Lucas le regala una sonrisa cariñosa, antes de tomar de su mano y charlar sobre cualquier tema, para disipar la tensión en el ambiente.

Al regresar a su departamento, Ariel tenía muchas ideas en la cabeza, dejando caer su bolso de manera descuidada sobre su sofá, quitándose los zapatos por el pasillo de camino a su habitación, en donde enciende la luz mirándose al espejo, abrazando sus brazos y cerrando sus ojos al recordar los dulces besos llenos de pasión que le había dado Lucas antes de marcharse, y como acariciaba su cintura con sus grandes manos y recorría su espalda, imaginándolo como sería su tacto al tocar su piel desnuda.

Mientras ella pensaba en eso, nuevamente sus preocupaciones se hacían presente, no deseaba perder a Lucas, realmente le gustaba más de lo que podía imaginar.

Las ideas nefastas comenzaron a atemorizarla, logrando crear imágenes aterradoras sobre un futuro deprimente, haciéndola llorar, hasta detenerse.

Nuevamente eleva su rostro para verse en el espejo de su habitación, preguntándose: "¿Por qué lloraba?, aún no ha pasado nada", lo mejor era vivir un día a la vez y dejar de reprimirse.

Se aproxima al armario, y busca en sus cajones la lencería que ahora ocupaba con frecuencia desde que comenzó a salir con Lucas, ya que le agradaba verse hermosa y provocativa para él, pero esa noche, decidió dormir desnuda, teniendo agradables pensamientos con Lucas.

Ese fin de semana, Lucas no le propuso tener alguna cita, estaba segura de que lo hacía para que pueda pensar en su propuesta, sin presiones, y aunque ansiaba por verlo, era una mejor idea reflexionar sobre aquello, para así tener una respuesta que entregarle.

El lunes por la mañana, Ariel había llegado temprano al edificio de TecTrain quedándose afuera en la entrada, esperando a que llegara el hombre en el que estuvo pensando todo ese fin de semana, sobresaltando su corazón al verlo aparecer por la esquina.

Lucas sonríe al verla, pero antes de que pudiera darle un saludo, ella habla.

—Ya lo pensé.

Aquello aturde a Lucas, cortando su respiración y agitando su corazón, esperando que ella diga algo más, ya que no podía hablar.

—Me gustaría ser tu novia.

Nuevamente el alma volvía al cuerpo de Lucas y se abalanzó para abrazar a la hermosa mujer que esa mañana estaba más radiante que nunca. La besó con ansiedad y la presionó con firmeza al sentirse tan feliz, que no podía dejar de sonreír.

Aquella mañana, Ariel y Lucas entraron tomados de la mano a la oficina, ante la mirada atónita de sus compañeros.

La Verdad de ArielWhere stories live. Discover now