Capítulo 15

181 22 0
                                    

El tiempo siguió su curso y con él llegaron varios cambios en la vida de Lucas y Ariel. A pesar de todo, su amistad tan cercana siguió como siempre, y su confianza mutua continuó fortaleciéndose cada día más.

Lucas había salido con Pamela, la chica de finanzas que siempre le coqueteaba en la cafetería, y estuvieron juntos durante tres meses. Pero al final, la relación se terminó, aunque Lucas no pareció muy afectado por ello.

Mientras tanto, Ariel había tenido dos relaciones cortas, pero ninguna de ellas fue lo suficientemente importante como para durar más de una semana.

La relación entre Lucas y Ariel había llamado la atención de sus compañeros de oficina. Muchos especulaban si habían vuelto a ser pareja debido a lo cercanos que parecían. Sin embargo, lo que era evidente es que su amistad había crecido tanto que trascendía cualquier relación romántica que pudieran tener. Su conexión era más profunda y significativa de lo que la gente podía percibir desde afuera.

Ariel había ingresado en la zona del descanso, acompañada por Solange y Lucas, que charlaban sobre una noticia de actualidad, encontrándose con otros dos compañeros de trabajo, además de Mariela y Míriam, que ya tomaban un café.

Ariel toma el frasco del café para sacar una cucharadita de su interior, pero Lucas le detiene.

—No tomes esa porquería —susurra.

—¿Por qué no?

—Porque he traído contrabando —dice Lucas, buscando algo en su bolsillo.

—No seas payaso. Ya sabes que no podemos beber alcohol en la oficina. Deberías ingresar a alcohólicos anónimos —bromea Ariel.

Lucas logra sacar de su bolsillo dos bolsitas de café saborizado de una marca premium.

—Esto sí es un buen café.

—¿De dónde lo sacaste?

—Me los trajo de regalo Félix, después de su viaje a Europa.

—¿Estás seguro de que quieres darme uno?

—Claro que no, te estoy dando los dos. El café te gusta más a ti que a mí.

—Gracias por ser tan lindo.

—Eso no es todo —Lucas busca dentro del mueble de la alacena. —Tenían en la panadería del frente galletas de harina de almendra con pasas.
Lucas le entrega una bolsita de papel.

—¿Acaso estamos celebrando algo? —pregunta risueña Ariel.

—¿Tiene que ser un momento especial para consentirte?

Ariel mordía su labio inferior, ya que esas muestras de afecto y los cuidados por parte de Lucas siempre le alegraban.

Luego de sacar un agua saborizada del refrigerador que había dejado esa mañana, Lucas sale de la sala para continuar con su trabajo.
Ariel miraba cómo Lucas se alejaba hasta desaparecer por la puerta, mientras escuchaba risitas y murmullos entre sus compañeros de trabajo que estaban ahí. Algunos le lanzaban miradas pícaras o levantaban una ceja en señal de complicidad, como si supieran algo que ella no. No era la primera vez que se sentía incomprendida por su estrecha amistad con Lucas y, en ese momento, las burlas de sus compañeros solo aumentaron su sentimiento de malestar.

Al preparar el café que Lucas le había regalado, sentía la exquisita fragancia de amaretto, dándole un sorbo a su taza, lo que le hizo sonreír.
Al salir los varones que estaban en la sala de descanso, sus compañeras se aproximan para hablarle con tono juguetón.

—Así que, ¿te trajo el desayuno otra vez? —pregunta Solange con una risita.

—Sí. En ocasiones nos traemos algo para desayunar.

—Bueno, ya se dice que donde hubo fuego, cenizas quedan —comenta Miriam.

—No, mamá Miri, ya no pasa nada entre nosotros. Solo somos buenos amigos.

—Vamos Ariel, son más íntimos que cuando eran novios —insistía Mariela.

—Es porque nos conocemos por más tiempo que antes, solo eso.

—No solo lo veo yo. Lucas te sigue queriendo y te ve como más que una amiga —asegura Solange.

—Esos ojos brillantes cada vez que te mira, es indiscutible que está enamorado. —Sonreía Mariela.

—Yo diría que siempre lo ha estado. Ha pasado tiempo suficiente como para comprender y aceptar tu identidad de género. —Decía con voz cariñosa Miriam.

—No, eso no es así. —responde molesta Ariel —Ya les había pedido que no me fastidiaran con Lucas.
—Pero no lo hacemos. Es que es tan obvio, mi querida —aseguraba Miriam.

—Todos en la oficina podemos ver lo que ustedes tienen, no es cuento. —Insistía Solange. —Sabemos que aún hablar de tu noviazgo con Lucas te duele, pero él te ama de verdad.

—¡Ya basta! —dice enojada Ariel, al punto que comenzó a llorar. —Dejen de crear ilusiones en mí, eso me lastima. Él no me ve como a una mujer, no me acepta y ha dejado en claro que no quiere que esta relación de amistad se confunda con algo más. Nosotros jamás seremos pareja, y no quiero que lo vuelvan a mencionar.

—Ay, Ariel. No es nuestra intención hacerte sentir triste, solo que a todos nos parece que Lucas sigue enamorado de ti. —comenta Solange.

—Quiero que dejen eso. Paren de entrometerse —dice Ariel, que ya no podía dejar de llorar.

—Perdona. Es solo que deseamos con todo el corazón que seas feliz y que recibas el cariño que te mereces. —Concluye Mariela.

—No necesito su compasión, especulaciones ni consejos. Solo les pido que dejen de hablar de mí y Lucas por respeto a ambos. Lo único que conseguirán es que se aleje de mí otra vez.

Diciendo esto último, Ariel sale de la sala de descanso para ir al baño y desahogar su angustia antes de regresar a su trabajo.

Las mujeres allí se miraron entre sí, ya que no esperaban esa reacción de Ariel, quien generalmente permanecía tranquila. Sin embargo, cuando se trataba de este tema, era un asunto delicado. Esa fue la última vez que hablaron de ellos, para respetar el dolor que aún persistía en ella.

La Verdad de ArielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora