Capítulo 41

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<< Llegan las cartas universitarias a la casa de los Noceda-Clawthorne >>


Eda se encontraba cortando el césped, hoy era uno de esos días en que Camila decidía que tenían ganas de hacer limpieza profunda a la casa. 

Y si, 'tenían' en plural, asumiendo, sin preguntarle a Eda.


Honestamente ya estaba acostumbrada y como hoy no tuvo trabajo pesado, decidió que era una buena forma de aprovechar su tiempo. 

Camila por otra parte, se encontraba adentro limpiando la superficie de las ventanas principales mientras algunas de sus canciones en español sonaban de fondo dentro de la casa.


Desde que Eda las conoció, encontró entrañables algunas de las extrañas costumbres que solían tener Luz y Camila.


Se concentró en su labor de esa mañana. 

Estaba pensando en si debía conseguir otra bolsa de comida a King cuando divisó al cartero dejando el correo en su buzón.

El hombre la saludó cuando pasó cerca de donde estaba dirigiéndose a la siguiente casa. 

Eda devolvió el saludo, apagó su máquina podadora y se lanzó a recoger el correo.


Si sus cálculos no le fallaban, hoy llegarían las cartas de aceptación a sus chicos.


Y en efecto, al revisar el correo encontró las dos cartas, una dirigida a Hunter y otra para Luz.

Decidió entrar y depositar todo en una repisa que tenían para el correo importante, y así cuando Hunter regresara del trabajo y Luz de la escuela, pudieran abrirlas y darle las buenas noticias.

Eda estaba emocionada tanto como ellos.

Con Hunter porque a pesar de que se sentía un poco perdido al respecto, al fin había encontrado algo en lo que era bueno. 

Y con Luz pasó algo parecido, la chica tenía una gran imaginación y explotarla en grandes historias era algo que disfrutaba, Eda lo sabía.


Actuando como una madre, pensó burlándose de sí misma, quién lo diría.


Volvió a salir de la casa para continuar con su labor de esa mañana.


. . .


Más tarde, escuchó el motor de su querido automóvil, el cual anunciaba que Hunter y Luz ya habían llegado.

Bajó entusiasmada las escaleras para abrirle a sus hijos. 

Camila vio extrañada desde la sala su entusiasmo, Eda aún no le había avisado que las cartas habían llegado.

Abrió y encontró a Hunter saludando como de costumbre y a Luz un poco pensativa.


Mientras cerraba tomó ambos sobres.

—Chicos, ¿adivinen qué llegó hoy en el correo? — dijo sin ocultar su emoción.

Fue entonces que hasta Camila miró sorprendida a Eda.

Aprendiendo a ser [Lumity]Where stories live. Discover now