FINAL B

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Los criminales comenzaron a entrar al Reino del Resplandor sin ser notados a pesar de la vigilancia. El jefe de todos portaba los mapas que Lalisa y Rosé se habían hecho cargo de hacer, mapas detallados que una vez que todo terminara, les permitirían regresar al portal. 

Comenzaron a hacer caos en el lugar, arrebatando cosas, robando mercancía y destruyendo algunas estatuas para así obtener las riquezas del reino que después venderían y les harían personas ricas. 

Unos de los aldeanos llegaron al palacio alterados de los actos que estaban cometiendo esas personas. Tocaron a la puerta de la reina y ella al verlos supo que algo pasaba -¿Qué sucede? Hablen- les dijo. 

-Majestad, unas personas del Reino Azul están haciendo disturbios en las calles. Necesitamos que se les detenga, están arruinando las cosas, se llevan los diamantes- dijo uno de ellos. 

Jungkook al escucharlo no dudó en ponerse en pie e ir hacia la puerta -Iré a avisar a las tropas reales para que vengan a poner orden- dijo con convicción. 

-No te vayas Jungkook, deja que alguien más de aviso- sugirió Jimin quien seguía sintiendo ese mal presentimiento -Puede ser peligroso- 

-Es mi deber Jimin, no tardaré. Quédate aquí junto con su majestad- le sonrió y emprendió el camino hacia el portal para poder reportar esto y que los soldados fueran en su ayuda.  

Mientras todo esto sucedía lady Lalisa entró a las inmediaciones del castillo como hacía de vez en cuando en compañía de su amiga, pero ahora, ella se había negado a ayudarla en este plan que era revelar la relación de Jungkook y Jimin al pueblo. Cómo en su opinión, esto había sido un acto terrible que la había puesto en desgracia y algo que no debía ser pasado por alto iba a pedirles a los súbditos que se pusieran de su lado para que ella tomara el trono. 

La chica entró al palacio y como lo conocía bien, no le dio trabajo pasar inadvertida hasta llegar al balcón real donde abrió la puerta y se asomó a este. Iba a gritar a los cuatro vientos todo cuando sintió cómo era jalada por el brazo -¡Padre!- 

-Lalisa, ya me enteré lo que vas a hacer. No es correcto. Te podrían acusar de calumnia y de golpe de estado. No deseo que acabes en la cárcel del reino, por favor no lo hagas- le suplicó el señor Manoban y Rosé se asomaba detrás aún temerosa de las reacciones de su amiga. 

-Pero padre, ellos se burlaron de mi, me hicieron caer en deshonra. Lo que hacen está mal y debe ser castigado, que todos se enteren que Jungkook me cambió por un hombre- dijo desesperada sintiéndose totalmente burlada. 

El padre le tomó de sus mejillas -Lisa... lo que ellos sienten es amor- la chica lo miró incrédula ¿Acaso los iba a apoyar? -Sí. He comprendido que no te hicieron daño, tú fuiste la que les hizo daño al empecinarte en casar todo por tu ambición. No debes ser tú quien haga del conocimiento de otros un secreto que no te pertenece- la chica asintió -Espero que ahora salgas más. Hay buenos chicos en el pueblo, quizá alguno de ellos es de tu agrado y te hace tener ese bello sentimiento que es el amor- 

Rosé sonrió y se acercó -Sí Lisa, amar es algo hermoso, no te tienes que privar de ello solo porque quieres una venganza de algo que tú misma causaste. Nadie te ve mal, nadie te señala como tú piensas. Los jóvenes que te miran en la calle no critican ni se sienten asqueados, sienten admiración por tu belleza- 

Lady Lalisa se conmovió hasta las lágrimas -Vayamos a detener a los criminales, hay que decir a los guardias qué está pasando- dijo determinada a lo que tanto padre como amiga asintieron y se pusieron en marcha. 

Jungkook había llegado ya al portal y fue detenido por los guardias -Voy a dar aviso a los guardias para que acaben con este desorden, abran paso- les ordenó. 

Los dos sonrieron y uno de ellos le entregó su espada -Su majestad, los guardias ya se están encargando del asunto, aquí está su espada para que se una a la lucha- 

-¿Pero cómo? ¿Quién les alertó?- preguntó el joven rey, pues hasta donde él sabía nadie estaba enterado y mucho menos tenía la autoridad de ordenar a los guardias en su ausencia a menos que fuera un noble. 

-Yo lo hice su majestad. Mi padre y yo- Lady Lalisa se inclinó ante él -Lamento tanto todo, me arrepiento, yo tuve la culpa de lo que está pasando y pagaré por mi atrevimiento pero por favor vaya a poner orden- 

Rápidamente Jungkook fue hacia donde estaba todo el alboroto, pero se dio cuenta que ya sus soldados tenían las cosas bajo control y ahora conducían a los reos amarrados con sogas en sus brazos de regreso al Reino Azul. Afortunadamente los daños habían sido solamente materiales y las cosas habían sido regresadas a sus legítimos dueños. 

Al ver que no necesitaban más de él fue a decir a Jimin y su madre que no había más peligro. El chico fue hacia él y a pesar de que su madre estaba presente le besó apasionadamente -Tuve tanto miedo Jungkook. Que bueno que estás bien y todo se solucionó- 

-Jimin, su majestad, me gustaría tener unas palabras con ustedes- escucharon y al ver quién había pronunciado esas palabras no lo podían creer -Deseo pedirles disculpas. Sinceras disculpas por todo lo que hice, fui cegada por mi ambición, por mis deseos de grandeza pero mi padre y Rosé me hicieron comprender que no puedo interferir en el amor así que de ahora en adelante, pueden estar seguros que los apoyaré... bueno, después de cumplir con mi condena- 

Entró el comandante de la guardia real para llevársela pero Jimin se acercó a ella -Muchas gracias por sus palabras Lady Lalisa- la chica le abrazó -Sigan siendo felices Jimin- 

Las cosas en el reino volvieron a la normalidad, los presos fueron llevados nuevamente a la cárcel y Lady Lalisa y su padre fueron sentenciados a cumplir su condena en casa por consideración a quienes eran y su arrepentimiento. 

-Jimin hijo, ya es hora, ven a que te termine de arreglar y acomode ese cabello. Desde que cambió de tono tienes unos mechones algo rebeldes- se quejaba la señora Park. 

-Qué dices mamá si es igual que antes. Pero está bien, arregla todo lo que desees, sé que harás que me vea espléndido- contestó el castaño quien portaba un bello traje blanco de diamantes regalo de su madre biológica la reina. 

-Tu siempre te ves espléndido Jimin. No hay que hacerte mucho- dijo Jungkook riendo y quien también portaba un elegante traje azul. Al fin dirían a los súbditos acerca de su relación misma que los nobles ya sabían habiendo sido aconsejados por el señor Manoban de hacerlo y fuera de cualquier pronóstico, todos les habían apoyado. 

Salieron por el balcón real ante la gente reunida en la plaza -Mis queridos súbditos. He estado en el trono velando por su bienestar desde hace cinco años, han visto grandes cambios en la forma de vida y en nuestra unión con el reino del Resplandor gracias a los sabios consejos de mi asesor Jimin. Nos han mostrado todos que no tienen dudas de su valía y la mía y es por eso que confío en ustedes y hemos decidido decirles que nos amamos profundamente. Siempre lo hemos hecho y siempre lo haremos- Jungkook tomó a Jimin de las manos y lo besó. 

La gente aplaudió y vitoreó eufórica felices de que su rey hubiera encontrado al amor de su vida así como algunos de ellos también lo habían hecho en el reino del Resplandor y ahora cargaban pequeños niños y bebés fruto de aquellas relaciones que habían demostrado que el amor era eso, amor en cualquiera de sus formas. 

Así, Jimin y Jungkook siguieron gobernando sabiamente el Reino Azul por muchos años más, hasta que por edad avanzada ambos desaparecieron de este mundo, pero su amor perduraría por milenios pues aún en la actualidad, si miras con atención y escuchas a tu corazón, podrás sentir el amor de dos almas que lucharon hasta el final por ser dichosas y vivir su amor a pesar de todo y todos.

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Amé también el final sweet jajaja. No sé cuál sea mi favorito. Gracias por leer hasta aquí, por su apoyo, votos y comentarios. Les espero en otra nueva entrega. Mientras tanto aviso que ustedes tendrán que ir al Epílogo B. 



Amor transgresor.Where stories live. Discover now