Majestad sin opinión

517 107 95
                                    

Los días se convirtieron en meses y estos en años. Así, Jimin y Jungkook eran ya unos adolescentes de trece y quince años respectivamente, ambos físicamente agraciados aunque el primero más pequeño y delgado que el otro quien comenzaba a desarrollar un buen tono muscular gracias al arduo ejercicio. Jimin más que entrenar su fuerza, disfrutaba del baile y no perdía oportunidad en mostrarlo; no por presunción sino porque gustaba de regalar a otros algo que sabía era bello de contemplar y en lo que era hábil. Jungkook por supuesto era su más grande admirador. 

-Sin duda solicitaré a mi padre que nos de oportunidad de que la orquesta real toque algo mientras tú bailas- dijo el mayor -tal vez hasta pudieras interpretarlo en la fiesta que se dará en unos días. Trae mañana las partituras y vemos si eso se puede hacer y que la orquesta ensaye tu pieza- 

-Me hace feliz que te haya gustado tanto mi baile- y sabía que había sido un halago sincero porque Jungkook le había demostrado que era totalmente real con él en todo lo que decía o hacía. 

Su majestad el rey seguía muy complacido por la intervención de Jimin en la vida de su hijo y se había ganado su apreció al igual que el de los habitantes del palacio. Así, ahora la cocinera real les preparaba unos apetitosos aperitivos que almorzar con una sonrisa pues sabía que al rubio le gustaba en demasía la comida que ella preparaba, lo que tomaba como una alabanza a su trabajo, sin saber que él disfrutaba de cualquier cosa que viniera de ese reino pues en el suyo se alimentaban de una especie de masa salada o dulce al no haber animales o plantas que utilizar para una mejor alimentación. 

Cuando Jungkook comentó a su padre acerca de la idea que habían tenido por la tarde él dijo que estaba de acuerdo, pero no para esa fiesta, pues en ella habría muchas personas del reino y seguramente se preguntarían sobre la identidad del chico, además que anunciarían algo importante. 

El día de la fiesta llegó y algunos sirvientes ataviaron al joven príncipe de unas bellas ropas de gala, le pusieron su corona la cuál usaba solamente en contadas ocasiones muy importantes y fue escoltado hacia el salón donde ya estaba la gente del reino congregada para el evento. Un mal presentimiento lo asaltó al escuchar la orquesta parar de tocar apenas entró. La gente se apartó de en medio del salón hacia los lados dejando un pasillo, todos reverenciaron y él caminó por éste para tomar asiento en su trono al lado del de su padre que era aún más grande y lujoso. 

Unos cuántos minutos después, de nuevo la orquesta paró para dar la bienvenida al rey que pasó por el pasillo con toda solemnidad sin mirar a nadie que no fuera a su hijo que estaba frente a él y que igualmente se había puesto en pie y hacía una elegante reverencia. Una vez que se sentó en su trono, todos volvieron a bailar o a tomar asiento y la música volvió a sonar. 

-Padre, me estoy sintiendo un poco extraño... nervioso. No me gusta el que no me hayas dicho el motivo de esta fiesta- dijo mirándolo fijamente a sus ojos buscando en ellos la verdad. 

-Es una sorpresa Jungkook. Ya lo sabrás, pero estoy casi seguro que estarás feliz- le sonrió para tratar de darle algo de serenidad pero resultando infructuoso el intento. 

Al cabo de dos horas, las trompetas fuera del palacio sonaron, la banda dejó de tocar, la gente volvió a hacerse a un lado y las puertas del recinto se abrieron mientras una joven con la cabeza hacia abajo era escoltada por su padre quien era un miembro de la corte. Ambos reverenciaron ante sus majestades. El rey se puso en pie para tomar la mano de la pequeña de catorce años, hacer que fuera ante Jungkook y con voz alta pero solemne decir -Mi querido hijo, Jungkook, príncipe del reino Azul... He aquí a tu prometida y futura esposa Lady Lalisa- 

El corazón del joven se paralizó y luego volvió a latir en demasía preso del pánico, sus ojos no pudieron ocultar su sorpresa y un sonido ahogado salió de su boca al tratar de jalar aire ante el impacto. Sabía que ese momento podría llegar al ser el futuro soberano y que en él recaía el casarse y dar herederos al trono, pero no contaba con que sería tan pronto. 

La chica hizo una reverencia modosamente -Será un honor que me tome por esposa joven príncipe- dijo ella levantando la vista y juntó su mirada con la de él, pero en lugar de ver felicidad, deseo o poder, lo que vio fueron los ojos de un venadito asustado. 

La gente comenzó a aplaudir alegremente, se escucharon expresiones de júbilo ante esta buena nueva, pero Jungkook no atinaba a mover ningún músculo. No sabía qué decir o qué hacer, ni siquiera si podría hacerlo pues su cabeza y su cuerpo parecían haberse desconectado. -Jungkook... di algunas palabras- le dijo su padre. 

Él escuchó, se puso de pie mecánicamente aunque sentía que las piernas le temblaban, trató de abrir la boca y decir algo, aunque no sabía qué. Sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas y de pronto corrió hacia una de las salidas laterales del recinto. Corrió tan rápido como pudo ante la mirada atónita de todos los presentes y aún ante la voz enfadada de su padre quien gritaba su nombre para que volviera. No lo haría, no deseaba ser prometido a una chica que apenas había visto, no deseaba unir su vida a la de ella. 

Sin pensarlo, sus piernas lo llevaron a las bodegas y de ahí a la habitación secreta donde se tiró en la cama a llorar -Jimin... Quiero a Jimin- dijo dándose cuenta apenas que lo que sentía por el rubio, era más que una amistad pura y sincera. 

Se quedó ahí un largo rato, de tanto llanto se había quedado dormido y ahora era la madrugada. Seguramente ya habrían levantado todo en el salón del palacio y Lady Lalisa y su padre se habrían retirado. Sabía que tendría que dar una explicación a su padre tan pronto como lo viera y que la forma en que había huido no había sido diplomática o digna de un príncipe -Pero si tan solo me hubiera dicho antes, me hubiera podido preparar- 

Con curiosidad, fue a la pared con el diamante que hacía que bajara la trampilla de la fuente por la que siempre llegaba o regresaba Jimin. Tocó el adorno y e techo se abrió mientras la trampilla subía con él. Al llegar arriba, miró a su alrededor el enorme patio lleno de brillo a pesar de la hora alumbrado por unas especies de farolas igualmente hechas de diamante que resplandecían desde su interior. Salió de la fuente y caminó por los alrededores con cuidado de no ser visto. Si alguien lo hacía quizá estaría perdido porque no podría evitar que notaran lo diferente de su atuendo y su físico. Se quedó mirando a su alrededor sin reparar en que alguien se acercaba igual de sigiloso que él, de pronto escuchó -¿Jungkook?- Se sobresaltó, pero luego un sentimiento de alegría lo embargó pues sabía de quien provenía esa hermosa vos. Dio vuelta y ahí estaba él, el niño en el que había estado pensando toda la tarde y por el cuál había dejado la gran fiesta de compromiso. 

-Jungkook ¿Qué haces aquí y a esta hora?- el chico se acercó a tomarle la mano como muchas otras veces lo había hecho, pero el príncipe del reino Azul esta vez la tomó y le dio un pequeño beso en esta dejando confundido al pequeño -¿Qué fue eso?- 

Sonrió -Estaba pensando en ti y vine a conocer un poco de tu lado. No pensé en encontrarte, pero me alegro de haberlo hecho. Lo otro... me nació hacerlo- y quizá era lo que debió haber hecho cuando le ofrecieron la mano de Lady Lalisa, pero no pudo. 

-Vamos a la habitación secreta y ahí me platicas qué pasó con la fiesta- Jimin sabía que el evento se llevaría a cabo y que seguramente por eso tenía las ropas y la corona puestas, pero ¿por qué aún en la madrugada? ¿Acaso apenas terminaba?

Una vez ambos en el lugar, tomaron asiento en la cama como de costumbre y Jungkook comenzó a hablar -La fiesta se acabó hace muchas horas... al menos para mi. Me escapé de esta sin darme cuenta al enterarme del motivo por el cuál la había planeado mi padre- bajó la mirada un momento con tristeza y luego miró a Jimin a los ojos -La fiesta era para anunciar mi compromiso con la que en un futuro mi padre planea que sea mi esposa. Pero yo no puedo aceptarlo, yo... te quiero, Jimin- 

-----------------------------------

Nuevo capítulo, vamos avanzando. Que felicidad que tengo el #1 en historia de fantasía wiiii. 

Amor transgresor.Where stories live. Discover now