Resplandor de amor

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Ambos príncipes se separaron de inmediato al escuchar la voz de la cocinera. El rostro del rubio se cubría con el rubor nada discreto que le había dejado ese ferviente beso, sin embargo, Jungkook tenía una expresión de terror que había hecho que toda muestra de agrado por lo acontecido quedara en el olvido. 

-¡Señora Park! No diga nada de lo que vio... se lo ruego- pidió a pesar de que con solo haber dado una orden, sabía que la mujer se tendría que quedar callada so pena de algún castigo por faltar a los mandatos de su alteza, pero ese no era el estilo del príncipe y ella lo sabía. 

La mujer cerró la puerta de la cocina desde dentro y dedicó una reverencia -Le aseguro majestad, que de mi boca no saldrá nada...- sonrió a ambos -al contrario, celebro que por fin se amen. Tienen en mi a alguien leal- 

El pelinegro sintió que se le quitaba un gran peso de encima pero tenía curiosidad por sus palabras -Muchas gracias Señora Park pero... ¿Cómo que por fin? ¿Usted ya sabía?- 

Asintió con dulzura en su rostro -Así es su majestad. No olvide que han estado viniendo a mi cocina desde que eran unos pequeños niños y he logrado observarlos. Si me permite decirlo, sus miradas decían todo- 

Los príncipes sonrieron y Jungkook tomó de la mano a Jimin -Tiene razón, lo amo... nos amamos. Sin embargo, sabemos que esto no puede ser. Justo por eso nos estábamos tratando de ocultar aquí y gracias a los dioses que fue usted la que nos vio, si no, quizá hubiéramos estado perdidos- 

Una sombra oscureció de pronto el rostro de la amable señora -Lo sé su majestad, sé de las atrocidades que la gente puede llegar a cometer ante un amor que no es bien visto...- suspiró -Hace algún tiempo, yo tenía un hijo, él se enamoró perdidamente de otro muchacho. Eran muy felices, pero siempre se tenían que mantener ocultos. Una noche, el padre de su amado los descubrió y en su enojo e intolerancia... acabó con la vida de ambos- comenzó a llorar -Es por eso, que haré todo lo que esté en mis manos por protegerlos a ambos, su majestad- 

Jimin sintió el dolor de aquella mujer y también derramó sus lágrimas. No podía creer que eso que sentían, eso que él percibía como algo maravilloso, fuera el causante de tantos problemas y más aún, de muertes ¿Por qué alguien mataría a otra persona por sentir amor? Se abrazó de Jungkook con gran pesar -No quiero que nos suceda eso... Jungkook ¿por qué? Temes que alguien nos haga daño también... que personas con maldad en sus corazones nos encuentren ¿No es así?- recibió un asentimiento por respuesta. 

-Lo siento su majestad. Ya hice llorar al señorito Jimin con mi historia. No era esa mi intención y menos en este día que debería ser de júbilo para usted- reverenció 

Hizo un movimiento con su cabeza y fueron dejados solos nuevamente. Ambos chicos se abrazaron un momento y cuando Jimin se hubo serenado lo suficiente volvió  hablar -Tenemos que volver, ya hemos pasado mucho tiempo aquí y tal vez se estén preguntando por nuestra ausencia- El rubio asintió y ambos regresaron al salón donde la fiesta seguía en su apogeo y al parecer nadie había reparado en la falta del festejado; nadie mas que Lady Lalisa 

-Conque ahí están ¿se puede saber dónde había estado, su majestad?- preguntó con algo de molestia en su voz. 

-No es algo que le incumba. Por si no lo recuerda, soy el príncipe y ésta es mi fiesta, así que puedo hacer lo que me venga en gana- la joven mordió sus labios para evitar algún comentario que le pudiera perjudicar pero dirigió una mirada mortal a Jimin antes de retirarse lo que hizo que él tuviera un escalofrío. 

Al cabo de un rato, un guardia real anunció que los invitados que hubieran llevado algún presente a su majestad, tendrían que hacer una fila para entregarlo personalmente lo que sorprendió al chico pues eran cientos de ellos. Así, la gente hizo una larga fila mientras sus pajes o sirvientes traían los presentes. Uno a uno fue enunciando lo que regalaba a su majestad, desde piezas de oro, marfil, joyas, porcelana, espadas hasta cosas menos ostentosas como libros, botas, monturas, perdices, repostería, arreglos florales. Al final, llegó el turno de Jimin quien se acercó al trono siendo el único que no realizó una reverencia en señal de respeto cosa que llamó la atención de los presentes. 

-Pensé que tú ya me habías entregado tu regalo Jimin- dijo con un pequeño dejo de picardía en su voz que nadie mas que el chico frente a él, escuchó. 

Sacó de entre sus ropas una pequeña caja brillante y la entregó. La gente soltó expresiones de asombro. Jungkook la abrió y sacó de esta un maravilloso anillo igualmente hecho de cientos de pequeños diamantes. No dudó en ponerlo en su dedo y las expresiones de la gente no se dejaron de escuchar. 

-¡Pero Lalisa si ese joven está lleno de diamantes de los pies a la cabeza y además los regala como sin nada! Seguramente estima mucho al príncipe- comentó Rosé 

-Vaya que lo estima mucho. Pero eso tiene que acabar en algún momento- se aseguraría de que así fuera. En algún momento lo haría y desenmascararía al favorito de su prometido. 

La velada finalizó con la entrega de los obsequios y al día siguiente después del desayuno Jungkook fue llamado al salón del trono. Al llegar, en lo primero que reparó el rey fue en la gran y reluciente joya en su dedo -¿Te lo regaló Jimin?- el otro asintió -Es un gran regalo para nosotros, aunque en su reino ha de ser cualquier cosa- criticó aún ante la mirada de disgusto del más joven. 

 -Tal vez su reino esté lleno de diamantes, pero sé que este regalo es especial. Él se encargó de hacérmelo sentir aunque no lo haya expresado con palabras- 

-Jungkook, deja de hacer esa clase de comentarios que se pueden llegar a malinterpretar- sentenció el mayor -Ahora dime ¿En la fiesta pudiste encontrar a otra mujer que llamara tu atención? ¿A alguien por la que desees cambiar a Lady Lalisa y destituirla como tu prometida?- 

Hubiera deseado con todas sus fuerzas decirle que cambiaría mil veces a Lalisa por Jimin, pero ante su anterior comentario, pudo darse cuenta de que su padre hubiera consentido que cualquier mujer fuera mencionada y no pondría objeción por terminar su compromiso actual, pero jamás estaría de acuerdo en hacer del hermoso rubio su nuevo prometido así que negó ante la pregunta hecha. 

-Pues bien, entonces continuarás haciéndole la corte a Lalisa por un año más y se casarán tal como había estado pactado- dijo tajantemente para ponerse de pie y salir del lugar dejando a su hijo con un profundo pesar. 

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Gracias por leer.. Últimamente he estado algo deprimida porque la historia no ha tenido una buena acogida a pesar de que es la que mejor rankeada ha estado de aquellas que he escrito. No sé por qué varias de mis asiduas lectoras han dejado de aparecer. Siento que solo dos personas me leen y me da tristeza aunque valoro mucho a mis reinas MonnLeyva y PatriciaRivera346. 



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