27. Mentiras

5.6K 503 47
                                    

Vanessa

Bajo por los escalones del salón para llegar al escritorio de la profesora del Ángel. Le entrego mi resumen pulido y escrito a mano. Intenté hacer unas letras bonitas tipo cursivas para el título, pero no resultó como quería. De igual forma quedó bien gracias a los marcadores de colores, me siento orgullosa.

—Ya echaba de menos a mi alumna favorita —dice ella con una gran sonrisa en sus labios, contagiándome—. ¿Todo bien?

—Todo perfecto, maestra. Tuve unos días interesantes. Lamento haber faltado a sus clases, pero como lo prometí, hice toda mi tarea. Espero no decepcionarla.

—Nunca lo has hecho. Gracias por cumplir.

Hago una reverencia con mi cabeza a modo de decir "de nada" y subo hasta mi asiento donde unos inquietos Kevin y Frida me esperan. Mientras voy subiendo, no noto que alguien viene bajando, por lo cual esa persona se estrella conmigo y casi caigo de sentón. Es Hannah. Afortunadamente, esta vez no caigo.

—¡Joder! Perdón, ando distraída con la tarea y no te vi —replica preocupada, señalando su cuaderno rojo. Se rasca la nuca y me da una sonrisa tímida. Le sonrío con una más amplia.

No conozco bien a esta mujer, pero me agrada.

—Es mi culpa también, Hannah. Iba viendo mis zapatos —miento, la verdad no sé ni en qué pensaba. Con tantas cosas que están pasando en mi vida es difícil enfocarme solo en una.

—Creo que debemos ser más cuidadosas. Tú al subir o bajar y yo al mirar que vienes para no estrellarme contigo.

—Creo lo mismo —rio bajito, no quiero que la profesora me reprenda, menos después de que lució tan feliz al verme.

Hannah me observa con sus grandes y bonitos ojos redondos color ámbar. Me da una sonrisa torcida, lo cual hace que sus rasgos femeninos se esfumen y den paso a una Hannah sensual, ardiente.

Guou, si ella fuera un chico sería mega guapo y caliente, el más popular de la escuela entera si debo admitir.

Meneo la cabeza, no debo pensar de esa forma, suficiente tengo con Kevin diciéndome que no me le acerque, y si sabe que pienso así, capaz se me muere de un infarto.

—Bueno, pues iré a entregar mi tarea. Estamos hablando —se despide y baja a brincos por las escaleras. Giro sobre mi hombro para ver cómo camina despreocupada al frente. Vaya, hasta camina como chico.

Dejo de verla y continuo mi camino. Kevin mueve un poco su silla para dejarme pasar. Tomo asiento y me dejo desplomar hacia el frente de mi banco. Todo mi cabello suelto, ondulado y mal peinado, se desparrama por el banco. Frida carcajea.

—Me da la impresión de que no dormiste bien. Deja adivinar, ¿Adrik te mantuvo despierta?

—Toda la noche —resoplo—. Me narró con lujo de detalle lo que pasó en esos premios de televisión y en los conciertos que ha tenido en los últimos días. A eso súmale que ayer trabajé todo el santo día, apenas y dormí tres horas. Me siento como una zombi.

Alguien palmea mi espalda y después la soba. Mis ojos comienzan a pesar. Suelto un bostezo.

—Ah, pero la niña quería irse de viaje —reclama Kevin, burlón. Remueve mi cabello del banco y lo acomoda a un costado. Me observa enternecido y luego sonríe—. Si gustas, hoy cubro tu turno para que duermas, tampoco puedes malpasarte tanto, Ness. Temo verte enferma.

—Ni de loca dejo que pagues por mis problemas. Yo me fui de viaje, yo repongo las horas que no vine. Tú no te preocupes, Kev. Basta con que me hagas reír en el trabajo para estar bien.

La favorita del guitarristaWhere stories live. Discover now