7. Sentirme vivo

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Vanessa

—Tu cumpleaños está demasiado cerca, Ness. ¿Deseas algún regalo en particular?

Me giro sobre la cama para quedar boca abajo y me coloco su almohada favorita bajo mi barbilla. Él está tecleando algo en su móvil, ni siquiera está prestándome atención.

—Me basta con que asistas a mi fiesta de cumpleaños, Jass. Yo te... Te he echado mucho de menos. Casi no nos vemos y las vacaciones están por terminar, y tú sabes que una vez acabadas me regresaré a Los Ángeles y solo vendré a celebrar mi cumple.

No quería decirle esto ya que no pretendo hacerlo sentir mal, pero desde que llegué a México él me ha estado evadiendo. A duras penas logramos vernos y eso me tiene a la deriva.

Se supone que pasaríamos el verano juntos, pero está siendo todo lo contario. Lo peor es que no me dice lo que hace, solo sé que regresa demasiado tarde a su casa o que se queda a dormir con sus amigos, unos que sinceramente ni conozco pero que comienzo a odiar porque lo acaparan mucho.

Me la he pasado más encerrada en casa de mis tíos que a su lado y eso es injusto.

—Sabes que estoy ocupado, Ness. Las cosas ya no son como antes y menos cuando estoy con algo importante.

—¿Más importante que yo?

Lamentablemente el no responde y eso me rompe el corazón.

Con mis ojos ardiendo abandono su cama y su casa para irme con mi familia ya que ni siquiera está prestándome atención. A lo lejos escucho su voz llamarme, pero no me detengo porque justo ahora me siento como un vil estorbo en su vida.

Detengo mi labor de barrer y ahuyento las ganas de llorar porque no entiendo las razones de estarlo recordando con tanta frecuencia cuando tenía años sin hacerlo. Intento volver a seguir con lo que se me fue asignado, pero simplemente no puedo así que dejo la escoba contra la pared y salgo al exterior del local donde anoche fue la fiesta para así tomar aire.

El bonito sol de octubre recae sobre mi cuerpo, pero no logro sentir su calidez, en cambio, siento un crudo frío que me cala hasta los huesos. Mi labio inferior comienza a temblar y sé lo que pasará. Lucho para no llorar, para alejar el recuerdo de Jassiel, pero todo es en vano y me explota en la cara haciéndome sollozar de una forma tan desgarrante que me desconozco.

Empiezo a correr lejos del local porque no deseo preocupar a mis amigos o llamar la atención a mis profesores quienes ayudan a limpiar. Cruzo todo el estacionamiento e incluso la calle hasta posicionarme al otro extremo, cerca de un pequeño parque. Sigo avanzando hasta encontrar un grande árbol y ahí me dejo caer contra la tierra, reposando mi espalda en la madera para así esconder mi rostro entre mis manos y llorar libremente.

No sé qué me pasa, ni por qué Jassiel ha regresado para atormentarme, solo sé que duele demasiado recordar como las cosas fueron desmoronándose justo antes de mi cumpleaños número dieciocho. Éramos tan unidos, tan el uno para el otro, pasábamos cada verano juntos desde que nos conocimos cuando yo tenía quince años, pero entonces la muerte nos separó.

Fui egoísta con él aquella noche, no debí desearle la muerte como lo hice solo porque tenía una vida personal la cual atender. Él hizo un esfuerzo por presentarse a mi cumpleaños, llegó más que sonriente e incluso intentó bromear conmigo, pero yo empeoré todo. Y es que solo deseaba que hubiera pasado el día conmigo celebrando que por fin podríamos estar como tanto deseaba. Solo deseaba sentir su boca contra la mía, su cuerpo contra el mío, pero nada de eso pasó.

Nadie jamás sabrá lo horrible que es querer entregarte a un hombre, pero no poder hacerlo porque es incorrecto debido a las edades, pero más espantoso es que justo cuando tenían todo para dar el siguiente paso, un trágico accidente les robe esa oportunidad.

La favorita del guitarristaWhere stories live. Discover now