Capitulo 2

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Porchay estaba terminando de abotonarse su camisa del uniforme escolar. Aun tenia algunas vendas en los brazos y piernas, pero era por protección, realmente ya podía caminar y hacer sus actividades normales.

-¿Seguro que no quieres comer algo más?- le pregunto la madre de Macau al verlo solo darle sorbos pequeños a un vaso de jugo.

-Estoy bien, gracias- tomó su mochila poniéndose de pie.

-Tranquilo.. te llevaremos- el padre de Macau lo tomó con cuidado de los hombros para que se volviera a sentar.

Se quedo quieto terminando su jugo, estaba triste, apenas había pasado un mes de todo eso, se había recuperado rápido según los médicos. Era hora de volver a la escuela, lo último que hablaron sus padres era algo sobre la universidad, así que era todo a lo que Chay podía aferrarse por ahora, terminar sus estudios, graduarse de la universidad y conseguir un empleo, como ellos querían.

No mentiría, lloraba cada noche por extrañarlos, la familia de Macau era muy paciente con él, eran amables pero no eran sus propios padres y eso era muy difícil de sobrellevar. Le habían ofrecido cambiarlo al colegio donde asistía antes Macau pero se negó, quería mantener ciertas cosas de su rutina igual que antes. Además ese no era su mundo ni su estilo de vida, sentía que tomaba ventaja.

-Llevame- le dijo Macau a su hermano qué bajaba por las escaleras- Te veo más tarde- se despidió de él con una sonrisa antes de salir.

Porchay no conocia al hermano de Macau, casi nunca estaba, solo lo había visto un par de veces por la casa. Se veía serio, autoritario, algo intimidante incluso, según recordaba él era 4 años más grande que Macau, así que si su amigo iba en primer año de universidad a los 19, su hermano debía tener 23 y estar próximo a graduarse.

Soltó un suspiro suave, ya quería que el tiempo pasara asi de rápido.

Cuando el señor termino de desayunar se puso de pie para llevarlo él mismo a la escuela, la señora lo llevaría a partir del día siguiente.

Estar un mes ausente de clases, genera chismes y rumores, así que cuando regreso escucho de todo. Algunos se atrevieron a preguntarle con disimulo y otros no tanto, pero al final el terminaba diciendo la verdad. Hubo un accidente y ahora es un huérfano, ocultarlo no cambiaría el hecho de que sus padres se habían ido para siempre.

Tenia algunos amigos, que mientras no estuvo pues simplemente encontraron otro grupo de amigos. Ni siquiera eso lo molestaba, tenia sentido, todos tienen que seguir con su vida cuando falta alguien.

Si ya era antes un chico tranquilo, que reía y bromeaba pero controladamente, ahora era un retraído total. Solo se mezclaba con sus compañeros para los trabajos necesarios, desayunaba solo, algunas veces la señora le daba comida hecha en casa y otras simplemente se gastaba dinero en comprar.

Sus padres tenían una cuenta de ahorros, todo eso era de él pero al ser menor de edad sus tutores eran quien debían manejarla, siendo estos los padres de Macau ahora, ellos le dieron libre acceso a una tarjeta a donde vaciaron todos los fondos. Así que sin problema solo compraba con eso o buscaba un cajero para retirar efectivo. Macau lo ayudo a saber como funcionaban esas cosas. Era una buena cantidad de dinero en esa cuenta, no lo negaría, sus ojos brillaron al ver tantos ceros, se emociono e imagino mil posibilidades de que hacer.

Pidió que dejaran de ir por él a la escuela, prefería despejarse y caminar un poco antes de volver. Ellos eran muy comprensivos y nunca lo obligaban a hacer nada que no quería, Porchay entendía porque Macau era como era, tuvo una linda crianza en familia, era responsable y muy cauteloso con lo que hacía. Seria un buen adulto algún día.

Sus pies lo llevaron a su antigua casa, como un reflejo de caminar sin rumbo. Con letreros de "Se vende", no era una gran casa pero funcionaba para su familia, estaba en una zona bastante transitada. Lastima que no era de ellos, estaban esperando para conseguir un préstamo y comprar una propia. Ahora ese tiempo de espera no servia de nada.

Todas sus posesiones habían sido guardadas en un cuarto de bodega en casa de los padres de Macau. Fue lo primero que hicieron despues de salir del hospital, quería llevarse todo, estaba lleno de recuerdos pero no podia ser abusivo así que solo tomó cosas que en verdad significaban mucho, álbumes de fotos, algunos accesorios qué eran los favoritos de su madre, la colonia característica qué usaba su padre, cosas como esas. Todo lo demás fue enviado a las familias respectivas de cada uno. Y los muebles vendidos, los padres de Macau se habían preocupado por cada detalle, ese dinero también había sido sumado a lo que le dejaron, por eso abrieron una cuenta nueva donde poner todo.

Porchay volvió a revisar el letrero de la venta, sonrió debilmente. ¿Acaso ese número existía? Era demasiado, de pronto todos los ceros qué vio en el cajero no significaron nada, si eso costaba una propiedad él no podía hacerse muchas ilusiones por ahora.

Se despidió de la qué fue su casa por última vez antes de volver a caminar, tomando finalmente un taxi cuando se canso y llego a casa de Macau, bueno su casa ahora, se sentía extraño.

-No me queria ir así- escucho una voz mientras subía el par de escaleras en la entrada.

-Lo se.. descuida, mañana podrás pasar más tiempo aquí, sabes que eres bienvenido siempre- Porchay levanto la vista al escuchar la puerta abrirse y ver a Macau despidiendo a otro chico.

-Bien, dile a tu mamá que disfrutare estos- le mostró una caja con brownies.

Paso a su lado, dándole una sonrisa amplia y amable, antes de llegar por completo a un auto, subir para encenderlo y retirarse. No lo conocía, nunca lo había visto pero era cercano a la madre de Macau y a él mismo por lo que veía.

-Chay, volviste.. ya empezaba a preocuparme- le dijo Macau cuando continuo su camino hacia la puerta.

-A él, no lo conozco..- susurro esperando no parecer inoportuno.

-Ah.. se llama Pete, él es...- fue interrumpido por la voz de su madre llamándole para poner los platos- Ya voy mamá, ve a cambiarte, esta por servir la cena- Macau tomó su mano con suavidad antes de irse a la cocina.

Subió hasta su habitación con un sentimiento nuevo en la boca del estómago.

-Pete- susurro lanzando su ropa molesto sobre la cama mientras se cambiaba- ¿Y como es que ni su nombre reconozco? Para que se despida tan sonriente y amable..- refunfuñaba.

Bajo a cenar aun con ese sabor extraño en la boca, no conocia ese sentimiento pero volvía cada que prestaba atención a Macau.

-Volvi- dijo el hermano de Macau llegando con un suspiro a la mesa mientras su madre servía su plato.

-Pete se acaba de ir- le dijo Macau, haciendo que ese malestar regresara al estomago de Chay.

-¿Y lo trataste bien? Si no lo hiciste, lo sabre- le hablo muy seriamente su hermano, a decir verdad, Chay estaba algo intrigado por el hermano de Macau.

-Yo siempre lo trato bien, es un buen chico, se merece que lo traten muy bien- respondió- Que le den atenciones, que hagan tiempo para él- termino de decir Macau de forma tensa.

-Ya basta- llego su madre a intervenir- le di brownies para llevar a casa, así que se fue feliz-

Terminaron de cenar, Porchay no quería verse mal agradecido así que comía lo necesario, en porciones pequeñas pero lo suficiente para que la comida no se desperdiciara.

Se retiraron cada quien a sus habitaciones. Esa casa era enorme, si la suya tenia ese costo en sus condiciones, no quería pensar en la cantidad de dígitos qué tenia el valor de la casa de los padres de Macau.

Camina conmigoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon