CAPÍTULO 10.

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Lunes. Sufrir. Sueño. Agotador. Ganas de morir. Odio los lunes. Salgo de la cama que me resulta bastante cómoda y entro en el baño a ducharme. Me desnudo y entro en la ducha. Y me empieza a caer agua muy fría.

-¡Ah! Fríaaaa jodeeerr-digo.

Pongo la temperatura caliente y maldigo al inventor de este programa. Salgo de la ducha a mi habitación envuelta en una toalla y alguien de repente entra en mi habitación.

-¿Te pasa algo?-pregunta un Neymar desconcertado.

-La ducha-le digo.

-Vale-dice y me mira de arriba abajo, esto es vergonzoso ya que el solo va vestido con unos bóxers.

-Ejem, ejem-digo tosiendo falsamente y centra su vista en mi cara-, quiero cambiarme.

-Ohm, sí, lo siento.

Sale de mi habitación y al instante corro a echar el pestillo de la puerta. Abro el armario y me pongo algo cómodo y sencillo y que abrigue ya que estamos en octubre, opto por unos vaqueros negro pitillo, una camiseta de cuello alto y un jersey de lana que me llega hasta la mitad del muslo y mis botas de militar negras. Perfecta. Cómoda y abrigada. Cojo mi cartera de hombro de varios colores de Desigual y un abrigo de color marrón claro.

Salgo de mi habitación y me encuentro con David en la puerta de su habitación bostezando y rascándose un ojo. Un día de estos me como a este niño.

-¿Te acabas de levantar?-le pregunto poniéndome de cuclillas delante de él.

Asiente con la cabeza y yo le sonrío. Bajo por las escaleras al salón pero me detengo en la mitad cuando veo que David ha estado a punto de tropezarse por ir dormido.

-¿Te ayudo?-le pregunto.

-Cí, po favo-dice.

Le tomo de la mano y bajamos juntos hasta la cocina. No había entrado aquí, pero, es grande y moderna, de baldosas blancas al igual que las paredes y con todas las tecnologías actuales, en el centro de la cocina hay una isla con taburetes y mucha comida esparcida por ella, me siento en uno pero no sin antes sentar a David a mi lado.

-¿Qué vas a querer?-le pregunto, cogiendo un plato para echarle las cosas que él me diga.

-Me da igua-dice.

Como le da igual, le pongo una tortita, una tostada, bacon con huevos revueltos y un zumo de naranja junto a un vaso de leche.

-¿Así?-pregunto.

Asiente con la cabeza sonriendo y me sirvo lo mismo que él solo que el doble de raciones. Por las mañanas como mucho, pero me da igual, hago gimnasio ya que no creo que tengan piscina cubierta.

-David-digo.

-Dime-dice con la boca llena.

-¿Tenéis piscina cubierta?-pregunto.

Asiente con la cabeza y me alegro por dentro, pues genial, puedo nadar en invierno.

Cuando termino de desayunar, me levanto y me dirijo a la puerta, genial (nótese la ironía), ¿cómo iría yo a la universidad? Autobuses aquí no pasan ya que la gente rica no coge un autobús y no tengo ningún coche, a no ser...

Corro escaleras arriba para perder poco tiempo ya que entro en media hora y para empezar tengo que descubrir cómo llegar y doy por seguro que me perderé. Al llegar a la habitación de Neymar, me paro en seco, la puerta está entornada, pero me deja ver su reflejo en el espejo, está en bóxers y le está cayendo agua por el pelo, se acaba de duchar, me quedo mirando cómo se pone los pantalones del chándal y luego miro su abdomen. Diosito ayúdame, esos tatuajes... Y ese abdomen bien trabajado.

Un amor en fuera de juego. (Neymar Jr) (corrigiendo)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon