Capitulo 1

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Estaba sentada en un tronco, con las piernas colgando. Simulaban verse más gruesas de lo que son. Tenía la mirada en el suelo marrón. Hacía un fuerte sol, el árbol me protegía de los rayos potentes. Julie y Anna estaban frente a mí, platicando sobre cosas que no entendía muy bien. Solo comentaba algunas veces, para no parecer muy alejada. La tarde era demasiado alegre. Era el ambiente perfecto para jugar y liberar la mente, pero no lo hicimos.

Ni siquiera fuimos a almorzar al restaurante. Yo llevaba un trozo de pastel de espinaca. Mi dieta solo exigía verduras, lácteos y algunas carnes.

Ahora tengo un apetito diminuto comparado hace ocho meses. Fue el primer verdadero compromiso conmigo misma y para no desperdiciar el dinero de mi madre. Tal vez fue más fácil para mí porque estaba alejada de la tentación, del mundo. Hasta ahora era el primer viernes de la jornada escolar.

Podía admitir que pasar un largo tiempo comiendo parecido a un conejo no era tan malo. Valía la pena, y la ansiedad iba disminuyendo cada vez más. Para una chica como yo no era tan difícil acomodarse a un nuevo estilo de vida. Las noches de navidad eran las más difíciles. Me ofrecían comida y luego se arrepentían de haberlo hecho. Un tiempo atrás, no rechazaba ni un bocado que me ofrecieran.

Por otro lado estaba acostumbrada a permanecer en silencio, como si estuviera muerta. Tan solo me colocaba los audífonos a todo volumen y ponía mis ojos en blanco. En eso consistían mis días de descanso, la mayoría del tiempo.

Saqué el pedazo de torta y empecé a comer. Anna y Julie llevaban su propia comida. Un sándwich de mermelada de moras y una tortilla con queso cheddar.

Julie nos empezó a contar una historia sobre un viaje de su hermano. No le puse atención del todo. No me había dado cuenta del color del cielo, era un color azul degradado e indescriptible.

No lo veía todos los días, me recordaba el mar. La brisa salada, el calor vaporoso, los colores limpios de la arena y los tonos preciosos del agua. Aun así todo parecía tan lejos de donde yo estaba. Permanecer ahí era lo que más quería en ese momento. Pero, podía contemplar el cielo con el tiempo que me quedaba.

-¿Dael?- Me llamó Julie, al parecer yo estaba demasiado distraída. -¿Si?- parpadeé un par de veces y bajé de las nubes. Me sentí un poco estúpida al quedarme viendo el firmamento.

-¿No es él, el chico que te gusta?- Me señaló a un punto lejos dentro de la cancha. Mi corazón empezó a latir con fuerza y me empezaron a sudar las manos. Dos muchachos se estaban acercando, uno de ellos me llamaba la atención aunque nunca antes hubiese hablado con él.

-No me gusta- Respondí con inseguridad -Ni siquiera lo conozco-

-Pues lo harás- Objetó Julie con un tono orgulloso En serio lo haré? Pensé. -¿Hablaras con él?- Preguntó Anna un poco perdida.

-Ehm- Balbuceé con voz temblorosa, parecía que ambas estuvieran tomando decisiones por mí. Me di cuenta de que estaba congelada, que había un escalofrío pasando por cada poro de mi piel.

-Estas roja- Me dijo Julie espichándome las mejillas-¡Se están acercando!- Advirtió Anna, estaban a casi dos pasos de distancia aunque no iban a nuestra dirección.

-¡Hola!- Saludo Julie con la mano, Baje la mirada y puse mis ojos en blanco por un instante o más bien mientras se acomodaban. Anna también saludó.

-¿Quieren sentarse aquí?- Preguntó Julie mientras ellos se estaban acomodando. El chico se sentó al lado de Julie, a una distancia respetable. La imagen que había imaginado de él era la misma que tenía grabada en mi cerebro.

Piel rosada y ligera con tonos naranjas hacia las mejillas con pequeñas pecas casi invisibles. Su nariz tenía un aspecto grueso, aunque no lo era de cerca. Tenía un ceño ligeramente fruncido. Ojos color avellana con un toque castaño, labios tensionados. Manos grandes y dedos un poco gruesos, pelo con mechones alborotados y pequeños de color marrón.

El tiempo necesario para crecer.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt