VORÁGINE Y COMPULSIVO │EN PROCESO

27 | Clandestino.

El ambiente se puso muy pesado cuando llegaron todos los demás, incluyendo a Heidy, Nicolás y por supuesto, Lili. Todos los anteriormente nombrados parecían sentir la misma tensión en el aire y se profundizó mucho más cuando Lili no se alejó de Marcos en toda la noche. Aunque Marcos notaba que esta chica parecía querer ser su amiga, también podía notar las expresiones de los demás. Era como si todos supieran algo que él ignoraba.

De vez en cuando, mientras que nadie se diera cuenta, Helen y él entrelazaban sus dedos, se rozaban la mano o se sonreían furtivamente. Lili no había notado ninguno de estos comportamientos, por supuesto, pero Helen no se fiaba, parecía más astuta de lo que creía. Claro que se había tomado en serio el consejo que ella le había dado, de hablarle y tratar de hacerse amigos. Pero no se sacaba de la cabeza ese "o algo más" que le había dicho. Se sintió amenazada.

En la sala, Helen logró conseguir el asiento junto al de Marcos. Lili hizo un mohín con evidentemente desagrado, pero quedó en un ángulo en el que podía mirarle si se giraba un poco. Una vez iniciada la película, aprovechando la oscuridad, se tomaron de la mano sin problemas. Marcos pasaba con cariño los nudillos o las yemas de sus dedos sobre su pierna, enviando escalofríos a todo su cuerpo. Si le preguntaban a Helen de qué iba la película, no iba a saber qué decir.

Lili cada que podía, le lanzaba miradas a Marcos. Parecía tan insistente, que Helen empezó a molestarse. Sin embargo, él lo ignoraba por completo. No tenía que mirarla directamente para notar cuando ella se giraba. Hubo un corto momento en el que él y Lili cruzaron miradas y ella le sonrió, a Helen se le contrajo el corazón cuando Marcos le sonrió de regreso. Su amiga le hizo una seña y pareció que él la entendió porque asintió con la cabeza y ensanchó aún más su sonrisa.

Durante los siguientes dos minutos, hablaron con mímicas y se rieron en silencio para no molestar a los demás, entonces Helen contabilizó cinco minutos y pasado ese tiempo, dijo que iría al baño y salió de la sala.

Entró con rapidez al baño y cerró la puerta detrás de sí misma, soltando el aire que había absorbido y que había estado reteniendo. Ojalá sus padres alguna vez le hubiesen enseñado cómo manejar la ira, la molestia o los celos. La mirada de Lili, perturbaba su paz. Ella no sabía nada, no conocía la historia entre los dos y Helen se castigaba más, pensando que era su culpa, porque era debido a ella que no podían demostrar que se conocían. Esa sala de cine parecía que le robaba el oxígeno, verla mirándolo con ese brillo en los ojos. A lo mejor así es como se veía ella cuando lo miraba, tal vez por eso sus padres siempre sospechaban.

Abrió la puerta para salir, después de haberse recuperado y dos brazos la empujaron con suavidad nuevamente dentro del cubículo del baño. El olor del perfume de Marcos la golpeó con fuerza, batió sus pestañas confundida y levantó la mirada para verlo, sonriendo divertido. Abrió la boca para protestar y Marcos le cubrió los labios con los suyos. Le robó el aliento. Helen se mareó y apretó los ojos. Él la tomó por la cintura y la giró para ponerla contra la puerta cerrada. Las manos de Helen subieron a sus hombros y lo acarició con demanda. Marcos sintió que ella se entregaba y no puedo frenarse más. Apretó su cintura y la pegó contra su cuerpo. El beso estaba siendo intenso, apasionado. Jamás él había sentido que ella se soltara de esa manera y lo disfrutó.

Su mano derecha recorrió su cadera y luego subió por debajo de su vestido y acarició su pierna desnuda. Su pulso estaba acelerado, sus pulmones ardían por aire y sentía que todo a su alrededor daba vueltas, pero no se detuvo a corroborarlo. Marcos se presionó aún más contra ella, desconociendo los impulsos más salvajes de su naturaleza y ella pareció corresponderle torpemente.

—Mark... — susurró sin aliento contra su oreja, su nombre fue el comando a su siguiente movimiento: levantar su pierna. El vestido se deslizó, liberando aún más piel.