22 | Moral.

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— Me siento mal dejándola sola. —musitó Helen, tratando de ocultar su rostro de su prima, quien estaba sola unas mesas más allá. Helen estaba con Marcos, por consiguiente, con Jhon y Violeta. — ¿Crees que debería ir con ella?

—Quédate aquí conmigo. — Rogó Marcos, permitiendo que lo embriagara el olor del perfume que Helen se había aplicado en la mañana. Helen le devolvió la mirada y luego se desvió, notando como Violeta era besada por un chico alto, del salón de Nicolás. El beso había sido demasiado salvaje, Helen bajó la cabeza.

Jhon arrugó la nariz cuando vio cómo el "novio" de Violeta, no contento con meterle la lengua hasta la garganta, había aprovechado para manosear su cuerpo en un instante. Nicolás del otro lado del comedor cerró los ojos con un gesto avergonzado. La chica de cabello púrpura se deslizó en el asiento y tomó su blusa para limpiar las comisuras de su boca.

— Ese hijo de perra está buscando que lo acomode de una golpiza. — espetó Jhon indignado, viéndolo con desdén mientras cruzaba el salón.

—Cálmate. — pidió Violeta, sin poder disimular su cara de insatisfacción, era obvio que ni el beso, ni el chico había sido de su agrado, Helen rebuscó en su mente la razón del por qué si no le agradaba, se dejaba besar por él.

— Si ese cabrón pudiera cogerte sobre esta mes...

— ¡Jhon! — Advirtió Marcos, haciendo señales hacia Helen que lucía cómicamente más pequeña e inocente. Su amigo pareció recapacitar un instante y respiró hondo, llamando calma. —Recuérdame por qué estás con ese imbécil.

Violeta le miró con cara de pocos amigos, luego tocó con la punta de la lengua su paladar. Helen sonrió al ver la combinación de personalidades que había entre ellos y la razón curiosa, sea cual sea, que los unía. Barrió con la mirada el lugar y encontró a Andrey mirándola. El joven alzó la mano y la sacudió, saludándola. Helen apenas le dedicó una sonrisa pequeña, antes de notar que una persona más, había llegado a la mesa.

La chica de profundos ojos negros, desplegó sus cuadernos sobre la mesa y suspiró hondo. Violeta la vio ligeramente y rodó los ojos al reconocerla. Jhon subió su pie a uno de los pequeños barandales de la silla donde se había sentado y giró su cuerpo, indicando que toda su atención estaba en ella. Helen instintivamente volvió para ver a su prima, quien claramente se dio cuenta que era la novia de Jhon.

— Hola Mark. — Saludó alegremente. Marcos sonrió con cortesía y bajó la mirada para apretar la mano de la chica Hedrickson. La recién llegada, agregó: — Hola Violeta, me encanta tu jean.

Violeta hizo la peor imitación de una sonrisa sincera y jugó con el piercing en su lengua. Jhon se limitó en observar, parecía apenado. La chica tenía el cabello muy liso, caía como lluvia sobre su espalda, le podría llegar a la cintura perfectamente. Jhon le habló en un murmullo, ninguno de los demás pudo oír.

— Respondiendo a tu pregunta, Marcos — empezó Violeta — creo que hablaré con él hoy, ya me tiene harta. Empezaré a buscar otros... caminos.

Sus ojos se deslizaron sobre una chica de penúltimo grado que tomaba asiento en una mesa cercana. Helen conectó ideas rápidamente y se removió incómoda en su asiento. La novia de Jhon rió estruendosamente, atrayendo la atención de algunos, incluída Heidy.

— ¿A qué te refieres? — Marcos era un poco más distraído que sus amigos, por lo que no notó la mirada de Violeta. Heidy enterró su cabeza en su cuello, buscando esconderse de la verdad, probablemente.

—Mark, por favor... — de pronto comentó Jhon, con cara de quien no quiere la cosa y una sonrisa colgando de sus labios. Heidy sintió una punzada en el estómago, puesto que sus manos con las de la chica, estaban entrelazadas. — Es obvio.

— Realmente no entiendo — resopló frustrado y se apartó instintivamente de la chica Hedrickson, con la piel erizada por su aliento cálido. —Helen, me estás poniendo nervioso.

Violeta sonrió de ver a su amigo sonrojado y le dedicó una mirada cómplice a Jhon, quien frunció los labios. Helen sólo se presionó más contra Marcos.

— Le gustan las mujeres, nada nuevo. — Anunció la novia de Jhon con despreocupación, sin siquiera volverse a mirar a la chica de cabello morado.

Helen tuvo un choque moral: por una parte quiso ser empática y aunque se repetía en su cabeza que su deber como cristiana era respetar y querer a todos los seres humanos por igual, jamás lo había llevado a la práctica con una persona que tuviese una orientación sexual diferente.

Se le pasó por la cabeza todo lo que le diría su padre y su madre. Sus padres serían los comprensivos que dirían que esas personas "eran ovejas perdidas", que necesitaban volver sus ojos a la iglesia y buscar perdón y redención.

Sacudió su cabeza, buscando apartar todo lo que ella sabía que estaba bien y lo que estaba mal, temió de desviarse de su creencias, de faltarle al respeto a Dios y de ser una mala cristiana al mismo tiempo. Batalló con dar con la dirección correcta ¿Era que compartir el tiempo con personas no creyentes, estaba desviando su propósito? ¿Acaso ser amiga de Violeta, la hacía partidaria del pecado? Ella sabía que no era su problema, cada quien era como era. Violeta era una buena persona y sus gustos no la hacían diferente.

Sin embargo pensó en lo mucho que estaba saliéndose del camino que sus padres habían trazado para ella, se le juntaron todas las mentiras que había dicho por Marcos, su descarada necesidad por afecto físico, su gusto desmedido y carnal por él, la grosería que había dicho, el comportamiento inadecuado. Se sintió mal consigo misma.

Por experiencia propia, sabía que era más recomendable sencillamente callar, ordenar los pensamientos y luego de pensar lo que diría, hablarlo. Pero de pronto el contacto con la piel de Marcos, le quemaba. Sintió ganas de llorar. Tenía demasiados pensamientos chocando en su cabeza.

— Ah, eso. — Marcos se recostó contra el espaldar de la silla y se balanceó. —Pensé que te referías a algo más..

—¿Era tan obvio? — preguntó Violeta, empujando la comida con el tenedor, sonriendo.

—Lo siento, tengo que irme. — Helen Hedrickson se puso de pie violentamente, haciendo que la silla resonara, la mesa se sacudió. — Los veo en clase.

Marcos apenas si tuvo tiempo de sentir como su aroma desaparecía con ella, no alcanzó ni a reaccionar. Violeta se quedó mirándola con desprecio, para después dirigirse a Jhon:

—Parece que la puritana sintió que ardía en las llamas del infierno.

Jhon sintió pena por Helen, parecía incómoda. No la podía culpar por sus creencias o la forma en la que había sido criada. No lo dijo, porque si tenía que tomar partido, claramente estaría a favor de Violeta, pero sintió que su amiga se molestó al instante. Marcos arrugó el entrecejo y pensó ir tras ella, pero su amiga agregó:

—No estarás pensando en ir a decirle que por favor, limpie el pecado de mi alma.

—¿Por qué andan últimamente con la Monja? — preguntó la chica de cabello negro azabache, con voz abraciba, alzando una ceja —Ella debe de ser igual de corriente que la prima.

— No digas eso. — Aseveró Jhon, cruzando miradas con Marcos que no dudó en agudizar sus ojos hacia ella.

— ¿Viste como miró a Violeta? Parecía que iba a hacerle un exorcismo aquí mismo.

—Cierra la boca, te lo pido. — Pidió Marcos. La chica sonrió confundida, ignoraba la relación de éste con Helen. —Controla a tu novia ¿Si?

—¿Estás en la misma apuesta que Andrey? —Marcos bufó y se puso de pie —¿Ya subieron lo apostado? ¿No habías ganado tú esa apuesta?

Al dirigirse hacia Jhon, este se puso de pie y la tomó del brazo para llevársela. Violeta parecía ida, pensaba en lo sucedido con Helen. Era así exactamente como la verían sus padres, su hermano. Podía tener el apoyo de la mitad de las personas que le importaban, pero la otra mitad probablemente reaccionaría como Helen o peor, mucho peor.

Miró sobre su hombro y encontró a Nicolás hablando con Heidy. Su hermano tenía que ser el próximo en saberlo y de su reacción dependía si se lo decía a sus padres o si lo callaba.

VORÁGINE Y COMPULSIVO │EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora