11 | Amigos con derechos.

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Jhon recibió el balón y después de practicar una jugada, se lo devolvió a Marcos.

Estaban a punto de empezar un entrenamiento en la cancha del colegio, el clima ese día era más soportable. Aunque no había sol quemante, había un calor sofocante, pero en esa región se acostumbraban con rapidez a los cambios climáticos o condiciones difíciles del clima.

—No entiendo por qué estás haciendo eso. — comentó Marcos, tratando de hacer trucos con el balón — Ni siquiera te gusta.

—Me gusta gustarle. — admitió su amigo sonriendo con malicia. Pasó su mano por su cabello y vió hacia las gradas, encontrando que Heidy y Helen le miraban. Claramente estaban hablando de él. Se preguntó si Heidy se lo había dicho a su prima, pero rápidamente se respondió a sí mismo que sí. —Te hace sentir importante, te aumenta el ego.

— ¿Tu ego se puede hacer más grande? Imposible — Bromeó Mark, sintiéndose culpable por lo que hacía su amigo. No podía evitarlo y le parecía poco creíble que la prima de la chica que le gustaba, no se diera cuenta que Jhon era... un idiota con las mujeres, básicamente. — ¿Por eso sales con ella? ¿Por sentirte más importante?

—Salgo con ella porque me lo pidió y porque, tal vez no me guste, pero no significa que no sea bonita. — Jhon tenía cero empatía por los sentimientos de quienes no fueran Violeta o su hermano mayor, quien estaba en el ejército, por lo que no le incomoda de ninguna manera estar alimentando la ilusión de Heidy, con tal de "divertirse" un poco.

— ¿Qué opina Violeta? — indagó Marcos, haciendo estiramientos.

— Cree que soy un idiota.

— Tiene razón.

— ¡Por favor! No creo que Heidy sea tan tonta como para no notar que no es algo serio. — Se defendió Jhon, airándose por las acusaciones de sus amigos.

— ¿Por qué en lugar de creer que ella ya lo sabe, no se lo dices? — Marcos estaba dispuesto a profundizar más en el tema, entre más lo pensaba, menos le gustaba la situación. No podía involucrarse tanto como ir y hablar con Heidy o insinuarle a Helen que lo hiciera, eso cruzaba sus límites, pero aportaba en lo que podía, enfrentando a su amigo.

— ¿Por qué seguimos hablando de esto? — Jhon ya estaba visiblemente fastidiado. Marcos decidió detenerse y volvió para ver a la causante de su distracción constante.

Después del beso, Marcos se desencajó por completo. No estaba al cien por ciento en ningún lugar. Un pedazo de mente siempre estaba divagando entre el recuerdo y la imaginación. El recuerdo de esa noche y la imaginación de una próxima ocasión. Helen había seguido siendo tan agraciada y cantarina como siempre y él sentía tener un pedazo de ella en sí mismo. Días después, ella le confesó que ese había sido primer beso y él se sintió tan halagado como asustado.

Era un privilegio haber sido el primer beso de Helen, pero temía que cualquier cosa que hiciera, se quedara grabado en su cabeza como el recuerdo perpetuo de haber sido su primer beso, su primer contacto, su primer gusto. Fue mucho peor cuando entendió que ya se había adentrado en ese mundo superior, ya no había vuelta atrás. Estaba en el sendero y tenía que caminar recto, para ser bien recordado. De ahí se podían derivar mil historias, traumas, experiencias, recuerdos y demás.

Helen le vio y apretó los labios con una sonrisa discreta.

— ¿Crees que Marcos lo sepa? — preguntó Heidy, bebiendo del jugo de caja. — No sé si los hombres hablan de ese tipo de cosas, no me imagino a Jhon contándole a Marcos que tiene una novia.

— ¿Crees que eres su novia? — cuestionó su prima, su tono de voz destilaba incredulidad y un poco de burla, pero Heidy no lo notó.

— Cuando empiezas a salir con alguien, te haces automáticamente su novia ¿No?

— ¿Ah sí? — la seguridad de Helen se esfumó con la pregunta, se cuestionó a sí misma si acaso no tenían que hacerse la famosa pregunta de "¿Quieres ser mi novia?" antes. Eso quería decir que, ¿Si ella se había besado con Marcos, ahora eran novios? Pensar eso la asustó y se apresuró en decir — ¡No, claro que no! Él te tiene que preguntar si quieres ser su novia, para que sean novios.

Si Violeta hubiera estado presente, se habría burlado de ellas. Las dos eran irritablemente inocentes y sus mentalidades parecía que se habían quedado atrapadas en el siglo pasado. Heidy torció la boca y miró a John. Sólo habían salido una vez y jamás le había faltado al respeto, ni siquiera le había tomado de la mano, ella se había sentido segura.

— ¿Y entonces qué somos? — investigó Heidy, indecisa y arrugando su entrecejo de repente sorprendida por la duda.

— N- no lo sé, creo que... amigos con derechos. —Helen tartamudeó porque sus nervios incrementaron al entender que estaba definiendo su propia relación con Marcos, pero no estaba cien por ciento segura. No le había contado a nadie que se había besado con él y no planeaba hacerlo. No era que no confiara en sus amigos, pero era algo demasiado sagrado para ella. Y en su cerebro, ella creía que si no le decía a nadie, no era algo malo.

— ¿Amigos con derechos? — A Heidy no le gustó como se escuchó esa expresión. Rebuscó en su cabeza la razón por la que le desagradaba, pero sólo acertó en preguntar: — ¿Es como ser novios, pero siendo amigos?

—Eso creo.

— No quiero hacer cosas de novia, pero ser su amiga. Quiero ser su novia y ya. — Espetó, resolviendo en preguntarle a Jhon, aunque no sabía bien cómo, sabía que si se dejaba llevar podía ser realmente intensa y poco agradable. se propuso idear un plan. — Sé que Dios entenderá.

Helen respiró hondo y meneó la cabeza ante la idea de molestar a su Dios.

VORÁGINE Y COMPULSIVO │EN PROCESOWhere stories live. Discover now