06 | Facebook.

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El beat de la canción que se escuchaba a través de sus audífonos, parecía llegar hasta el alma.

Marcos estaba en el bus que pasaba por su casa, apenas iba de regreso. No le gustaba mucho ir a casa de su tío, pero su papá quería que lo tuviera en cuenta cuando saliera del colegio. Bastaba con decir que su tío era el decano de una universidad a la que Marcos aspiraba ingresar, pero la idea de ser demasiado amable con alguien con el fin de sacar provecho, no le parecía muy atractiva.

A pesar de que había hecho mucho calor en el día, pasadas las seis de la tarde, el viento soplaba frío y por recomendación de su madre, quien parecía saber cómo estaría el clima antes que la App del pronóstico, llevó una chaqueta.

Vio la hora y calculó que el bus tardaría unos diez minutos en llegar a casa. Le llegó una notificación a su teléfono y revisó. Era una sugerencia de amistad en Facebook, de Heidy Hedrickson. Por curiosidad entró a su perfil y encontró muchas fotos con otros chicos y chicas, quienes vestían una camiseta azul oscuro y blanco, al fondo se podían ver claramente las instalaciones de una iglesia.

Buscó entre las fotos una donde estuviera Helen, hasta que la encontró.

Estaba abrazada de cada lado con chicos del grupo de la iglesia. Sonreía tanto que sus ojos se hacían pequeños, se veía muy feliz. Buscó entre las reacciones hasta que encontró el perfil de Helen. Se sintió como un acosador, pero hasta ese momento no había caído en cuenta de buscarla en redes sociales.

El perfil de Facebook de Helen era extremadamente aburrido, salvo por las fotos donde podía verla. Varias de sus fotos eran entre flores, como si estuviera en un campo o algo. Sus fotos superaban las treinta reacciones y todas eran corazones. No sabía quienes reaccionaban a sus fotos y tampoco podía ver, porque no eran amigos y su lista era privada.

Se bajó del bus y caminó unos cuantos pasos para empujar la reja de su patio delantero. Su perrita llamada Galleta salió a recibirlo entusiasmada. Marcos se agachó a revolver el pelo de su mascota y entró a la sala. Su mamá estaba sentada viendo televisión junto a su padre, ambos lo vieron de perfil y siguieron viendo.

—Hola a todos. — Saludó Marcos y siguió derecho. El volumen era alto, pero habló lo suficientemente fuerte para que le escucharan. Sus padres le respondieron al unísono.

Galleta llegó nuevamente donde él, pero traía su juguete. Marcos se lo quitó y lo lanzó al otro lado del corredor, para que ella fuera por él.

— Hay un sándwich para ti en el microondas. —Le notificó su madre, casi gritando. —Y jugo de fresa en la nevera.

—Déjame escuchar— Musitó en voz baja su papá, Marcos sonrió. Sin embargo su papá se acomodó para hablarle— ¿Qué te dijo mi hermano? ¿Le comentaste tus intenciones de entrar allá?

—En realidad no dejó de hablarme de mi primo y de cómo está triunfando en Alemania, por lo que, decidí callarme. Sentí que no fue el momento. —Marcos cerró la puerta del horno y se sentó en la encimera de la cocina a comer.

—Se suponía que ibas a eso— Dijo su padre un tanto malhumorado. — ¿Qué te puso a hacer?

— Su jardinero no fue hoy así que, corté su césped. — indicó con voz anodina. —No me entusiasma la idea de ser muy adulador con alguien por interés.

Su mamá se puso de pie y caminó hasta la cocina, abrió el refrigerador y sacó un frasco con un líquido verde y bebió un poco.

—A mí tampoco me fascina. —admitió su progenitora.

—Puedo ingresar sin necesidad de ayuda de terceros, papá ¿Por qué tengo que ir? — Demandó saber Marcos, lavando el vaso que recientemente había usado.

Su papá se puso de pie y le puso una mano en el hombro. Marcos conocía aquello como lo justo antes de recibir el consejo de su vida, su mamá rió silenciosamente detrás de su padre y caminó hasta el sofá.

—Yo sé que puedes conseguirlo por tus propios medios, sólo quiero que sea un poco más fácil. —Explicó a su hijo, viendo la molestia en su mirada continuó —Pero si ya no quieres regresar, lo entenderé.

—Sabemos que lo harás muy bien sin ayuda. — Declaró su madre con voz tierna.

—Así es, eres nuestro orgullo. —Acotó su padre.

Marcos sonrió avergonzado, abrazó a su padre y se fue escaleras arriba a su cuarto. La ventana había quedado abierta y la rama del árbol que siempre golpeaba con suavidad en el vidrio estaba haciendo lo suyo. El aire era muy frío. Marcos fue a cerrar la ventana y se quitó la chaqueta.

Tenía un partido de fútbol temprano a la mañana siguiente, por lo que prefería no dormir tarde. Fue a ducharse y su teléfono sonó. Era Jhon, preguntándole por texto si iba a asistir al partido. Respondió rápidamente y le echó un último vistazo a su Facebook. Se había quedado en el perfil de Helen, sin pensarlo dos veces, le envió la solicitud.

Para Marcos, Helen era todo lo que estaba bien en el mundo.

VORÁGINE Y COMPULSIVO │EN PROCESOWhere stories live. Discover now